CAPITULO XLII: Convenciéndome.

814 39 6
                                    

2 días.

2 días sin hablar, ni saber nada de él; se suponía que hoy llegaba a San Francisco pero no había recibido llamada alguna después de la pelea sin sentido que tuvimos por celular. Yo tampoco quería buscarlo aunque mi corazón me pedía que sí. Débil y estúpido como siempre.

Sabía que Harry no lo haría, debido a que él era triplemente orgulloso que yo, pero sinceramente, así yo lo extrañase más, no recibiría ni un mensaje de mi parte.


- ¿Quieres que te vaya a recoger?

- No Et, no es necesario. Tomaré un taxi, o Melannie y Paulina me traerán a las 3:30.

- Emma, ayer llegaste a las cuatro de la mañana, bueno, hoy. El caso es que me preocupe.

- Pero solo llego a esa hora cuando hay eventos en el bar. Ayer fue el cumpleaños de una chica, y su novio se lo festejo con amigos y familiares. Es por obligación quedarme hasta esa hora, no puedo dejar a Melannie sola -reí bajito.

- Y hablando de novios...

- No, no hemos hablado. -Lo interrumpí sabiendo a quien se refería haciéndome borrar la sonrisa que llevaba en el rostro.

- Deberías llamarlo y arreglar las cosas. Quizás Lauren si te dé permiso para los viajes. Chantajéala con dinero.

- Eso se llama soborno, y no, no lo haré, porque apenas tengo para la comida de este mes y la paga mensual del apartamento.

Ya me faltaban unos cuantos retoques para ir a trabajar nuevamente. Otra noche más en la que tenía que aguantar piropos y cosas sucias que los hombres me decían al oído cada vez que pasaba por su lado a dejar sus órdenes en las mesas. Quizás Harry si tenía razón, habían trabajos más decentes. Darle la razón ya era costumbre de mi parte.

Cogí mi bolso, y con Ethan acompañándome hasta la puerta, salí del apartamento no sin antes darle un beso en la frente a mi primo, dejando una fragancia deliciosa por toda mi sala. Era el perfume más caro que había que comprado. Baje las escaleras y salí del edificio para levantar la mano y pedir un taxi que me llevara hasta el trabajo.

Durante todo el camino no hice más que pensar en Harry. En que estará haciendo o con quien estará. Según lo que él me había dicho antes de nuestra discusión, ya no compartía techo con Megan, pues ya había llegado a un acuerdo con ella quien ahora vivía con sus padres en la casa de Los Angeles, bueno, según lo que él me había contado.

El taxista se detuvo en mi destino, le pagué y me baje para empezar otra jornada nocturna laboral. Al parecer aún ninguna de las empleadas había llegado. Era una de esas noches en las que llegaba temprano porque quería deshacerme de los pensamientos que aturdían mi rutina normal. Simplemente quería distraerme.

Al entrar, una gran sorpresa me tuvo extrañada: Lauren me recibió con los brazos abiertos y con el rostro lleno de alegría. Era raro porque casi siempre solamente me abrazaba y me daba un beso en la mejilla, pero esta vez su rostro reflejaba felicidad absoluta.


- Ehh... ¿Quién eres y que hiciste con mi jefa? -Bromee.

- Tontita -Dijo cogiendo mis mejillas- ¿por qué temes a quedarte sin trabajo solo por pedirme otros permisos? Sabes que hay muchas chicas que quieren trabajar solo por quincena y no habría problema si te vas por 15 días, ya sabes que eres mi consentida.


TIENE QUE SER UNA MALDITA BROMA.


Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora