Capítulo Cincuenta y uno.

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11 de junio, 2016.

Llevé mi mano al bulto chocolate que se encontraba acostado a mi lado derecho, Leia levantó un poco su cabeza para saber de quién se trataba, recostó su mandíbula en mi muslo y cerró sus ojos para disfrutar de las caricias; del otro lado estaba Visto hecho un puño y roncando con cada respiración que pasaba por su nariz. El silencio, fuera de los ronquidos de Visto, invadía la casa; mi hermana había salido con Andy y Hannah se había quedado en el departamento de Nathan, así que me encontraba sola con mi soledad.

Dejé de acariciar a Leia para pasar la hoja del libro que tenía en mi mano, la cachorrita entrecerró sus ojos hacia mí, esperando que siguiera con mi acción. Fruncí el ceño al escuchar el timbre, los que viven en esta casa tienen llaves y no he pedido nada para que estén tocando el timbre, tampoco espero a nadie. Leia se levantó inmediatamente, saltó de la cama para desaparecer en el pasillo, aparté la cobija que tenía sobre mis piernas y bajé de la cama; Visto simplemente abrió un poco su ojo derecho y lo volvió a cerrar una vez que vio que yo me había levantado. Caminé con pereza, casi arrastrando mis pies por el suelo, fruncí el ceño al ver a Leia olfateando el borde inferior de la puerta principal y su colita moviéndose de un lado al otro. Me acerqué a la madera para ver a través del círculo y solté un suspiro al ver las dos cabelleras familiares. Retrocedí para abrir la puerta, di media vuelta y caminé de vuelta a mi habitación.

— ¡Lauren! — escuché la voz de Hill.

Sabía que había vuelto de su luna de miel, pero no había hablado con ellos. Realmente, amo a mi sobrino, pero no tengo ánimos para ver niños en este momento, así que he evitado visitarlos. Hablé con Jay ayer en el trabajo, pero no más de un par de palabras porque ambos teníamos mucho que hacer. Matt cambió mi horario de trabajo con la excusa de que en el tiempo que él estuvo fuera y que Jay estuvo de vacaciones, yo tuve mucho trabajo; aunque, Mike sigue quejándose que él también trabajó más; gracias a ese cambio de horario, tengo más horas libres y en realidad, intenté convencer a Matt de dejarme trabajar hasta tarde, pero no sirvió de mucho. Estar sola en la casa no me agrada, así que intento mantener mi mente ocupada en algo.

— ¡No nos ignores! — esta vez fue Scar. Solté un suspiro cansado y detuve mi paso antes de girarme sobre mi propio eje y falsear mi sonrisa. — Nos has evitado por mucho tiempo.

Hill asintió con su cabeza y levantó una bolsa de manta para dejarla en el desayunador, sacó por lo menos tres botellas de alcohol, entre ellas una de tequila que me llamó inmediatamente.

— Como nos has estado ignorando, decidimos venir por ti. — Hill hizo un baile raro con sus cejas.

— ¿Hay alguna posibilidad de que escapar de esto? — pregunté sin ánimos, ambas fruncieron el ceño y negaron rápidamente.

Hill se acercó para ver sobre mi hombro en dirección a la habitación del final del pasillo, buscando algo.

— ¿Espero que Alex no esté desnudo en la habitación? — hizo una mueca de asco. — ¡Alexander, lárgate! ¡Es noche de chicas! — gritó la castaña frente a mí sin quitarle la mirada a la habitación.

— No está. — contesté intentando que dejara de gritar. Hill me miró confundida y volteó a ver a Scar, ella simplemente se encogió de hombros. Las dos me miraron buscando una explicación más detallada. — Está en Arizona en una capacitación de diseño. — me encogí de hombros.

— ¿Y las chicas? — preguntó Scar al notar la falta de ruido.

— Con sus novios. — repetí mi acción anterior. — Solo estoy yo y los perros.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora