Cap. 21

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-¿Y Bien?-Mire como a pesar de la misma ropa, esa era otra persona, ella no podia ser yo.
-Estoy… impresionada… eres…
-¡¿Genial?! Lo se.-Se cruzo de brazos con orgullo.
-Deberias tener tu propio salón, digo, si esto le ocurriera a cada mujer después de una separación, habrían mas divorcios.
-Ojala pudiera, pero no tengo el dinero… y mis padres cuentan con que cuide su negocio a como de lugar.
-Supongo que tu faceta de peluquero no les gusto mucho-Me mire con detenimiento mi piel ahora relucía, y se veía fresca.
-Son un poco… tradicionales…-Se rasco la nuca.-Bueno, ¿Qué me dices? ¿Estas lista?
-¿Lista?-Volvi mis ojos.-¿Para que?
-Duh, para salir, claro esta.
-¿Qué?-Rei.-Buena, esa Hikari, no te tenia de bromista.
-No pase tres horas arreglándote para nada. Si quieres pagarme, quiero verte en acción.
-¿Cómo?-Hikari sujeto mis hombros, y me obligo a mirar mi reflejo.
-Dime, ¿Qué ves?
-A mi.
-No, relata… ¿Qué clase de persona?
-Una mujer… muy vieja para andar de fiestas por ahí…-Rei pero el no me correpondio.
-¿Sabes lo que yo veo?-clavo sus achinados ojos en mi reflejo.-A una mujer, una muy hermosa que puede conquistar a quien sea, y estoy seguro, que puedes incluso elegir a alguien mejor que el “innombrable”
-¿Innombrable?-la voz me temblo, porque presentia lo que se acontecía.
-Asi es, ya no lo nombraremos… ¿quieres pagarme? Pues, quiero verte salir y divertirte.
-Pero…

-Hay algunas reglas que debemos poner antes de que volvamos a la caceria.-Escuche que me decía, mientras el sonido de mis tacos resonaban junto a los de sus zapatos.
Si bien, no habia visto a Hikari sin mas que su estúpido delantal negro y con líneas blancas y su pañuelo que adornaba su cabeza, ahora estaba muy bien vestido. Agradable a la vista, no atractivo, pero si agradable.
-¿Qué reglas?-Pregunte acomodando de nuevo mi flequillo, soplándolo desde abajo con exasperación.
Entonces, saco de su bolsillo un pequeño anotador turquesa y una birome.
-¿Siempre cargas con eso?
-Escucha, se como te sentiras… al principio, la expectativa te aterrara. Cada que alguien se acerque, sentiras que quiere violarte o juzgarte… no podras manejarlo. Estaras nerviosa, timida, con un pavor a cualquier cosa. Miraras a todos, pero no querras ser notada.
-¿Cómo es que…?
-Escuchame, es importante.-Señalo.-quiero que al pasar por esa puertas, finjas que no eres tu… no eres Nerea hoy, ¿De acuerdo?
-¿Cómo?-Hikaro tomo mis manos, yo las contemple, ambas juntas, del mismo tamaño, pero las mias parecían delicadas, incluso con años de limpieza, las de el, estaban demacradas. Llenas de cayos, cortes y con las uñas muy bajas.
-Hoy, cada vez que un sujeto te pregunte tu nombre, diras tu segundo nombre, o un apodo en caso de no tenerlo…
-¿Por qué?
-Para que te sientas alguien mas… no quiero que seas “Nerea, la casada”
-Pero…
-¡Escuchame!-insistio.-Debes volver a salir… tarde o temprano debes superar esa línea…
-¿Cuál línea?-Sujeto mi mano y nos metimos en la fila que esperaba por entrar al club.
-La de “Aun lo amo”
Quede en silencio, a su lado. Aterrada. Tenia razón, me sentía una vieja entre niñas hermosas, vivaces y felices. Lo sabrían, sabrían que era una ex esposa, cansada, vieja y arruinada.
-Te sentiras amenazada por cada mujer en este sitio, y claro, te examinaran, siempre examinan al contrincante, pero hay algo que tu tienes a tu favor, Nerea.
-¿Y eso es?-Mire la falda extremadamente corta de la rubia despampanante y pechugona de adelante.
-Experiencia.
-Te recuerdo que solo Sali con Sergio…
-Si, pero aprendiste mucho sobre como contentar a un hombre… no busques jovencitos, esos no te servirán. Seran maleducados, arrogantes y te trataran como una desesperada. No, no queremos eso, solo te hara sentir miserable. Se segura, sabes cuanto vales ¿no es asi?
-¿Lo se?-alce una ceja, mientras la fila se empezaba a mover. El hormigueo en mi estomago era tan arrollador. Aprete la mano de Hikari, inconcientemente mientras mordía mi labio inferior, tan fuerte que senti que la pintura se mancharía de sangre.
-lo sabes.-Me señalo.-No eres Nerea. ¿Recuerdas? ¿Cómo te llamaras?
-mm… no se, cuando era joven, tenia un grupo de amigas con apodo… cada una tenia uno, el mio era Ducky.
-¿Ducky?-Alzo ambas cejas con sorpresa y sus mejillas se anclaron en una sonrisa.
-¡Hey! ¡No te burles!-Me cruce de brazos, avergonzada.
-No, esta bien. Ducky me gusta… suena a como extranjero… y te aleja mucho de “Nerea”
La fila se movio de nuevo, no faltaba casi nada para nuestro turno.
-Supongo que de niña tuviste Barbies.
-¿Barbies? ¿y eso? ¿Qué tiene que ver?-Una morocha de cabello lacio me dejo anodada. ¿Era posible al belleza? Creia que solo en portadas de revistas. Me hubiese gustado tener su nariz, o sus pompas.
Asenti hacia Hikari.
-Cuando jugabas con tus muñecas, no eras Nerea, ¿no?-El foco se prendió. Sonrei. Claro que no era Nerea, no era yo. Era la super chica hermosa y segura que seria en un futuro, quien queria ser.
Si, un poco superfluo, con medidas inalcanzables para cualquier ser humano, pero en mi mente, yo era segura, hermosa, llena de pretendientes imaginarios como Barbie. Tenia un auto de lujo y visitaba a mis amigas, tomabamos el te o íbamos a la playa.
Y no importaba, porque Barbie podia ser de cualquier profesión, podría ser medico, veterinaria, modelo, peluquera, ¡Dios! ¡Hasta astronauta si lo soñaba!
-Creo que comienzo a entenderte.-La mirada de Hikari me hizo sentir en complicidad.
-Bien, ahora que la idea esta plantada, las reglas.-De nuevo, saco el cuaderno.

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora