CAPITULO XXXIII: La casi boda.

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- Gemm...

- No puedo, esto me está carcomiendo por dentro. Me odio, soy la peor.

- No amiga, no es cierto, solo... Cálmate, son los nervios.

- Basta, creo que vomitare de los nervios.


Chloe y yo soltamos la carcajada mientras Gemma se dejaba caer de espaldas en su cama, desbaratando su perfecto peinado.
Faltaba menos de media hora para que iniciara la ceremonia de boda entre Gemm y Walter, y no esta demás decir que estaba completamente nerviosa, pero más que todo, devastada.

No entendía cómo era posible que alguien se casase con un hombre que no quería, alguien quien aún pensase en su ex pareja.

Horas antes de que pudiéramos maquillar y peinar a Gemma, Chloe y yo la escuchamos y vimos llorar de nuevo sobre su cama. Tratamos de consolarla, pero nada levantaba su ánimo, excepto Harry, que por obligación la hizo secar sus lágrimas para sacar el seguro de la puerta de su habitación y darle paso a su hermano, disimulando el haber llorado por horas. Ni Harry ni Anne sabia que esta boda iba a ser un completo fracaso, solo Chloe y yo. Y se sentía bien poder ser alguien de confianza con Gemma, porque en los tres días que estuve en Chicago, me había enamorado de su personalidad.


Y luego estaba Chloe; a veces se ponía celosa de que Gemma y yo habláramos tanto, pero luego le explique que no me interpondría en su amistad, pues tengo a dos hermosas señoritas esperándome en San Francisco.

Chloe, por ser madrina de bodas, llevaba un vestido de color perla con encaje, y Harry llevaba una camisa del mismo color, pero con una corbata y traje negro; yo por mi lado, vestía un azul brillante, con encaje también, un collar bañado en plata que mi padre me regalo hacia un tiempo, unos zapatos plateados y un maquillaje suave. No me gustaba maquillarme tanto, me veía mejor estando natural.
Las fastidiosas tías de Harry, incluyendo a la señora. Bella, ya habían llegado y la variedad de tonos de colores en los vestidos, eran para ancianas de 70 años. Nadie hablaba con nadie, todos estaban extremadamente aburridos sentados en las sillas decoradas del patio de la casa en donde se haría dicha ceremonia. Las caras alargadas no cambiaban desde que había entrado y salido tres veces a repartir bocados y algo de vino mientras comenzaba la boda.


Anne se veía extremadamente feliz, mientras que Rob, el padre de Harry, miraba su reloj cada cinco minutos para ver a qué hora se terminaba todo esto.
Las únicas personas que demostraban emociones alteradas éramos Chloe, Gemma y yo.

- Si me caigo, por favor levántenme. -Dijo mirándose al espejo por última vez.

- Ni siquiera lo dudes. -Respondió Chloe.

Las tres estábamos con muchas emociones encontradas, pero sabíamos que Gemma no estaba bien. En el fondo de su corazón, ella no se quería casar, ella ni siquiera quería a Walter, simplemente quería deshacerse de su molesto pasado con Luke, pero Gemma no entendía que casarse con alguien que no querías no era la solución.
Íbamos a abrazarnos entre las tres, pero el sonido de la puerta al abrirse nos hizo voltear interrumpiendo nuestro emotivo encuentro grupal. Harry entró con una cajita azul en sus manos. Ese chico estaba perfectamente vestido, y como siempre olía deliciosamente bien.

- ¿Ya están listas? -Pregunto acercándose.

- Si, ya estamos. -Respondió Chloe.

- Bien, antes de que salgas para la ceremonia, -Harry se dirigió a Gemm- déjame darte este pequeño obsequio por parte mía y de Emma.


Me acerque hacia ellos mientras Harry extendía lo brazos para entregarle la cajita a su hermana que por cierto se lo íbamos a entregar después de la boda.

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora