¿Quieres que te mate? Lo haré, pero a Zero, no a ti Roxanne

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Capítulo 33 ¿Quieres que te mate? No me hagas reír, lo haré, sí...mataré al Zero, pero jamás a ti...Roxanne.

Grimmjow definitivamente estaba molesto y quería eliminarla, quería desaparecer completamente a Zero, como si fuera una hoja de papel. Stark y Ulquiorra no opusieron mayor resistencia ante esa solicitud. Después de todo, aquella a la que conocían como Roxanne no existía en Zero. Por otro lado, Kisuke observaba la situación y trataba de entender cuál era la idea de Roxanne. Sin duda, para él, lo que estaba sucediendo no era algo que Roxanne no hubiese previsto antes, entonces ¿Qué era lo que quería lograr dejando que todos sus compañeros se fueran en contra de ella?

—Tiene que haber una explicación lógica para esto—pensaba Urahara.

—Estás muerta, Zero—dijo el de ojos azules, que atacó, haciéndole un gran daño a la de ojos morados, que ni siquiera intentó defenderse del ataque, como ya lo había hecho anteriormente con los ataques de Stark y Ulquiorra.

—Aquí está pasando algo raro—comentó Kurosaki, haciendo que todos le pusieran atención.

— ¿De qué hablas Kurosaki-kun? —preguntó la de cabellos anaranjados.

—La fuerza de Roxanne, digo de Zero es increíble, es extraño que no haya esquivado los ataques de Grimmjow, ni de Stark, y Ulquiorra, es como si quisiese que la golpearan—explicó el hijo de Isshin.

—Eso es. Kurosaki-kun tiene razón. Maldición, Roxanne lo planeaste todo detrás de mi espalda y en mis propias narices—pensó irritado el de sombrero.

—Ahora que lo pienso, el humano tiene razón—acotó Stark, haciendo que Ulquiorra se arrepintiera de haber atacado a su señora, al igual que el pelicastaño.

— ¡Maldición! —exclamó Ulquiorra, haciendo que Sora le diera una cachetada.

— ¿Qué diablos es lo que te pasa? Se convirtió en un monstruo, es obvio que tuviesen que atacarla. Estoy cansada de que siempre este ella antes que yo—reclamó molesta la de cabellos plateados.

—Tú no entiendes Sora. Si vinimos aquí fue justamente porque Roxanne nos quiere hacer libres, y así Ulquiorra pueda ser feliz junto contigo—explicó inmediatamente Stark.

—No me habías dicho esto Stark. Ahora entiendo por qué la idea tan rara de venir al mundo humano a entrenar sin siquiera enfrentarse a los shinigamis—acotó el de cabellos negros.

—Juramos protegerla y, sin embargo.

—Ella va a morir por nuestras propias manos—acotó Ulquiorra, haciendo que Sora quedase pasmada ante lo que sucedía.

—Pero no se queden acá, detengan a Grimmjow—dijo la amante del cuarto espada.

—No podemos hacerlo, ella dispuso que así fuese—contestó calmadamente el de ojos azules.

—Pero ¿no se supone que es nuestra amiga, Ulquiorra? —preguntó la chica, sin entender por qué el chico de ojos verdes no hacía nada.

—Es nuestra amiga, pero mira en las condiciones que esta. Después de todo ella lo planeó así. Si la detenemos seria egoísta de nuestra parte—acotó fríamente el de cabellos negros, que quería ir a socorrer a su amiga, pero sabía que no podía hacerlo.

—Pero.

—No tienes de que preocuparte Sora-chan, solo tenemos que confiar en Grimmjow, aunque sé que eso suena muy descabellado de mi parte—aclaró el primer espada, mirando hacia el cielo, en donde Grimmjow y Roxanne tenían su batalla.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora