Capítulo Cuarenta y uno.

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5 mayo, 2016.

— ¿Puedo preguntar algo? — escuché la voz de Alex a mi lado, reí por lo bajo y asentí. — ¿A dónde vamos? — la carcajada de mi hermana resonó en la parte trasera del auto, el castaño la volteó a ver con sus ojos entrecerrados. — ¿Tú sabes? — ella negó inmediatamente.

— No, pero cualquier diría que temes que tu prometida te secuestre. — se burló haciéndome reír.

Giré en la siguiente intersección y bufé al ver el semáforo en rojo, recosté mi cabeza en el asiento y comencé a golpear débilmente el volante con mi índice al ritmo de la canción que resonaba en el interior del auto. La luz se puso verde y el movimiento de los autos siguió entrando al corazón de Manhattan; seguimos en silencio un par de kilómetros más hasta que estacioné el auto y saqué las llaves del iniciador.

Volteé a ver a Alex, su rostro expresaba confusión combinada con incredulidad, me devolvió la mirada e hizo una mueca.

— ¿De verdad Nathan reservó este lugar? — volví a reír y bajé del auto para escuchar los tres pares de piernas seguirme. — Trajiste a Clarie a este bar de mala muerte. — al lado de mi hermana estaba el castaño de cabello largo mirando divertido a mi novio.

— Te aseguro que es salubre. — Alex enarcó una ceja, di un suspiro y me volteé hacia mi hermana. — Es el cumpleaños de Nathan, no van a morir por estar ahí un par de horas.

Clarie y Andy asintieron sin ningún problema, miré a Alex esperando que me dijera algo o que por lo menos asintiera.

— Vale. — solté mirándolo. — Aquí están las llaves del auto, si no quieres entrar no te voy a obligar.

Le entregué las llaves, le di un gesto a los dos que estaban a menos de un metro de nosotros, miré a ambos lados antes de cruzar la carretera. Me acerqué a la puerta principal del bar y saludé con mi mano al hombre canoso y barrigón, devolvió la sonrisa antes de abrirnos la puerta para dejarnos entrar. Una vez que pasamos el portal el olor a licor entró en mi nariz sin autorización, ladeé mi sonrisa al ver a mis amigos en la mesa al final del local.

Me acerqué a la barra, el chico ladeó su sonrisa de una manera poco sutil, me escaneó con su mirada para terminar enarcando su ceja pícaramente. Reí por lo bajo y negué con mi cabeza, antes de poder hablar sentí un brazo rodeando mis hombros.

— Ni lo intentes, Billy. — la voz ronca y desgastada de Duffy llamó la atención del chico. — Una mano encima de esta chica y estarás despedido. — amenazó haciendo que la sonrisa pícara desapareciera de su rostro. — Ahora, ya que me explique... — aclaró su voz. — La casa invita a una ronda de tragos para la mesa del fondo y dale una cerveza a la pequeña Eli. — el chico asintió sin decir palabra. Me volteé para ver al flacucho a mi lado.

— Nuevo look. — dije intentando ocultar mi mueca, él rió por lo bajo y asintió. — Te ves bien.

— Pequeña Eli, todos sabemos que estás mintiendo. — comentó riendo. — Mi hija se ha burlado toda la semana, pero perdí una apuesta. — asentí entendiendo la razón para el puñado escaso de cabellos en la barbilla del hombre. — ¿Y tú novio?

El chico de la barra se acercó para tenderme la cerveza y siguió su camino hacia la mesa de los chicos. Limpié la boca de la botella con una servilleta y le di un sorbo, arrugué mi rostro al sentir el líquido bajar por mi garganta. Escuché la puerta del bar abrirse, el castaño entró con su paso inseguro y sus manos en las bolsas delanteras de su pantalón, le di un gesto a Duffy, se giró y asintió antes de saludar a Alex.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora