Mi primera vez

CAPITULO XIII: ¿Puedo hacer algo que no debo?

La noche cada vez nos iba persiguiendo.

Durante el rato que habíamos estado juntos no dejábamos de reír, él con sus pésimos chistes y yo con mi risa tan contagiosa, sin embargo, ya no contábamos con clima porque de un momento a otro el cielo se nublo, haciendo caer gigantes gotas de lluvia sobre Harry y yo.

— Nos vamos a mojar, corre, Emm, corre.

Corrimos hasta el auto mojados totalmente, nos subimos en el y una vez dentro comenzamos a reír, parecíamos tan solo unos niños, pero las risas se esfumaron cuando Harry volvió a mirarme a los ojos haciéndome intimidar.

— Lo haces otra vez.

— ¿Qué cosa? –Sonrió.

— Eso, mirarme como si...

— ¿Como si quisiera comerte?

La expresión en mi rostro había hecho cambiar el tema.

No me sentía bien que algunas veces Harry coqueteara conmigo de un momento a otro, pero no porque él no me gustaba porque en realidad me gustaba, mucho, lo que realmente era malo, era su matrimonio con su adorada Megan.

— Lo siento, mejor me callo. –Dijo cabizbajo poniendo en marcha el motor.

— Harry...

— Soy un idiota. Te incomode.

— No es eso...

— No me hagas sentir más estúpido, por favor.

Y así fue como ninguno de los dos dijo alguna palabra de camino a mi apartamento, si, otra vez me acompañaría.

La lluvia no cesaba, y el tenso ambiente del carro hacia una fría y triste noche. Era increíble como podíamos cambiar nuestro estado de ánimo en tan solo unos minutos.

Llegamos al edificio, y Harry se estaciono lo más cerca que pudo de la puerta principal para que no me mojara tanto.

— Bien, llegamos.

— Gracias por traerme, nos vemos... Luego.

Baje del auto sin abrazarlo como era de costumbre, pero el sonido de la otra puerta al cerrarse hizo que me quedara de pie en donde estaba. Harry también había bajado del auto.

— ¿Por qué? Porque rayos no me lo hiciste saber —Pregunto caminando hacia mí.

— ¿De qué hablas?

— ¡Por qué demonios no me dijiste que te habías enamorado de mí en el instituto! — Esta vez alzó un poco más la voz. Hubo un corto silencio por mi parte, y no sé de donde me salieron fuerzas para también gritarle. Ya era hora de no dejar que mis nervios me manipularan.

— ¡Porque sabía que no me ibas a creer, además ya salías con Megan!

— Te espere tres meses, tres malditos meses Emma

— En esos tres malditos meses no hice más que pensar en ti.

La lluvia no cesaba, mi cabello y mi ropa goteaban una y otra vez mezclándose con la lluvia que caía a nuestros pies.

Harry se acercó y de un momento a otro solo pasó.

Su mano izquierda me apego hacia él dejándome a tan solo unos cuantos centímetros de sus labios.

— Ha... Harry.

— ¿Ahora si puedo hacer algo que no debo?

Parecía que mi mundo se había puesto en cámara lenta. Apenas eran las 7:30 p.m. y la gente aun pasaba por ahí, con paraguas y grandes abrigos, pero en medio del horrible clima y los transeúntes mirándonos, Harry me beso.