Capítulo Tres.

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28 de noviembre, 2015.

Abrí mis ojos con bastante pereza, volteé mi mirada a mi derecha y ladeé mi sonrisa. Me quedé un par de minutos observándolo; se podría decir que soy algo acosadora, pero no me pueden culpar de querer observar a mi novio mientras duerme.

Me incorporé para dejar mi peso sobre mi brazo derecho, reí por lo bajo al ver la nariz de Alex fruncirse. Dejé mi mano libre sobre su abdomen, su respiración estaba completamente calmada; comencé a detallar uno de sus muchos tatuajes con mi dedo hasta que su respiración se empezó a entrecortar. Me alarmé hasta que me percaté de que estaba despierto y riendo.

– ¿Cuánto llevas acosándome y toqueteándome? – preguntó en un susurro ronco.

– ¿Cuánto llevas despierto? – devolví la pregunta con mi sonrisa divertida.

– Lo suficiente para percatarme de que estabas de manos sueltas en mi cuerpo. – contestó a la vez que abría sus ojos. Me hice la ofendida, Alex pasó su vista a mí y ladeó su sonrisa. – Nunca dije que me molestara.

Reí por lo bajo y negué con mi cabeza.

– Para que te quede claro, no estaba de manos sueltas contigo. – él enarcó una ceja y me dio una sonrisa divertida.

– Solo estabas tocando mi abdomen mientras yo dormía. – asentí riendo. Terminé encogiéndome de hombros.

– Ya no tenía sueño y te veías adorable mientras dormías.

– Estoy seguro de que lo último que pensaste fue que me veía adorable. – dijo intentando imitar mi voz. Llevé mi mano a su mejilla con la intención de golpearlo suavemente por arremedarme, pero fue más rápido que yo.

Se incorporó pasando su mano por mi cintura, me pegó más a su cuerpo. Unió nuestros labios y se acomodó sobre mí. Pasé mis manos por su cuello para enredar mis dedos en su cabello. No le tomó mucho tiempo antes de comenzar a tirar del dobladillo de mi blusa para deshacerse de ella.

Una vez que la blusa voló se volvió a acercar para besarme de nuevo. Un escalofrío me recorrió al sentir su toque sobre la piel de mi torso. Escuché el timbre del departamento y me alejé un poco.

– Tengo que ir a ver quién es. – dije con la respiración algo agitada. Alex negó con su cabeza.

– Dudo que sea importante. – besó cortamente mis labios de nuevo para ser interrumpido esta vez por dos toques en la puerta de mi habitación.

– ¡Dejen sus escenas porno! – la voz de mi hermana resonó fuera de la habitación. – ¡Elizabeth, tienes visitas!

Se alejó mientras maldecía en voz baja, reí y me levanté. Tomé la blusa que había volado hacía unos minutos y me la coloqué nuevamente; aparte de eso, traía unos pantaloncillos cortos. Acomodé mi cabello con mis manos y me dirigí a la puerta.

– Buenos días. – Clarie estaba recostada a la pared del pasadizo, tenía sus brazos cruzados y una sonrisa divertida. –  Kyle tiene razón, parecen adolescentes calientes.

Fruncí el ceño y la volteé a ver.

– ¿Y tú que vas a saber de adolescentes calientes, niña? – enarqué mi ceja. Las mejillas de Clarie se sonrojaron inmediatamente por lo que reí. – Deja de juntarte tanto con Kyle, te está corrompiendo.

– Como si ella fuera un angelito. – Alex salió de la habitación y pasó uno de sus brazos por los hombros de mi hermana. Clarie lo fulminó con su mirada.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora