Cap. 15

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Inspire profundo. Trabajar en una tienda era un lujo, pero no crei que me rechazarían tan abiertamente, mirándome de pie a cabeza mi vestimenta.
Sabia que en el mundo, dice mas como te ves, que quien eres.
Pero, ¿Cómo podrían saber quien era por la ropa que use ese dia?
Despues de todo, no podia poner en mi C. V. toda mi experiencia de vida.
No podia redactar las horas que pase planchando, como podia hacer desaparecer una mancha, como podia lograr un blanco luminiscente, como podia volver una ropa desgastada y desteñida como nueva.
Como podia organizar la casa en menos de cinco minutos, como tenia la paciencia de ordenar roperos, suavizar telas, cocer botones, pantalones, camisas, remeras.
Podia hacer milagros con un perchero, podia entender como vestir a una persona ajena a mi, para tener éxito.
Sabia como debía brillar un zapato, incluso, como anudar una corbata.
¿Sabian ellos como lustre pisos, encere, fregué baños?
¿Tendrian idea que sabia decorar una casa con poco?
¿Qué podia cocinar, lavar, y poner la mesa en un record de tiempo y al mismo tiempo?
No, ellos no sabían mi valia, ni mi experiencia. Porque ser ama de casa, significa mirar telenovelas toda la tarde.
No tienen idea de la paciencia, coraje, y esmero que puse para que mi marido al llegar lo encontrase todo perfecto. No sabían, como cure sus enfermedades, como me arme de amor para soportar sus rabietas cuando algo no salía como queria.
Como ayude con sus metas, dándole animos, consejos, porque a pesar de no haber terminado mis estudios, no era una idiota… siemplemente, que a la hora de elegir, lo elegi a el.
¿Lo entienden? Tuve que elegir entre yo y el, y siempre fue el… siempre puse sus sueños encima de mi.
¿Curriculum? ¿Para que?
Nadie sabia lo que di por amar al hombre equivocado.

Coloque el tekila con fuerza sobre el mostrador y un par de limones.
Hikari volvió sus ojos hacia mi, con sorpresa.
— ¿Dia difícil?
— ¿Sabes hace cuanto no bebo?— Nego con la cabeza, pasando las cosas por el escanner.
— Desde que ascendieron a mi marido… digo, ex…— Me sumergi en recuerdos mientras lo narraba.— Ese dia, Sergio llego tarde, y le arme un lio… le dije que seguro tenia una amante, el solo se limito a sonreir y escucharme. La plantee todas mis razones para suponerlo… cuando al final, me quede agitada esperando una respuesta, el me tomo entre sus brazos, sonriente, en calma, y me dijo: “Lo logramos, me ascendieron… soy gerente”
Quede pensativa largo rato, con la melancolía a flor de piel.
— ¿Qué paso luego?
— Lo de siempre… el dinero nubla a la gente, pero no soy tan tonta para decir que la falta de dinero, también hace que las personas saquen lo peor de adentro. Antes del ascenso, peleábamos porque no nos alcanzaba para subsistir, luego del dinero, cuando todo mejoro económicamente, peleábamos porque nunca teníamos tiempo para la pareja.
— ¿Qué hubiera pasado si hubieses sido tu la que trabajabas?
— ¿Yo?
— Si, ¿Qué hubieses hecho en su lugar?— Contemple el tekila, mirando el nivel etílico, raspando la etiqueta un poco.
— Lo hubiera amado… pero asi soy yo, siempre amo a las causas perdidas. Siempre doy mas de lo que recibo… siempre… terminan lastimándome. Nada hubiese cambiado, el me hubiese dejado. Porque somos diferentes, solo por eso.
— Bueno, pero supongo que aprendiste la lección. ¿no?
— ¿Leccion?
— Si… mira lo bueno… ya no seras tan crédula.— Me miro con picardia. ¿De que se trataba? ¿Qué filosofía extraña intentaba enseñarme ahora?
— No se, ¿Qué quieres decir? ¿Qué si la separación me cambio?— expulse el aire, ironizando.— ¿Qué si he perdido la fe en las personas? No lo se, creo que aun no… ¿Cómo podría? Aun creo que un poder divino hara que lo bueno de mis acciones se vuelvan a mi favor.
— ¿Y a funcionado?— Le entregue el dinero de mi compra, sonriéndole.
— Aun no… pero quizás, algun dia lo haga.

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora