CAPITULO VII: Maldita debil.

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Al llegar al apartamento, Lilly estaba leyéndole a Brooklyn un libro. Él parecía molesto, pero mi amiga trataba de contentarlo leyéndole Fifty Shades of Grey.

— Buenas tardes, casi noches –Dije entrando a mi habitación con una sonrisa nerviosa.

— Vaya, vaya miren a quien se le dio por aparecer desde de casi cinco horas. –Dijo Brooklyn empujando a Lilly de su lado quien me miraba picara.

— ¿Cómo te fue? –Dijo Lilly ignorando a Brooklyn.

— Bien, dijeron que iban a llamarme.

Claramente estaba hablando en código de amigas. Lilly sabía perfectamente a que me refería cuando decía "dijeron que iban a llamarme." Brooklyn, con el ceño fruncido seguía sin creer y yo solo no dejaba de pensar en la sonrisa de Harry.

— Claro, y después tomaste un café con tu próximo jefe. –Dijo Brooklyn con total sarcasmo- ¿a qué empresa fuiste a presentarte?

— A una que queda en.... ¡Brooklyn ya deja de interrogarme, si no me crees no es mi problema!

— Pero responde, ¿o acaso no tuviste ninguna entrevista?

Una línea se dibujó en mis labios mostrando mi nerviosismo, a veces era mala para mentir.

Comencé a titubear cuando Brooklyn se levantó de la cama y se puso de pie frente a mí. Las heridas ya no le dolían tanto, supongo por los antibióticos.

— Brooklyn ya basta, ella no tiene que darte explicaciones de lo que hace. –Dijo mi amiga sacándome de apuros– confórmate con saber de qué fue a una entrevista y punto, fin de la discusión. ¿Alguien quiere té? Porque yo sí, iré a prepararlo.

Lilly cambio de tema para calmar un poco la situación dejándome a solas con él cuando se fue a la cocina, pero Brooklyn seguía mirándome a los ojos tratando de descifrarme.

— Ya te lo dije, fui a una entrevista. –Hable con la mirada en el piso.

— No te creo.

— Ya déjame en paz, no te pertenezco Brooklyn.

— Oh no, claro que no. Pero sabes perfectamente que no me gustan las mentiras, así que si tienes algo que decirme ¡anda, dímelo! Al fin y al cabo solo somos amigos.

Me quede de pie mirando hacia la nada mientras Broo se iba a la cocina junto a Lilly. La conciencia estaba acabando conmigo.

Al cabo de un rato, Lilly junto a Brooklyn se fueron dejándome sola en el apartamento. Broo, ni siquiera se despidió, pero Lilly al momento de abrazarme me dijo en el oído "luego me cuentas".

Tome una refrescante ducha, me senté frente a mi espejo para arreglarme y peinarme, y mientras miraba mi reflejo, sonreía recordando la bonita tarde que había pasado junto a Harry.

— Pero que estás haciendo conmigo. –Pensé en voz alta.

Tal vez estaba mal empezar a tener sentimientos por él, e incluso trataba de apartarlo de mi mente, pero era imposible.

Seguí cepillando mi cabello, distraída de todo ruido externo, hasta que mi celular sonó.

Me levante con un pálpito en el corazón de que era Harry, así que me acerque justo donde estaba cargando y había un mensaje, pero era de Brooklyn.


Sábado, 19
7:18 p.m.

Lo siento por cómo te hable, pero me molesta que me ocultes cosas. Te quiero mucho.

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora