La llegada e ida de los shinigami

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Capítulo 34 La llegada e ida de los shinigami.


El joven de cabellos azules estaba cayendo cada vez más rápido hacia el suelo, pero fue tomado por los brazos de Roxanne que se aproximó inmediatamente para ver si estaba bien. Para desgracia de ella, Grimmjow estaba prácticamente en sus últimos minutos.

— ¡Grimmjow! —exclamó la chica poniendo una cara de horror ante la posible muerte de su amado.

—Me has traicionado mi hermosa Zero. Ahora no eres más que una simple dama, a la cual debo eliminar. ¡¡Por culpa tuya todo mi plan se fue al tacho!!—aseguró gritando y atacando a la de cabellos largos que fue defendida por Urahara.

—Sabía desde un principio que jamás serías capaz de traicionarnos, Roxanne—comentó Kisuke tomando su espada para ir a la pelea contra Aizen.

—Al parecer no he logrado proteger a las personas que realmente quiero—contestó al borde de las lágrimas.

—No te preocupes, todo estará bien, después de todo, yo ya pedí ayuda—aseguró el de cabellos rubios, señalando al cielo de donde aparecieron dos capitanes de la Sociedad de Almas.

—Han llegado—susurró la de ojos azules, al ver como dos de los capitanes estaban en el mundo mortal, incluyendo a Hitsugaya, quien no miró con cara de buenos amigos a Ulquiorra.

—Capitán, no puedo creer que estés aquí—comentó sorprendida al verlo algo molesto, junto con Matsumoto que parecía entender cuál era la causa del enojo de su capitán

—Sora ¿Qué significa esto? —cuestionó el de cabellos blancos, mirando indignado al de ojos verdes.

—Yo puedo explicártelo, taichou—aseguró la shinigami con algo de temor.

—Roxanne-sensei—dijo sorprendido el pequeño de ojos azules al ver a su maestra junto a un moribundo Grimmjow.

—Shirou-chan—contestó impactada al ver de capitán a su alumno. Ella sabía muy bien que lo era, pero tenía miedo de que al ver a Hitsugaya, tendría que ver a aquel que era su capitán.

—Él está próximo a llegar—comentó el amigo de Momo, dando a entender que pronto la de ojos morados tendría que enfrentarse a su propio capitán.

—Roxanne ¿Qué vamos a hacer? —cuestionó preocupado Stark, al ver que todo se ponía cada vez peor.

—Necesito hablar con Grimmjow—contestó la chica de cabellos largos, haciendo que Stark usara una técnica en la que ambos espadas se fueron hacia otra dimensión, mientras seguía la batalla con Aizen.

—Grimmjow, por favor despierta—pidió llorando la amiga de Kisuke.

— ¿Estas bien? —preguntó abriendo un poco los ojos, mientras acariciaba la mejilla de la mujer.

— ¡Por qué demonios te pusiste en medio del ataque de Aizen! ¿Qué diablos tienes en la cabeza? —interrogó molesta Roxanne.

—No podría dejar que nada malo te pasara. Fue demasiado tarde para preocuparme por tus sentimientos, pero aun así quería hacer algo por ti antes de morir—explicó el de ojos azules, que se le hacía cada vez más difícil respirar.

—No seas idiota, seguro el rey pantera se va a dejar morir por algo tan absurdo como estas heridas—decía la chica, tratando de animar a la sexta espada, que parecía estar en sus últimos momentos.

—Es el final Rox, yo quería decirte que te amo, porque sé muy bien que dentro de poco no podré decírtelo nunca más—aseguró cerrando lentamente sus ojos.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora