Capítulo Cincuenta y ocho.

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16 de julio, 2016.

— Te devolveré el dinero apenas me paguen. — dije guardando las compras en la alacena nueva que tuve que comprar cuando recordé que el pequeño no puede comer lo mismo que Alex y yo. Además de utensilios nuevos de cocina, mi madre se había pasado todo el día de ayer limpiando y acomodando las cosas de la cocina, rotulando los utensilios con el nombre del pequeño.

— Ya te dije que no tienes que preocuparte por eso. — escuché a mi padre. Rodé mis ojos y solté un bufido, nunca me ha gustado pedir dinero prestado, y por irónico que se vea el hecho de que los Collins me han dado la mitad de las cosas lujosas que tengo, nunca las pedí e intenté devolverlas cuando me las entregaron, pero Matt simplemente no escucha.

— Te lo pagaré. — aseguré sin importarme su mirada amenazante. Él soltó un suspiro y asintió sin ánimos de discutir. Dejé la última lata en la alacena y cerré la puerta de madera.

Retrocedí hasta chocar con el mesón, solté el aire que contenían mis pulmones y tomé una bocanada nueva y profunda; sentí un par de brazos rodeando mi cuerpo, cerré mis ojos y recosté mi cabeza en su pecho, escuchando los latidos de su corazón e inhalando el olor de su fragancia.

— Estoy tan orgulloso de ti, pequeña. — ladeé mi sonrisa.

Antes de poder responder algo escuché los pasos de mi madre entrando de nuevo en la cocina, frunció el ceño al vernos.

— Ve a maquillarte un poco, cariño. — dijo mirando y haciendo una mueca, rodé mis ojos y me aparté de mi padre. — Solo digo, no quiero que mi nieto te vea en una versión zombi, podrías traumatizarlo. — Edmund rió por lo bajo, negando con su cabeza ante las palabras de su esposa.

Mi padre se inclinó para besar mi cabeza y siguió su camino hacia Jane.

— Vamos ya, Janelle. — le dio un empujoncito para que caminara hacia la salida. Mi madre le dio un golpe en la mano, una indicación para que la dejara en paz y se giró hacia mí.

— Quiero fotografías de la reacción de Noah cuando vea la habitación. — asentí con mi cabeza. Ella agrandó su sonrisa y rápidamente rodeó mis hombros con sus brazos. — Serás una madre increíble.

Por irónico que suene, escuchar eso logró que me empoderara un poco más de mí misma. Jane se alejó y volvió a caminar hacia mi padre, los acompañé a la salida principal y cerré una vez que habían salido. Solté un suspiro una vez que había quedado sola, bajé la mirada y reí al ver a Visto mirándome con su ceño fruncido. Leia por el contrario, estaba jugando con la alfombra de la sala.

Miré la hora en el reloj de la cocina e hice una mueca para comenzar a correr escaleras arriba, entré a mi habitación, abrí las puertas del armario de par en par y contemplé la ropa por un par de segundos, pensando qué podría usar. Realmente, ni siquiera sé por qué pretendo buscar qué ponerme, al final termino eligiendo lo mismo de siempre; en este caso, un pantalón de mezclilla algo roto en las rodillas, una blusa vino de tirantes delgados y algo holgada, junto a unas botas charol del mismo tono que la blusa.

Entré al baño, abrí la llave de la ducha para que el agua comenzara a calentarse mientras me despojaba de mis prendas, até mi cabello en un moño alto para evitar que se mojara y me aseguré de que el agua estuviera tibia. Tenía veinte minutos para ducharme y vestirme, así que un baño caliente con burbujas no sonaba como buena idea.

En diez minutos estaba fuera de la ducha secando mi cuerpo con la toalla y sintiéndome acosada por la mirada confundida de Leia, tenía uno de sus juguetes en su hocico. Enrollé mi cuerpo en la toalla y salí del baño para comenzar a vestirme, la pequeña labrador siguió mis pasos hasta llegar a la cama, tomó impulso y subió, se acercó para poder dejar su juguete sobre mi blusa y mirarme con sus ojitos de perro mojado.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora