Cap. 14

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Nerea, como buena chica bebió del te. Aunque hacia calor, y era raro, no podia despreciar aquel gesto, hubiese sido una ofensa.
La taza humeante descanso sobre el mostrador.
— Estoy perdida… y mi psicólogo no me dice que hacer, también intente rezar, ya sabes.— Coloque mis manos juntas palma con palma y mire al techo.— “Señor, guíame.”, “Dame una señal”, “No se que hacer…”, en fin… todas esas mierdas que a uno se le ocurre cuando esta como un borrego perdido.
Hikari rio.
>>¿Qué es tan gracioso?— LE pregunte.
— Tu sinceridad… eres algo asi como…
— ¿Una de las que comete sincericidio?— Ancle una ceja, dejando salir una carcajada. Recordando los reproches de mi ex marido.— Ese era una gran problema en matrimonio… queria ser como las demás, ya sabe, sumisa y devota a su marido… lo intentaba con acciones… pero al hora de cerrar la boca, simplemente no podia. Viviamos peleando porque no podia darle la razón… lo lamente, pero no me arrepentí. Sergio no pudo cambiar eso de mi, no soy una mascota amaestrable.
— Eso es cierto, aunque presiento que eres una peleadora, que no le gusta perder, mas que tener la razón, quizás… a veces conviene la calma… ¿No lo crees?
— Boe… lo dice un hombre… ¡Que fácil!... Dime, Hikari, ¿alguna vez te has casado?
— ¿Yo?— Alzo ambas cejas, deteniendo el te a mitad del camino hacia sus pequeños labios rosas. Su cara era plana, casi a penas tenia pomulos, suavizando sus facciones, podría haber dejado crecer su barba un poco mas de la que tenia, y menos cabello, que el que tenia en una pequeña cola de caballo, asi hubiese parecido mas masculino, pero… sabia que tendría algo que ver con su antigüedad, con esos antepasados tipo samuráis que usaban esas ropas con telas.
— Si, dime… ¿Cuál es tu gran experiencia en el martirio de soportar a la misma persona dia tras dia, e intentando equilibrar tus sentimientos de odio, con los del amor?
— ASi que… ¿esa es tu definicion de matrimonio?
— Esa, es mi definicion del amor.
— Entonces, tal vez no lo amabas…
— Te equivocas, lo amo, y lo ame demasiado.
— ¿Cómo lo sabes? ¿Has estado con otro sujeto?— Senti que por un segundo, habia hablado con el todo el tiempo y no con mi loquero.
— No… pero he estado con el mismo sujeto durante años, y he visto lo peor de el, lo he conocido a fondo, algo de lo que puedo hacer alarde, aunque no me sirva de nada.— Sonrei, recordando los mas embarazoso, y horribles secretos de Sergio.
— ¿Por qué dices que no sirve de nada?— Hikari recostó su mentón sobre su puño en el mostrador, expectante o mas interesado en mi que mi psicólogo.
— Porque…— Mordi mis labios y luego los lami.— Porque se que el, no me conoció a mi del todo.
— ¿Cómo lo sabes?
— Es la ultima pregunta personal que te permito, antes de saber algo de ti.— Señale.— Porque, si el me hubiese conocido lo suficiente… no me hubiese dejado asi… de herida… si el me hubiese conocido, hubiese sabido que me destrozo.
— Yo… creo que mas alla de todo, te dio una oportunidad.— Alce mis ojos con lagrimas.
— ¿De que hablas?— Hikari miro hacia otro lado, suspirando, pesnativo.
— Creo que al dejarte, te dio la oportunidad de que conocieras a alguien que realmente te descubriera a fondo, como lo mereces.
Me miro por unos segundos, luego sonrio y atendió a un cliente que estaba esperando a que le cobre por unos productos.

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora