— ¿¡QUEEE!? –Grito Lilly.
— Si, pero ya sabes... Después se arrepintió.
— Le gustas.
— Estás loca, déjame dormir.
Eran las 7:00 am. Lilly se levantó temprano para ir a trabajar, así que aproveche la oportunidad de contarle lo que Harry estuvo a punto de hacer conmigo anoche.
— Emma, es enserio, le gustas.
— ¡Joder Lilly no es cierto solo fue un desliz!
Me tape con las cobijas hasta la cabeza, y lo último que le escuche decir a mi mejor amiga antes de que saliera de mi apartamento, fue:
— Miéntete a ti misma, pero yo estoy fuera de ustedes dos. Puedo ver que le gustas, que se gustan. Nos vemos mañana.
Tal vez Lilly tenía razón, pero no me quería dar alas a algo imposible, no quería aferrarme a él, todo esto era muy complicado.
Cogí mi celular para ver si había algún mensaje, pero la bandeja de recibidos estaba vacía. Di un largo suspiro, y poco a poco me volví a quedar dormida.
***
— ¡¿QUEEEEEEE?!
— Lo sé, Lilly reacciono igual.
— Mierda Emma, le gustas.
— ¿Que? ¿Melannie tú también? Ya basta ¿sí? Todo esto es confuso para mí y ustedes hacen que...
— ¿Nosotras o Harry? Emma, nosotras no te estamos ilusionando, no te estamos dando esperanzas con alguien... Bueno, ya sabes... Casado. Pero por Dios Emma, ¿has visto cómo se comporta contigo?
— El la ama.
— ¿A quién? ¿A la bruja de voz chillona? –Interrumpió- Porque sí la ama y así es como la trata, entonces le diré a Paulina: "bruja, cierra la boca, no pagare tu abrigo con mi tarjeta de crédito a pesar de que soy millonaria" por Dios abre los ojos y ponle fin a esto o que el pida su divorcio.
Como lo había dicho, Melannie podía hablar cinco minutos, y en esos malditos cinco minutos te podía hacer entrar en razón. Quizás no era la persona más cortes en decirle su realidad a una persona, pero te despertaba.
La gente en el bar iba llegando de a pocos, así que con una mirada de Lauren, haciéndonos extender que ya era hora de trabajar, Melannie comenzó a limpiar las mesas y yo a servir las bebidas en la barra de licores.
Las luces volvían a cegar mi vista, y con suerte podía ver la cara de algunos clientes.
Unos me pedían cerveza, otros, piña colada y algunos solo me llamaban para pedir mi número, pero nunca faltaba el maricón que no le bastaba con mirar, sino con tocar.
— ¿Señorita podría venir por favor? –Me dijo un hombre de voz gruesa.
— Si señor dígame –Dije inclinándome un poco para escucharlo mejor. La música estaba muy alta.
— Bueno, dos cosas: la primera, estás demasiado exquisita, y la segunda, ¿puedo tocar esto?
Y en cuestión de dos segundos, con su mano derecha me dio una palmada. Odiaba con mi vida que me golpearan el trasero así.
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Mi primera vez
Fanfiction"- Hubiera sido mejor si no hubieses estado casado. - Nunca habría pasado si no hubiera estado casado."