Cap. 12

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— ¿Y el precio de ese?— Señalo a la vitrina otro modelo. Era el quinto que me preguntaba sobre sus especificaciones técnicas y precio. Y yo no tenia ni idea de celulares.
Sabia lo que la mayoría: llaman, entran a Facebook y envían Whatsapp. De precios, tamaño de RAM, Flash, cámara y chucherías, no tenia ni idea.
Y esta señora parecía estar haciéndomelo adrede, cuando al acabar de leer en internet, y confirmarle el precio, ella sonrio diciendo:
“Lo tendre en mente, adiós.”
Y se fue, me dejo con una ira a punto de explotar, pero ahí no acababa todo, porque mi jefa se aparecio con toda su dulzura.
— ¡Nerea!
— ¿Señora?— acudi con desesperación a su llamado. Hacia una semana que mi vida no habia sido mas que un martirio.
LA paga era mala. La trata con mi jefa era peor. Me hacia trabajar a veces hasta deshoras, me llamaba fuera del horario de trabajo para quejarse conmigo de algo. De cualquier cosa. Por ejemplo, el porque la luz habia venido tan alta.
¿Era mi culpa?
Hacia una semana que yo trabajaba. Intente decirle, pero ella no parecía entender. Al parecer, la culpa de todo, siempre era mia. O si sucedia algo, que era su culpa, por ejemplo, siempre acababa por querer echarme parte a mi.
Si no podia cargar una venta al sistema, de inmediato era mi culpa, por haber cargado tantas.
— No, señora. El sistema es cosa de la empresa, no de cuantas ventas carguemos.— LE explicaba con paciencia.
— Esto a mi, antes no me pasaba. Algo esta pasando últimamente, digo, desde que trabajas aquí, el sistema no hace mas que tildarse.
El trabajo me tenia harta, pero el ultimo dia, fue el peor.
Habia estado tan ocupada, que no pude lavar el barro de la entrada, por lo que deje una caja de carton abierta para que los clientes se limpiaran.
Llovia torrencialmente, eso era evidente. Aunque la gente no dejaba de venir.
Para cuando estaba a punto de cerrar, la mujer ingreso y miro el suelo. Yo estaba cerrando la caja, por lo que minimice su futura rabieta. Y segui contando el dinero.
— Nerea. ¿Qué es esto?
— ¿Qué?
— El piso. ¡Esta horrible!
— Lo se, señora. No he tenido tiempo. Ni bien acabe con esto, limpiare.
— ¡no puedes hacer eso! ¡El negocio estuvo asi todo el dia!
— Pero… no entiende. No pude, no daba abasto con los clientes.— Intente explicar.
— ¡Excusas! ¡Cuando yo atendía siempre brillaba todo! ¡Desde que estas aquí, no has limpiado! ¡No has hecho nada bien!
Sentia como me hervía la sangre.
¿Nada bien?
Habia hecho de contadora, maestranza, vendedora, incluso, cambie focos, hice inventarios.
Para cuando termine, las lagrimas se habian mezclado con el sudor y el sabor amargo que tenia por haberme tragado las palabras. Por no haberme quejado.
Y el recuerdo de Sergio, se hizo presente.
Con el, habia sido lo mismo. AL principio, peleaba contra viento y marea. Luego, empece a darme por vencida.
¿Qué sentido tenia?
Nada de lo que hacia parecía importarle. Nada estaba bien a sus ojos. Yo no era mas que un error ambulante.
Me contuve, para no llorar camino a casa, esperaría. Debia esperar estar oculta, sin embargo, cuando cruce por el mercado, me encontré con el chino que estaba sacando la basura a un gran contenedor. Vaya, si que era organizado. Todo en cajas.
Quise fingir que no lo vi, pero el, de inmediato al verme, se acerco.
— ¿Cómo le ha ido en su trabajo?
— Bien.— Menti, acelerando el paso, pero el continuo.
— No lo parece.
— Por favor, hoy no tengo ganas de una charla… solo… quiero llegar a casa y morirme llorando. ¿Si?
— ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?— alcanzo a tomar mi mano, pero con todo lo contenido, me sacudi con molestia.
— Dejeme.— Y salió. Explote, simplemente sucedió. No pude contener todo adentro.— ¡¿Quiere dejarme en paz?! ¡Solo quiero ir a mi casa y llorar!
— Deshogate. 
— ¿Cómo?
— habla. Hablame mal, desquítate conmigo, anda.
— estas loco.
— Hazlo.— Sujeto mi mano y me quede viéndolo. Intente patear su tobillo, pero el se quito, como si fuera un acto reflejo.— Lo siento. ¿Quieres golpearme? Hazlo, no me defenderé.
— ¡¿Qué tienes en la cabeza?!
— ha pasado algo malo, y llorar te hundirá peor. No llores. Obligate a respirar profundo… y hacer algo que te haga sentir viva. Corre, golpea algo…
Sonrei, mezcla entre incredulidad y asombro.
— ¿quieres saber que paso? Bueno, aquí va. ¡Una bruja que me trataba mal me despidió! ¡Y me mate, realmente me mate por hacerlo bien!

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora