Cap.37

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¡¿Qué MIERDA HACIA SERGIO AHÍ?!, pensé en gritarlo, pero dado que era una fiesta infantil, me contuve.

Ahora entendía las miradas. Camine lo mas seria y contenida. No queria brindar un espectáculo del tipo del que montaban mis padres en cada reunión familiar.

Uno porque... les agua las fiesta a todos.

Y dos... porque no queria ventilar mas el hecho de que estaba soltera y vieja.

-Sergio.-Repuse al sujeto que tenia a mi sobrina en brazos.

-Hola, Nerea.-su voz, perfecta, su actitud, intachable. ¿A que demonios vino?

-¿Cómo estas?-Me saludo con un beso en la mejilla, al que no me pude negar, porque llevaba a Alma en sus brazos, pero senti la necesidad imperiosa de limpiarme la mejilla.

-Bien, ¿vos?-fingi sonreir. A todo esto, mis familiares seguían nuestros movimientos como un partido de padle.

No necesitaron un payaso para entretenimiento, los dramas estilo familiar garpan mas.

-Ahí ando... pasaba por aca y recordé que hoy era el cumpleaños de Alma... y ¿a que no sabes? Te traje un regalo.-Desde atrás, Sergio hizo aparecer un enorme paquete envuelto en un fino empaque.

Genial. Ademas, iba a regalarle algo mucho mas costoso que yo.

Alma, como toda niña, se lanzo con desesperación ante el objeto, abriéndolo y encontrándose con una muñeca que hablaba, caminaba, gateaba, poco mas babeaba arco iris y escupía chicles sabor frambuesa.

Odiaba ese tipo de regalos, pero a mi sobrina le encanto, asi que, no pude poner excusas ni enfadarme tanto.

La familia completa lo saludo, uno a uno, diciéndole cosas del tipo "Hace tanto que no se te veía" o "te extrañábamos por aquí"

Me quede a un lado, esperando que acabara con su saludo cual presidente, para poder hablarle lejos del oído publico.

Una vez que la abuela Petunia acabo de decirle "lo apuesto que estaba" y pellizcarle la mejilla por octava vez, le señale la puerta y el me siguió.

Ya para entonces, mi enfado se habia reducido. Tal vez por ver como lo adoraban todos, o que haya traido un obsequio para Alma...

Y pensaba dentro de mi: "Mira lo que has dejado ir, Nerea. Un sujeto apuesto, seguro, cariñoso, querido por todos. Buen sueldo. No puede haber otro culpable que tu, vamos, que todos lo piensan asi..."

Mordi mis labios, mirando hacia el piso, mientras Sergio se acerco a mi, olfateándome. Me quede con los ojos en blanco sin comprender.

Me habia duchado. No estaba sucia.

-Has estado fumando, por lo que alcanzo a oler...

-Si.-Dije como una niña regañada.

-¿Sabes? A los hombres no nos gusta el olor a cigarrillo.

-No a todos, puede que a ti no, pero a mi me encanta fumar, asi que...-Sergio negó con la cabeza, dando una sonrisa.

-Y veo que no has cambiado nada ¿eh?

-¿A que has venido, Sergio?-Repuse molesta. No queria armar un guerra mundial.

-Nada... yo... solo no queria dejarte sola en una reunión familiar... ya sabes... para que no te deprimieras...

Abri grande mis ojos, y mire desdeñosa hacia un lado, riéndome en silencio.

-asi que... ¿ahora te importa? ¿me recuerdas donde estuviste en las ultimas reuniones en las que estuve sola y deprimida sin saber explicar donde estaba mi marido?

Silencio. Sergio se creía una mente brillante, pero lo cierto era que yo era mejor, yo podia desenmascarar de la manera mas cruda sus intenciones dobles.

-Por favor, Nerea... quise ayudarte. Hacer algo lindo por ti.

-No necesito tu ayuda, Sergio. Dejate de juegos... ¿Qué quieres?

-¿Debo querer algo para ayudar a quien una vez llame "el amor de mi vida"?

Suspire con molestia.

-No tengo ni tiempo, ni el humor para hacer esto, lo siento.-Me dispuse a marcharme. Lo cruce de lado sin volver mis ojos a el, cuando senti su agarre en la manga de mi campera.

-Nerea...-musito. Mire su mano en mi manga con tanta ira que cuando me sacudi, hasta yo misma me impresione de mi fuerza.

-¿Qué?

-Se que sonara algo estúpido y poco realista, pero no se... hay tantas parejas que lo logran asi que...

-¿Qué?-dije impaciente, poniendo una mueca de exasperación.

-Queria proponerte que fueramos amigos.

-"Amigos".-Repeti.-¿"Amigos"?

Insisti, porque de verdad no me lo podia creer.

-¿Qué parte de "amigos" crees que tengamos?

-Sabia que te opondrías, siempre eres tan...

-¿Tan que?-alce una ceja esperándome para un nuevo round.

-¡Dios! ¡Tan belica! ¡solo quieres llevar la contraria! ¡¿Y después me preguntas porque teminamos?! Quizás sea hora de que te cargues algunas culpas, ¿no crees?

-No acabas de decir eso.-Me rei.-Bueno, ahí tienes tu respuesta. No podemos ser amigos si no podemos cruzar dos líneas de conversación sin acabar discutiendo.

Intente retirarme de nuevo, y el, de nuevo se aferro a mi brazo.

-Perdona, no quise hacerte enfadar, es solo que... que...-Y ahí estaba, la razón por la que me habia enamorado de Sergio: su lado humano, su lado débil, su parte oculta del resto. Todos conocían a Sergio feliz, macho cabrio de la finanzas, águila de los negocios... pero yo, sabia de Sergio, el cachorrito.

Suspire. No queria ser la villana, por mucho que el mereciera eso de mi.

-¿Qué es?-pregunte dejando salir el aire de mis pulmones, porque mi corazón comenzaba a enloquecer otra vez.

-Necesito a mi compañera, a mi amiga, a mi consejera y escucha...

-¿Qué hay de tu nueva "compañera-amiga-consejera-escucha"?-Sergio se movio a un lado, mirando sus manos.

-Ella... ella no es como... como tu... ella solo quiere salir de paseo, divertirse, y gastar dinero... y hay noches en las que... quisiera solo hablar, charlar, o hasta discutir de los problemas cotidianos con alguien... me he sentido muy solo últimamente, Nerea.

No pienso decir que no me movio cada particula de mi cansado corazón. A decir verdad, me senti tentada de abrazarlo, de consolarlo, de... ser la persona que el necesitaba que fuera: Nerea, la chica que amo, que era cariñosa frente a sus heridas, que lo sujetaba de la mano cuando el enfermaba, que oia atenta sobre sus preocupaciones. La que no pedia nada a cambio, mas que estar junto a el.

Pero entonces, entre el medio de los recuerdos afectuosos de quien solia ser junto a el, comenzaron a llegar los recuerdos de lo que paso, de cómo me dejo, de lo que me hizo sentir, de lo que me hizo perder, y de cómo, otra vez, yo debía estar para el, cuando podría haberme tirado de un sexto piso, y el jamás le hubiese interesado.

¿Dónde estuvo mi "compañero-amigo-consejero-escucha" todo este tiempo?

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora