Cap. 17

190 19 0
                                    


Los golpes me aturdieron. Mire mi celular, eran las tres de la tarde, pero a nadie le interesaría mi bien estar asi que… ¿Quién seria?
Me sente, y pude ver como habia acabado la noche.
Vomitada, con algunas botellas rodeándome, tirada en el suelo.
— ¡Nerea!— Oi desde afuera. Era la voz de mi hermana.
— ¿Qué quieres?— Rugi abriendo la puerta.
— ¿Qué te ocurrio?
— Nada, ¿Por qué?
La deje pasar, mientras me cambiaba la ropa. Mi hermana miro todo el lugar, era un desastre, pero no me importaba. ¿Por qué debía hacerlo?
Ya habia limpiado cada dia de mi vida, las 24 horas para alguien que apenas lo notaba. Estas, eran mis merecidas vacaciones.
— ¿Qué ocurrio?— Dijo Azul.— ¿Qué te ha pasado?
— ¿Por qué viniste? ¿A reclamarme que estoy hecha un asco?
— No, fue… fue tu psicologo, dijo que dejaste de ir… y que viniera a ver como estabas.
— Oh, mi psicólogo. Que bonito detalle de su parte.
— Te ha llamado, pero respondiste, yo tamien.
— Estaba en medio de un coma alcoholico…— dije,  mientras las arcadas comenzaron a atacarme. Corri directo al baño, vomitando un poco a mitad de camino.
Azul chisto, negando con la cabeza, luego, sujeto mi cabello sobre el inodoro.
— ¿Qué pasa? Tu no eres asi, Nerea.
— ¿Y como soy?— Dije luego de recuperarme, pero aun mirando mi vomito desde arriba.
— Tu eres responsable. Una buena persona. No haces estas cosas, tu… no te caes, te hieren pero sigues adelante… siempre has sido asi.
— Bueno.— Me recompuse.— Soy humana, al parecer.
— No quise decir eso.— Azul me siguió, mientras juntaba el desastre de cosas caídas en el suelo.
Me puse ropa nueva, y me dirigi a buscar agua. Mucha agua.
— Entiendo, estas en crisis. Lo comprendo. Pero no te hagas daño, ¿si? Ve al psicólogo.
— ¿Para que? El no me dice que hacer.
— Nadie puede decirte que hacer, tontita.— Mi hermana tomo el pomo de la puerta y la giro.— Es tu vida, solo tu puedes saber que hacer de ella.— Se marcho dejándome con la duda.
¿Tan mal estaba? Como para que mi hermana se calzara el papel de madre y fuera a verme.

— Hace días que no vienes.
— No queria hacerlo.— Respondi, un poco aturdida por la borrachera.
— ¿Ha no? ¿y porque ahora si?— El sujeto me ofreció un vaso con agua. Yo bebi hasta el final. Me espero, con toda la paciencia del mundo.
— Tuve una crisis.— admiti.
— ¿Ah si?
— Si, solo que ahora fue un suicidio etílico… y mate mi dignidad en el proceso.
— ¿Cómo?
— llame a mi marido.— Explique algo molesta.— No puedo creer que lo hiciera… era… mi única regla a no romper… y lo hice.
— ¿Y eso te molesto?
— Mucho.— admiti.
— ¿Y el? ¿Qué dijo?
— Me rechazo, por supuesto… muy de Sergio.— Dije sonriendo, temblándome los labios.— No se como no pude anticiparlo.
— Quizas era la necesidad de sacarte una duda… dicen, que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad.
— ¿En serio?— Me rei.— Bueno, yo tengo otra idea.
— ¿Y cual seria?
— Yo creo que una persona que ama, siempre dice la verdad.
— Interesante idea, explícamelo mas.— Mi psicólogo, apretó sus dedos sobre la lapicera, mirándome fijo.
— Esa es mi idea de amar a alguien… serle sincera…
— ¿Crees que el no te amo?— Asenti.— Tal vez si lo hace, solo que a su manera.
— ¿Lo hace?— Alce una ceja.
— Si, ya sabes… quizás no lo haya demostrado, pero tal vez si te amo a su manera… tal vez, si te extraña… pero también, quizás te amo lo suficiente para dejarte ir, porque el sabia que merecías algo mejor.
— ¿Ahora analizamos a Sergio?— Conclui.
— No, solo quiero decirte lo que quieres oir. ¿Eso te tranquiliza?
Por un segundo, quede en jaque.
— ¿Que?
— Es lo quieres oir, ¿o no? Que el te ama, no puedes soportar la idea de que ya no te quiera, de que ya no te necesite.
— Disculpe, ¿Ha decidido hoy hacerme mas desdichada?— Me puse en pie, a punto de marcharme, iracunda.
— Nerea.— ME freno, desde su comodo lugar en su sillon, cuando tome la perilla.
— ¿Qué?— Dije sin girarme.
— ¿Por qué no lo olvidas? Piensalo. MEditalo.

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora