CAPITULO XXV: Bipolaridad.

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Los días pasaron y todo seguía igual, excepto mis sentimientos hacia Harry que cada día crecían de una forma impresionante.

Harry era ese chico que te llevaba flores, chocolates y pequeños detalles que te alegraban el día. Su aroma, sus besos y su presencia ya se había vuelto una droga para mí, algo que no dejaría ir por mas prohibido que fuese porque por mas ridículo y cursi que sonara, estaba enamorada, siempre lo estuve, y con sus pequeñas cosas sentía que cada vez me iba quedando con el 100% de su corazón.

Todo los fines de semanas ya se había vuelto costumbre para nosotros el vernos, pasar tiempo juntos, salir a comer, y encontrarnos cuerpo a cuerpo de vez en cuando. Incluso, algunas veces decía que le encantaría tener hijos conmigo, pero sabía que no lo decía seriamente, ya que seguía con Megan.

A veces quería dejar todo esto atrás y darme mi lugar, pero mi corazón me gritaba fuertemente que no lo dejara. Sentía que me quedaría sola, que mi mundo se caería en pedazos, que la vida iba a acabar para mi si lo dejaba ir, y la razón del porque no le pongo un "ultimátum" a esto, es porque tengo miedo que la escoja a ella, y como dije, eso me devastaría, por completo.

Su relación con Megan iba de mal en peor. Seguía siendo la misma bruja fastidiosa que lo llamaba cada quince minutos para controlar en donde estaba y está demás decir que lo llamaba para tratarlo mal; lo sabía porque cuando lo llamaba, él estaba conmigo y muchas veces ponía el altavoz. La detestaba con todas mis fuerzas.

Salía de la ciudad junto a Harry en aproximadamente 24 horas para la boda de Gemma, las semanas habían pasado muy rápido, pero me olvidaba del tiempo cuando el 90% de mis pensamientos los invadía Harry.

Eran las 3:30 p.m. y Melannie y Lilly estaban en mi apartamento disfrutando de sus videojuegos, mientras yo estaba sentada en la silla del comedor tratando de imaginar como serán mis próximos dos días en la casa de Gemma, en Chicago.


— Deberías dejar de pensar tanto en eso, Emm. –Dijo Lilly moviendo sus brazos y torso de lado a lado mientras jugaba.

— Si, despreocúpate. Todo saldrá bien. –Añadió Mel.

No esta demás decir que Melannie poco a poco fue cambiando de opinión con respecto a mi "relación" con Harry. No fue fácil, pero logre que me apoyara, y no precisamente por todo lo que pasaba entre nosotros, solo que cuando los presente formalmente, noto en Harry mucha amabilidad, caballerosidad y humildad. A Melannie tampoco le gustaba que Megan lo tratase mal, de hecho, Megan se había ganado el odio de mis amigas.


— Mucho gusto, Emma me ha hablado mucho de ti.

— Dímelo a mí, suspira cada vez que pronuncia tu nombre.

— Hey, eso es mentira. -Me defendí dándole un pequeño empujoncito.

— Pues ya somos dos cuando pronunciamos nuestros nombres. -Dijo mirándome a los ojos haciéndome sonrojar en medio de Mel quien noto de inmediato la química en nuestras miradas- créeme Melannie, Emma me gusta mu...

Saco su celular del bolsillo y vio una llamada entrar, era Megan. Contento enfrente de nosotras y activo el altavoz.

— ¿Y ahora qué?

— ACABO DE HABLAR CON TU MAMÁ. ME INSISTE QUE VAYA AL MATRIMONIO DE GEMMA ¿LE PUEDES DECIR QUE NO QUIERO IR? GRACIAS.

— ¿Y por qué rayos no se lo dices tú?

— PORQUE ESTOY CANSADA DE QUE TU MADRE ME LLAME A CADA RATO PARA TRATAR DE CONVERCEME. DILE TU, QUIZAS SEAS BUENO PARA ALGO.

— Megan...

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora