Capítulo Sesenta y Cinco.

73 11 49
                                    

16 de agosto, 2016.

A los dieciséis sentí que mi mundo se venía abajo en fragmentos, uno tras otro, intentaba evitar que una parte se desmoronara y otra caía; hasta que llegué a dejar de intentar mantenerme de pie, dejé que todas las piezas cayeran y se destruyeran en el impacto. Perder a James fue perder un trozo de mí, él se llevó una parte de mí al dejar de respirar; pero él dolor que había sentido en ese momento, no se acerca al que me consume en este instante.

En mi mente se repetía una y otra vez la decisión del juzgado, el momento donde Fran tuvo que tomar a Noah y la reacción del pequeño. Se había escapado de mis manos, lo habían arrancado, se lo habían llevado porque Alex y yo no éramos competentes. Habíamos dejado que el pequeño cayera en el hospital con una crisis gastrointestinal, no parecíamos capaces de protegerlo; por lo que la agencia de servicios infantiles dijo que volvería con los Davis y volverían a investigarnos completamente para ver si nos daban una segunda oportunidad.

— Lauren... — escuché la voz de mi padre, sonaba a kilómetros. Se sentó frente a mí, sobre la mesa del centro de la sala de mis padres. Tenía cuatro días de estar viviendo con ellos, de alguna manera me sentía protegida. — Cariño, debes comer algo.

— Edmund, ya déjala. — mi madre lo ahuyentó como a un gato, movió sus manos apartándolo y se sentó a mi lado, tiró de mí hacia su cuerpo. Instintivamente pasé mi brazo rodeando su torso y recosté mi cabeza en su pecho, sentí el beso suyo en mi cabeza.

Siempre deseé encontrar a mi madre de nuevo, poder abrazarla y hablarle, tal y como veía que mis compañeras de la secundaria hacían; cuando Jane apareció de nuevo, no fue nada de lo que había soñado; pero justo en este momento, es exactamente cómo había pensado que sería.

Escuché el bufido de mi padre antes de darse media vuelta y dirigirse a la cocina. No he hablado con Alex desde la mañana en la que se fue de la casa, sé que sigue vivo porque de lo contrario ya me lo habrían contado, pero no tengo el valor para llamarlo.

Volví a caer en mis pensamientos, recuerdos y pesadillas; distrayéndome con las caricias de mi madre en mi cabello hasta que mi padre se paseó por el pasadizo hasta la puerta principal. Fruncí el ceño al verlo abrirla y saludar alegremente al chico que aún estaba en el pasadizo del edificio. Mi padre se hizo a un lado y dejó entrar al chico.

— Pequeño ángel... — saludó sin ganas, levantó un poco la bolsa que traía en su mano izquierda, sentí a mi madre incorporarse haciendo que el espacio a mi lado se sintiera enorme y la parte izquierda de mi cuerpo, que estaba en contacto con el suyo, se comenzara a enfriar.

Mi madre se acercó a Mike, se puso de puntillas y besó la mejilla del chico, el castaño le hizo un cumplido lo que logró que Jane riera a carcajadas antes de seguir en su camino a su habitación. Michael se estiró sobre el mesón de la cocina para sacar dos cucharas de la gaveta. Definitivamente, habría sido más simple si hubiera dado la vuelta y las hubiera sacado como las personas normales. Después de, básicamente, acostarse sobre el mesón, lo logró. Caminó hacia el sofá, se dejó caer en el espacio donde estaba mi madre un par de minutos antes y sacó dos botes de helado de diferente sabor de la bolsa, me tendió uno junto a una cuchara y él se dejó el otro.

— ¿Has hablado con Scar? — pregunté después de comer casi un cuarto del bote.

Mike negó con su cabeza.

— Intenté llamarla, caí en el buzón de voz todas las veces. — clavó de nuevo la cuchara en el helado. — ¿Has hablado con Alex? — negué con mi cabeza. — ¿Has sabido algo de Noah? — repetí mi acción y volví a cargar la cuchara.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora