Cap. 16

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El tekila pasando por mi garganta. El sabor amargo y salado escurriendoce sin control, nublando mis sentidos, o volviéndolos mas sensibles.
Habia bebido la mitad de una botella, sentada en mi pequeño living, controlándome, hasta que al final, perdi mi toda cordura.
Puse la música al máximo, baile sola como esas locas, feliz, de cierta manera, me sentía de nuevo como una niña irresponsable haciendo un acto de rebeldía. ¿Contra quien?
Contra la chica buena que habia estado casada.
Pero justo, cuando gire tanto que cai sentada rompiendo a reir como una lunática, perdida entre alcohol y con el estomago revuelto, la música cambio... la música de la radio que habia puesto como una idiota romantica, enamorada de lo tradicional, me dejo atónita.
Reconocia esa canción, habia sido nuestra, y lo peor, era que al escucharla, solo pude reproducir los momentos con Sergio, como una especie de videoclip en mi mente.
"Don't Speack", de No doubt, me electro la piel. Senti un escalosfrios recorriendo toda la columna vertebral, y acabe cantando a gritos, haciendo que mis vecinos golpearan varias veces desde el pizo de abajo.
No me importo. Tampoco el timbre que sonaba...
La música, mis delirios, mis ojos lagrimeando, mi razonamiento perdido, y una sol frase bailando en mi mente:
"No hables, se lo que estas diciendo, asi que para de explicarme, no me lo digas... porque duele."
Tome mi teléfono, mi vista se habia vuelto nebulosa, aun asi, y aun estando ebria hasta el asco, pude marcar automáticamente su numero.
El teléfono sono, muchas veces, incluso volvi a marcar.
Cuando al final, la voz del otro lado, entre molesta y confusa atendió al fin, deje salir una carcajada.
— ¿Hola? ¡¿Hola?! ¡¿Quién habla?! ¡¿Hola?!
— supongo que estas enfadado porque mañana tienes una reunión, y no duermes porque ella no sabe que estas preocupado por un trato...— dije riéndome, cerrando los ojos. Imaginando la escena. El, encerrado en el baño.
— ...Nerea. ¿Qué haces llamando a esta hora?
— ¿No lo sabes? ¿No lo supones? ¿o es que... acaso ella te nublo tanto que no imaginas las razones? ¿Qué pòdria haberme hecho llamarte a estas horas?
Era extraño, me sentía muy borracha, pero era acorde al hablar, o al menos asi lo recordaba.
— Nerea, por favor, olvidame... no nos hagamos mas daño. Sigue tu vida.— Rei, no lo crei posible, mas dado la crueldad de la gentileza en sus palabras.
— ¿olvidarte? Te di los mejores años de mi vida, y... ¿Me pides que lo olvide? Si al menos, hubiese sido una mujer que se la pasaba usándote o engañándote, esto no dolería... Pero no hice nada mal, Sergio. Te di todo de mi... ¿Cómo puedes pedirme eso?
Las lagrimas comenzaron a caer.
— Por favor.— Rogo.— Deja de hacer tanto drama.
— ¿Drama? No, estoy muy vieja para tanto drama. No fui yo, fuiste tu. Tu lo iniciaste. Yo estaba convencida de que mi futuro, y mi vida estaba a tu lado, pero un dia desperte de ese sueño, y me despertaste de la manera mas chocante. Como si hubiese dormido tranquila, y me tiraras un vaso de agua helada.
— Nerea, yo...
— Intentemoslo de nuevo.— Dije con inocencia.— Hagamoslo, no tiremos a la basura todo eso que nos unió.
Del otro lado, el silencio reino. PArecio eterno, pero espere, espere una respuesta. El orgullo destrozado, pero mi esperanza aun viva.
— Terminemos bien.— solto con pesadez. Con cansancio. Quizas le pareció patético mi ruego. No lo sabia, pero asi se escucho... y fue allí, fue realmente allí cuando mi corazón se rompió.
No habia sido el engaño, ni que el prefieria estar lejos de mi, ni que haya sido distante, o que no le haya interesado mi bien estar. No. No fue eso.
Fue su manera de renunciar a lo nuestro, en aquella respuesta aparentemente, linda y responsable, que me hirió.
— Esta bien.— Susurre.— Esta bien... si eso quieres, lo haremos... solo... te pediré una cosa, Sergio.
Suspiro con molestia.
>> Cuando todo esto pase, cuando al final yo me haya recuperado y este saliendo adelante, no vuelvas a mi... cuando me veas bien, no lo arruines. Sera lo mas egoísta que puedas hacer.
— Nerea, yo...— Una voz de fondo sono, acompañada por el golpe de la puerta. Supuse, era su nueva novia.
— Adios, Sergio.— salio de mis labios, con un hilo de voz. Y corte.

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora