Cap. 8

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— Hablame de lo malo, ¿Qué hiciste luego de que recordaras todos los malos momentos?”, Recuerdo como mis lagrimas se llenaron de ojos.
No podia decirlo en voz alta, porque me daba pena. Vamos, que querer morirse por un tipo me parecía de lo mas estúpido. Jamas comprendi a esas mujeres enfermas de amor, de esas que no pueden dejar ir a un mal tipo, cuando salta a lo obvio que era un desastre.
— Yo… pensé en suicidarme.— Dije en un susurro. Senti como el ambiente se ponía helado. Incluso un escalosfrio recorrió mi espalda. Mi psicólogo me espero… ¿a que?
No lo sabia. Quizas esperaba que me rompa en llanto, pero yo no podia hacer eso. Estaba avergonzada, llorar me haría sentir… débil.
Limpie mis lagrimas con las mangas, aunque no dejaran de escurrirse por mis mejillas.
— ¿Qué pensaste?— Anoto indiferente a mi crisis.
— Pense en tirarme de la ventana, pero estaba en un segundo piso, seria ridículo. Me internarían en un loquero por el resto de mi vida. Luego, fui hasta el cuarto, e hipnotizada, mire una viga en el ropero… estaba casi llamándome, invitándome a que lo hiciera.— Rei entre lagrimas.— Incluso, habia una toalla justo allí, encima de la silla, al lado de la puerta.
>>Solo… solo debía… anudarla sobre mi cuello, empujar la silla o saltar y listo… acabaría.
— ¿Por qué no lo hiciste?— Dijo. Indiferente. Me dolia la indiferencia, mas que estaba muriéndome por dentro.
— Lo pensé, incluso, me posicione. Puse la toalla en la viga, estaba parada en la silla, y pase la toalla alrededor de mi cuello. Anude lento la tela, y vi que todo era perfecto. Estaba listo, solo tenia que deslizarme de la silla.
La silla temblo, y yo con ella. Cerre mis ojos, llorando con dolor e ira, entonces… entonces… mire mi reflejo. Era un lio.
Habia mil razones para hacerlo, las habia de sobras. Pero habia algo que me molestaba, habia algo que no habia termiado, un ítems que me habia perseguido, incluso junto a Sergio.
Queria acabar mi carrera: traductorado. Lo habia dejado en segundo, cuando Sergio me pidió casamiento, jurándome que no debería trabajar ni un dia de mi vida mientras viviéramos juntos. (Promesa que cumplio), demasiado bien diría.
Antes de el, mi pasión era mi carrera. Siempre pensé que seria de esas muejres importantes, ya saben, las empresarias que viajan por el mundo y no tienen hijos.
— Me dices, que la duda de que hubiera pasado si terminabas la carrera fue la que evito que lo hagas…
— Si…— Mire a un lado mordiendo mis uñas.— Suena ridículo, pero era eso. Me imagine como habría sido si elegia mi carrera por sobre el amor.
— No se puede volver en el tiempo, Nerea, y por mas mala que haya sido el final de tu relacion, tu misma has dicho que tuviste buenos momentos… pero, piensa en esto… ¿Por qué no intentas terminar tus estudios?”

¿EN SERIO? ¿ESA ERA LA MEJOR AYUDA QUE ME DARIA? ¿ACABAR A LOS TREINTA Y CINCO UNA CARRERA DE CINCO AÑOS?
¿Cómo lograría tal meta? Yo debía trabajar, mi tiempo para estudiar se habia acabado hacia años…
Es como un vale, lo tienes hasta cierta época, y luego debes casarte, tener hijos, trabajar por ellos, etcétera.
Yo habia hecho todo mal. Me case sin un titulo, envejeci sin tener hijos o bienes, y ahora queria trabajar  ¡¿Y ESTUDIAR?!
“Deberian analizar a mi analista”, pensé, con media sonrisa saliéndome.

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora