Cap. 61

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La primer parte del plan estaba en curso. Sergio sabia que ya no lo amaba. Que estaba interesada en otro y que no habría vuelta atrás.

A modo de festejo, Cher y yo preparamos unos margaritas. Cocinamos hambur-pizza, y un kilo de helado solo de chocolate.

Preparamos la película "Un angel enamorado", "¿Conoces a Joe Black?" y "Simplemente no te quiere..."

La noche se prestaba para que sea de chicas, y en mucho tiempo de estar rodeada solo de una presencia masculina, senti en Cher una aliada comprometida.

— ¿Podriamos ver al menos un dorama? ¡Se que los amaras!— Chillo mientras colocaba la computadora sobre la mesa para poder ver la película.

— Oh, dios, no... ¿Por qué quieres ver a esos chinos?

— ¿Por qué son adorables?— Hizo una cara de asco.

— No puedo creer que seas abogada, escribana y...

— ¡A ti te gusta un japonés!— se eximio haciendo puchero. Sus manitas tomaron el vaso de Coca Cola y lo llevaron a su pequeña boca como si fuera una palangana.

— Mi error. No volverá a pasar, y estoy considerando seriamente en volverme una especie de célibe.

— No puedes decir eso, mientras comienza Ghost...— Me sente a su lado y me prepare para la tortura.

— Sere fiel a mi misma...— Musite, mientras los créditos comenzaban.

...

Casi tres horas después, Cher estaba lloriqueando, moqueando y tragando helado a cucharadas. Para ser tan pequeña comia demasiado.

Yo estaba hastiada, casi tres horas de drama y estupidez romantica. Fue allí que tuve una epifania.

No solo me habían robado mi capacidad de confiar. Me habían robado la capacidad de sentir.

Cada vez mas y mas, me volvia insensible. Como si mi piel tuviera arsénico y los sentimientos no penetraran las capas.

No podia sentirme horrorizada, literalmente, no era capaz de asustarme por perder dicha capacidad humana.

Mientras colocaba los platos en el fregadero, escuche el timbre.

Cher corrió hacia mi con los ojos fuera de sus orbitas.

— ¡No vas a creerlo!

Camine a la puerta, mire por el cerrojo, pero los golpes contundentes sobre la tabla me asustaron, mientras el grito de un hombre que no estaba en todos sus cabales se escucho:

"¡NE— RE— AAAAAAA!"

— ¿ese parece ser...?— señale, en tanto Cher asintió.— ¿Qué hace aquí?

— No lo se. Parece estar ebrio.— Respondio en un murmuro.

"¡NEREAAAAAAAAAAAAAAA!" repitió con un estallido de cólera. Ajetrando la puerta. "¡SE QUE ESTAS ALLI!"

— ¡¿Qué quieres?!— Pregunte sin abrirle.— Vete o llamare a la policía.

Cher alzo ambos dedos en aprobación.

— Abre, te lo suplico...

— no.— dije segura y firme.

— Por favor... yo... yo solo... necesito hablar contigo... solo tu me comprendes... tu siempre has sido el amor de mi... vida...

— Vete, Sergio. Tu y yo ya no tenemos nada, yo ya no soy nada de ti.

— ¿Esta el allí no es cierto?

— ¿Quién?

— ¡El! ¡El maldito japonés!— vaya, al fin descubrio que no era un "chino"

— Eso, no es de tu incumbencia. Vete. ¡Vete ya!— Comenzaba a fastidiarme su insistencia.

Antes, hubiese jurado que me sentiría halagada de que mi ex viniera ebrio y me persiguiera o quisiera hablarme o cualquiera de esas cosas. Sin embargo, me senti acosada, molesta y con ganas de sacarlo a las patadas.

Al final, llame a la policía, que lo llevo a la rastra del edificio.

Ambas observamos como un cuerpo iba siendo mitad arrastrado mitad sostenido con fuerzas cuando peleaba.

Lo metieron en la patrullar esposado en la parte trasera. Luego, alzo la vista. No creo que pudiera divisarme en la ventana a esa altura y con las luces apagadas, sin embargo yo lo vi.

Se quedo mirándola, luego agacho la cabeza, rompiéndose a llorar.

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora