Capítulo Seis.

131 14 105
                                    

 7 de diciembre, 2015.

Agradecí mil veces cuando Mike me dijo que podía llegar a trabajar después de almuerzo. A decir verdad, llegamos anoche o se podría decir que hace unas cuatro horas, hubo la turbulencia suficiente para no dejarnos dormir tranquilos en el vuelo.

Una vez que cruzamos la puerta principal de la casa arrojé mi maleta al sillón de la sala y arrastré mis pies hasta mi habitación para lanzarme a la cama y no responder hasta que el sol me despertara después.

Aunque claro, solo en mis hermosas fantasías el sol me despierta. En mi realidad hay dos adolescentes ruidosas y un perro meón que se esfuerzan por acabar con mis horas de sueño reparador. Y sin olvidar al novio que sale de viaje en un rato y anda por la casa hablando con el jefe por teléfono.

Di un bufido y salí de mi habitación, abrí mis ojos a más no poder al ver el desastre en el pasadizo y la sala. Hannah y Clarie señalaron a Alex, quien estaba de espaldas a mí hablando por teléfono aún.

Comencé a recoger la ropa que Alex había lanzado por toda la sala, la dejé en el sillón y me crucé de brazos en el momento en el que él terminó la llamada. Me dio una sonrisa tranquila y se acercó a mí para besar mi cabeza y seguir su camino a la habitación.

– Creo que mejor desaparecemos. – susurró Clarie lo suficientemente alto para que la escuchara, Hannah asintió casi sin notarse. – Solo no lo mates, él me agrada. – besó mi mejilla y dirigirse a la puerta seguida por la princesa mariposa.

– ¿Ya se van? – escuché detrás de mí. Hannah asintió. – Pero no desayunaron.

– Comeremos algo en la universidad. – Clarie se encogió de hombros.

Vi a Alex pasar a mi lado sin dejar de negar su cabeza, tomó las llaves de su auto y la billetera que estaban en la mesita a un lado de la puerta principal.

– Iré a dejarlas, de paso les compro algo para que desayunen. Llego pronto. – Los ojos de ambas chicas se abrieron ante la frase de Alex. Yo simplemente le di mi sonrisa más falsa y asentí.

Cuando cerró la puerta tomé uno de los cojines del sillón y comencé a gritar contra él. Me dejé caer con la espalda recostada a la pared del pasadizo, cerré mis ojos por un segundo y pasé mis manos frustrada por mi cabello.

Escuché un chillido y sentí una presión húmeda en mi pierna, volteé mi vista en la dirección del tacto y entrecerré mis ojos hacia él. Visto ladeó su cabeza y me ladró.

– No te atrevas a ladrarme. – vi su pequeño traserito pegar contra el suelo, bajó sus orejitas y puso mirada de inocencia. – Vale, tengo que aceptar que eres más adorable que tu dueño.

Llevé mi mano a la cabecita de Visto y comencé a acariciarlo, hasta que terminé levantándolo para ponerlo en mi regazo, el peludo se acomodó en mis piernas y luego de un par de minutos sus ronquidos me hicieron reír.

***

Retrocedí un paso para mirar la habitación y asegurarme de que todo estuviera bien. Tomé la cesta con la ropa sucia y caminé hacia la parte de la lavandería en la terraza de la casa donde Visto se entretenía mientras que yo limpiaba el desastre que mi novio había hecho hacía un rato.

Dejé la ropa a un lado de la lavadora y me dirigí a la cocina para terminar mi café. Escuché la puerta cerrarse, tomé aire para evitar hacer una estupidez. Alex apareció en el umbral de la cocina, traía una caja de cartón algo grande entre sus brazos, fruncí el ceño esperando una explicación.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora