Cuando el taxista me pregunto “¿A dónde señorita?” o pudo haber dicho “Loca de mierda, decime a donde” no recuerdo bien, crei responder mi dirección.
En mi mente era asi: “Edificios Nueva Era número 25”, pero luego de adormilarme un rato, un sacudon me saco de mi sitio.
— Llegamos.— Dijo el tipo sin ninguna simpatía.
Le tire el dinero en la cara, lo que respondió con una puteada y se marcho dejando las huellas y el olor a hule quemado en la acera.
Me volvi hacia el sitio, y observe. Abre tardado al menos diez minutos en notar que ese, no era mi edificio.
— ¿Dónde…?— Mire de nuevo, refregando mis ojos. Tenia una de mis sandalias en mi mano, porque se me habia roto el taco, (quien sabe como) y camine de forma chueca hasta llegar a la puerta de vidrio. Todo estaba oscuro por dentro.
Asome mi rostro. Nada. Vacio.
Di entonces, unos golpes, sin ser consiente de lo que ocurriría luego.
A los pocos segundos, una patrulla llegaba con armas, sirenas y todo el circo.
— ¡Levante las manos!— Dijo un policía. De inmediato deje caer mi zapato.
…
Sentada en la celda, al lado de unas mujeres de aspecto dudoso, me quede acunada contra una pared, mientras el efecto del alcohol se disolvía gracias al super café horrible que me habían entregado los policías que me habían fichado.
— Nerea Dominick.— Dijo una uniformada.
— ¿Si?— Mire perdida y aturdida por mi realidad.
— No se han presentado cargos y pagaron su fianza, puede salir.
Camine, tímidamente, levantando un mano tirando un “Chau” con una vocecita inocente, a lo que las demás respondieron con un gruñido.
Al ver a Hikari, sentado frente a un policía que tomaba su declaración, muy molesto, recorde a donde habia ido a parar.
Dije que habia perdido la vergüenza, pues, bien, la habia recuperado.
La mirada de Hikari parecía serena, aunque estaba segura que ahora seria desempleada, desde que habia decidido que su mercado era donde vivía, y que golpee su vidrio como si fuera una puerta de acero.
“Unica, eres única, Nerea.”, pensé, mientras me colocaba detrás de el.
— Entonces, me dice que no presentara cargos.
— Asi es, señor. No lo hare.
— ¿esta seguro?— Pregunto de nuevo el sujeto.— Esta mujer fue ebria a su establecimiento, rompió una puerta y alerto a los policías.
¡¿Rompi una puerta?!
Comenzaba a recordar, que al no recibir ninguna ceña, me enfade con la pobre puerta de cristal, detonando un roca.
Vaya, creo que debía dejar el asunto de jugar al blanco por un tiempo.
— Si, señor. Lamento las molestias. Ella es mi empleada, supongo, que en su estado confundió las direcciones.— El policía se rasco la frente.
— Pues, es usted un buen jefe.— Bromeo, alzando una ceja. Yo, mordí mis labios.
Hikari le sonreía con su estado zen.
>>Esta bien, lo dejaremos pasar esta vez señorita Dominick, pero esta abvertida. Si vuelve a causar algo parecido, pasara un tiempo encerrada.
…
Cruzar esa puerta, junto a Hikari, fue lo mas difícil que tuve que hacer en mucho tiempo.
Me carcomía la culpa y la vergüenza.
— ¿quieres desayunar?— Pregunto, entregándome sus gafas de sol.
— ¿No piensas regañarme?— Pregunte confundida.
— ¿Por qué?
— Por… lo que le hice a tu negocio.— Lo segui hasta su auto. Una furgoneta. Que bonito. Moriria de calor.
Hikari se achico de hombros, dándole arranque al viejo vehiculo.
— Tendras que trabajar mucho para pagar lo que rompiste.
— Si, eso ni lo dudes. Pero…
— No te tortures, Nerea, ¿si?— Mire por la ventana, mientras los rayos del sol me mataban. Pero mas me mataba haberle hecho algo asi a la única persona que se preocupaba por mi. Veamos: a mi psicólogo le pagaba por escucharme. Es su deber, si muero no podre pagarle.
¿Mi hermana?
Mi hermana aun no daba señales de vida, pero ya ven cuanto le importaba que no me habia llamado y tampoco respondia mis llamadas.
>>¿Qué si estoy molesto porque perdi unas horas de trabajo? Claro, pero no creo que sea el fin del mundo. Si tiene solución, ¿Por qué hacerme problema? Y si no la tiene, ¿Por qué hacerme problema?
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Muy VIEJA para tanto DRAMA
ЧиклитÉsta podría ser mi historia... o no. Nerea, tras un largo matrimonio es dejada por su marido. Ella no tiene carrera, dinero, estudios o en quién refugiarse. Para lograr superar a su ex, tendrá la ayuda de su psicólogo y los consejos del dueño de un...