Cap. 36

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No lo habia escuchado gritar antes. Creo que jamás. Pero parecía molesto. Lo que habia iniciado como una simple charla e ida y vuelta inocente, ahora parecía un desencuentro de pareja... pero... ¿Por qué?

-Si, soy exigente... ¿Qué tiene eso de malo?-Puse mis manos sobre mi cintura, desafiante.

-No me molesta que seas exigente, me explique mal.-Hikari suavizo su expresion.-Pero siento... que encontrar a alguien ya no es tu prioridad.

-Nunca lo fue.-Admiti, con franqueza.-Mi única prioridad era salir adelante, volver a sonreir, querer respirar, mantenerme con vida... jamás dije que mi meta principal era encontrar otro sujeto que me haga sentir una idiota.

-¿Por qué crees que eso ocurrirá?-Insistio.

-Porque...-entonces mire el teléfono, Azul me estaba llamando. Genial. ¿Y ahora que queria?-tengo que atender.

Me Sali del almacen, y respondi la llamada.

-Diga.

-Nerea, mañana hare una cena por el cumpleaños de Alma.

-Oh. Bueno. ¿Dónde lo vas a festejar?

-En lo de la abuela Petunia.-Trague saliva en seco.

-¿Por qué allí?-La ultima vez que habia ocurrido algo en la casa de abuela Petunia, habia sido s cumpleaños. La abuela era algo asi como cascarrabias y muy malhumorada.

Siempre nos echaba la culpa de todo, y creo, que secretamente, pensaba que mama dejo a papa por nuestra culpa.

Y si el cumpleaños de Alma era allí, solo podia haber una razón...

-Vas a intentar que vayan todos, ¿no es asi?-casi pude ver la cara de mi hermana, sonrojada y nerviosa. Sus ojos color verde agua, sus rizos dorados, sus labios y piel cual Blancanieves. Azul no tenia nada que celar. Ella era hermosa, solo... que tomaba malas desiciones, siempre fue asi.

-Quiero que mi hija tenga una infancia en donde todos sus abuelos estén.

-Le quieres dejar un recuerdo horrible, en donde todos o fingen o se la pasan a cara larga. ¡Sabes que papa y mama se ponen peor estando en un mismo sitio!

-Da igual, ya los invite, y aceptaron... asi que, tu no tienes excusas.

-Por nada me perdería ese desastre.

-Imbecil.

-Yo también te quiero, hermanita.-Ambas cortamos, igual de molestas.

Volvi a Hikari, a quien iba a seguir por terminar de poner en su sitio, cuando el me gano.

-No es de mi incumbencia, es asunto tuyo, no mio.-Me sonrio. No de forma usual, sino mas bien, forzoso. Despues de haber vislumbrado tantas veces esa hermosa mueca, ahora, me parecía un leve intento por calmar los animos. Que desilusion.

...

El cuarto, repleto de niños correteando de aquí a alla. No se me permitia fumar, claro esta, por ello, Sali en el frio de la entrada (por esa razón y claro, para no tener que hablar con mi congéneres sanguíneos)

NO tengo ningun problema con mis primos, pero si con su estatus y el mio.

Es chocante ver a mis primas con panzas, o hablando del jardín, de los biberones, de los pañales por cambiar, de las noches sin dormir por sus pequeños retoños.

No es envidia, sino... sentirme desconectada, fuera de sitio. Siento que no pertenezco a ese sitio. Se que puedo usar cada parte de ella, puedo incluso dormir allí, comer lo que quiera, vivir alli, la abuela jamás diría que no...

Sin embargo, seria como estar usando algo prestado. Nadie me diría nada, pero igual me sentiría tensa.

Como si tuviera permiso de hacerlo, pero aun asi, sin sentirme bienvenida. ¿Tiene sentido?

Huyo de eso, de ese sentimiento, alejándome de mi familia.

Siempre fui de las que se sintió como una intrusa en la perfecta familia, mucho antes de que ocurriera lo mio con Sergio... era como si, no encajara en ese rompecabezas, como si esa pieza perteneciera a un álbum incompleto.

Nadie me busca. Es lo usual. Estar y no estar. Comentar algo a la nada.

Azul si se siente parte de eso. Ella puede sonreir y hacerse querer de manera fácil. Ella puede despertar simpatía. Yo no.

No puedo fingir tampoco querer comprar un cariño falso... se que mi prima se lleva mal con mi tia, mi abuela con mi madre. Mi madre odia, a toda la familia, pero jamás se deja ver afectada.

Y asi, la rueda de envidias y secretos familiares se van entrecruzando como una telaraña compleja de las relaciones humanas.

Y ni asi, entro en contexto.

Dejo que el humo baile en entre mi respiración que sale como ondas bailarinas, con el helado y gélido clima que choca en mi mejilla como agujas punzantes.

Las miradas contra producentes me causan nauseas, ni hablar de los sarcasmos, las sonrisas enmascaradas, el sinsentido de juntar a personas que solo tienen la obligación de estar bien durante los cumpleaños, o alguna obligación familiar.

Detesto ese tipo de hipocresía, y odio aun mas tener que hacerlo aun contra mi voluntad.

Pero si se preguntan porque acepto hacer esto, mi respuesta es sencilla: Alma.

Mi sobrina puede lograr que mi dia gris, se vuelva un árbol navideño. Ella es dulce, amable, juguetona, alocada, deshinibida, alegre... es casi como Azul, solo que protestona.

Y adoraba la rebeldía que tenia a su temprana edad, adoraba la idea de que a pesar de que mi hermana la preparaba (como cualquier madre) para ser una damita, ella parecía repeler aquello y ser salvaje hasta decir basta. Era mi idea de crianza para una futura hija... a pesar de no tenerla.

-Hola tia Nenea.-Me dice de manera gangojosa, aquel duendecito a mi lado. Alma es pequeña, un poco regordeta, con brazos y piernas fuertes, como un gnomo, y hasta eso amo de ella.

-Hola mi amor.-Respondo con la mayor ternura, como si tuviera un terrón de azúcar derritiéndose en mis labios. Sacudo sus rulos desprolijos y ella me sonríe.

Jamas entenderé como salió una perfecta imperfección como la de Alma. Y nunca permitiré que un imbécil la haga sentir fea o inadecuada. Lo mataria. Lo juro.

-¿Qué haciendo?-Dice con un tono inverosímil, con la inocencia ininterrumpida de su edad. La niñez es esa época de la que no comprendes nada de las complejas relaciones sociales que hay en una familia.

-Nada... estoy mirando al cielo.-Repongo, no quiero que mi sobrina tenga un recuerdo de mi fumando. "La tia tabaco", ya me lo veo venir.

Y Alma se queda parada a mi lado, mirando el cielo, como si quisiera descubrir lo mismo que yo le encuentro tan impresionante como para estar mirando allí sola y lejos de todo.

La miro con ternura. Creo que hay días en los que quiero ser madre solo por Alma, por haberla conocido, y hay días que no quiero ser madre, por la misma razón. Es complejo. Adoro a Alma, pero no siento que mi madures mental este preparada para hacerme cargo de otra vida humana.

-vamos adentro, hace frio.

-¿hace frio?-redobla con un tono de lo mas exagerado en pregunta.

-Si, hace frio. Además... adentro están tus primitos... ¿no queres ir a jugar con ellos?-Alma no responde, me persigue con un tambaleo especial, casi un baile entretenido y despreocpado. Dios, adoro a esta niña.

Pero entonces, cuando vuelvo a entrar desde el patio trasero, veo como cada mirada de mi familia se centra en mi, con una expresion que no pedo dar nombre: ¿impresión? ¿terror? No, parece sorpresa... pero... ¿sorpresa de que? Si mis padres ya se han visto y no ha corrido sangre... ¿o será que al final hubo un asesinato?

La tensión me mataba, hasta que, la misma Alma grito a mi lado con jubilo: "¡Tio Segio!" y corrió a abarazarlo.

Me quede helada.

Muy VIEJA para tanto DRAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora