CAPITULO XXX: ¿Puedes dormir conmigo?

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Advertencia: Contenido explicito para +18. Absténganse a leer este capitulo si no les gusta este tipo de escenas. 

 

— Muchas gracias. -Dije levantándome de la mesa después de la linda cena que habíamos tenido.

— Déjame ayudarte. -Dijo Gemma.

Entre las dos recogimos los platos de los demás para después lavarlos. Walter, Anne, Harry, Gemma y yo, éramos los únicos que ocupábamos la mesa, y la casa.
Ya era hora de dormir, así que me despedí de todos, incluyendo a Harry. Estaba un poco exhausta.

— Fue una increíble cena, pero necesito descansar un poco, así que todos tengan buenas noches. Prometo lavar los platos mañana.

Harry me miro de arriba abajo con una sonrisa sincera de medio lado. Me quede de pie unos cuantos segundos esperando que alguien me respondiera, pero no, al contrario, Gemma soltó una carcajada.

— ¿Que? -rio- a ver si entendí, mañana lavaras los platos, okay Emma, sabes que tenemos ama de llaves ¿verdad? Tú aquí no viniste a ser empleada, es más, ya eres parte de la familia, por mi parte. -Me guiño un ojo.

Tuve mucho control con mis emociones y esta vez no mostré vergüenza alguna, así y me estuviese muriendo por dentro. Di un leve suspiro y por fin pude vocalizar algo.

— Estoy acostumbrada a eso, lo siento. -sonreí- pero con lo de descansar...

— Esta bien, no hay problema. -Interrumpió Harry.

Mi mirada paso por todos y cada uno de los que estaban en el comedor y volví a despedirme para no verlos hasta mañana. Esta vez todos dijeron "buenas noches" al unísono, y camine rápido por las escaleras para llegar a la habitación de huéspedes porque sentía todas las miradas sobre mí y no me gustaba. A veces pensaba que cuando me miraban mientras caminaba, decían que no tenía trasero, que era ancha de caderas o que caminaba raro, entonces preferí caminar acelerando el paso.

Subí hasta el baño, me cepille los dientes, y me puse el pijama para meterme debajo de las cobijas calientes que arroparían mis piernas y brazos, ya que cuando digo "pijama" solo me refiero a un short y una camisa de tela transparente.

Apague la luz, revise los mensajes de Mel y Lilly, y poco a poco sentí mis ojos cerrarse, así que deje el celular en la mesita de noche y me dormí. O al menos una hora.

— Emm, Emm.

— ¿Mmm?

— Despierta bonita. Quiero hablar contigo.

Abrí mis ojos lentamente, y con la poca luz de la luna que entraba por la ventana, me encontré con los ojos verdes esmeraldas de Harry. Pegue un pequeño salto, pero antes de que pudiera gritar de la impresión, Harry me hizo señas de silencio con su dedo índice pegado a sus labios.

— ¿¡Qué diablos Harry!? -Susurre- ¿Qué hora es?

— La una de la mañana.

— ¿QUE? ¡RAYOS HARRY DÉJAME DORMIR!

Me di vuelta, cogí la almohada y me tape la cara intentando ignorarlo, pero no pude. Fui débil y me voltee a preguntarle de nuevo por que estaba aquí.

— No puedo dormir. -Respondió.

— ¿Y?

— ¿Puedes dormir conmigo?


Maldición. Lo sabía, lo sabia.


Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora