Capítulo Treinta y siete.

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16 de abril, 2016.

Abotoné la blusa, me miré rápidamente en el espejo del baño y me encogí de hombros, guardé la cosmetiquera en el bolso y salí hacia la habitación, fruncí el ceño al ver la cama completamente tendida y sin señales de Alex en la habitación. Abrí la puerta de la habitación y me sobresalté al ver al castaño de frente.

— Buenos días. — comentó con su sonrisa divertida.

Dio un par de pasos hacia adelante haciéndome retroceder, puesto que ambos no cabíamos por el portal. Dejó sus manos en mi cintura y se inclinó peligrosamente hasta acaparar mis labios, entrelazó sus dedos tras mi espalda para acercarme aún más; reí por lo bajo rompiendo el beso, él me miró con sus ojos entrecerrados, me empujó haciendo que cayera de nuevo en la cama, se acomodó sobre mí sosteniendo su cuerpo con sus brazos. Bajó su mirada para posarla sobre la mía, enarqué mi ceja a lo que él respondió inclinándose un poco para volver a besarme; enredé mis dedos en su cabello.

— Alex... — contestó con un asentimiento, sin dejar de desabotonar mi blusa. Tomé su rostro en mis manos para obligarlo a mirarme, sus ojos estaban completamente oscuros y sus labios un par de tonos más rosados.

— Oh no... — negó con su cabeza y entrecerró sus ojos. — No, no lo harás. — reí por lo bajo y asentí. — No, no, no, no, no. Es injusto, Elizabeth.

— Yo no comencé. — me defendí divertida. — Debo ir a comprar unas cosas, entre ellas toallas sanitarias. — dio un suspiro y rodó sus ojos antes de dejarse caer sobre mí, aplastándome.

— Vale, no haremos nada. — acomodó su cabeza al lado de la mía y pasó su brazo sobre mí. — Pero tampoco te dejaré irte.

— Vale... tú lavarás las sábanas. — me encogí de hombros. Lo vi hacer una mueca, retiró el brazo y se incorporó.

Reí antes de levantarme y volver a abotonar mi blusa, la sacudí intentando quitar las arrugas que se habían formado y pasé mis manos por mi cabello, colgué el bolso de mi hombro y me dirigí a la puerta, aunque un tosido falso detuvo mi caminata, me volteé hacia él y enarqué mi ceja. Él ladeó su cabeza y agrandó su sonrisa, me acerqué para entrelazar mis dedos tras su cabeza y ponerme de puntillas para besarlo.

— Dúchate, hueles a hormonas. — dije divertida imitando a mi cuñado, Alex rodó sus ojos y bufó. — No, de verdad, dúchate; mi madre viene a almorzar para que conozca a Andy.

Besé su mejilla y escapé de su agarre, me asomé en la habitación de mi hermana y ladeé mi sonrisa al verla completamente ida en la pantalla de su celular, aclaré mi garganta para llamar su atención; levantó la mirada y sus mejillas se sonrojaron inmediatamente.

— Dile que llegue temprano, almorzará con el diablo. — exclamé refiriéndome a mi madre. Clarie rió y asintió. — Voy al supermercado... ¿Necesitas algo?

— ¡Chocolates! — gritó Hannah desde el baño del pasadizo. — ¡Muchos chocolates! ¡Chocolates! ¡Quiero chocolates! — entró a la habitación con su sonrisa agrandada. — ¡Chocolates! — volvió a gritar estando frente a mí.

— No creo que sea una buena idea... — Clarie me interrumpió.

— Nathan la llevará a conocer a Jennifer. — abrí mi boca sorprendida. — Así que tráele chocolates o me volverá loca. — suplicó.

— ¡Conoceré a la madre de mi novio! ¿Quién no estaría ansioso? — chilló de nuevo. Comenzó a caminar de un lado al otro de la habitación sin dejar de murmurar cosas. — ¿Y si no le agrado? Puede ser una posibilidad, soy un dolor de trasero... Oh Dios... no le voy a agradar a la mamá de Nat. ¿Ahora qué hago? ¿Y si le prohíbe seguir viéndome?

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora