Recuperando El Pasado.

Capítulo Veintitrés.

5 de febrero, 2016.

Dejé el último globo volar hasta que chocó con el techo de la oficina. Me volteé para llevarme un susto de muerte al ver a Hillary aparecerse frente a mí de pronto. Llevé mi mano a mi pecho y me incliné intentando calmarme, la castaña rió a carcajadas después de dejar el pastel sobre el escritorio de Mike.

– ¡Dejen todo porque ya llegó lo que faltaba! – rodé mis ojos al ver a Mike entrar con un par de botellas de champaña. – Joshua llega en dos minutos, ya llamé a su despacho.

Los que estábamos dentro de la oficina asentimos, me acerqué a la biblioteca que tenía Mike recostada a una de las paredes. Vi a una chica llegar hasta mi lado y ladear su sonrisa antes de compartir el mismo escondite que yo.

– ¡Elena! – chillé al verla sacándome de mi espacio, escuché un chucheo de parte de los demás y luego sentí una mano tapar mi boca. Los pasos resonaron en el pasillo hasta que se detuvieron en la puerta, la abrieron y todo quedó en silencio.

– Michael... Me da pánico encender la luz. – reí por lo bajo.

– No seas tímido, cariño. – le contestó Mike a lo que todos intentamos no reír. – Enciéndela, tengo una sorpresa para ti. – volvió a decir, esta vez con su voz coqueta.

La luz se encendió y el grito de todos hizo que Jay se sobresaltara pegando su espalda contra la puerta, la parte negativa es que había tapado sus ojos con su mano. Cuando los descubrió nos miró a todos y su sonrisa se agrandó tres veces más al ver a su prometida con su pequeño entre sus brazos.

Empujé a Elena fuera del escondite y ambas nos acercamos al cumpleañero, el cual estaba siendo acosado por todos los que estábamos ahí. Sentí una presencia a mi lado, levanté la mirada y reí por lo bajo al recordar la estupidez que Mike le había dicho a Jay.

– Ufff esto está caliente. – soltó cerca de mi oído haciendo que mi piel se erizara. – No sabía que aún lograba eso. – me dio una mirada pícara y un guiño. Rodé mis ojos y negué con mi cabeza.

– Sigue soñando, Collins. – contesté mirando al frente. La carcajada de Mike resonó en toda la oficina.

– ¡A ver gente, muévanse! – Mike tomó mi mano y abrió paso entre todos. – ¡Es mi puto perro faldero, es mío! – la carcajada de todos volvió a resonar en el espacio.

La verdad son demasiadas personas para esta oficina. Somos alrededor de cincuenta en la oficina de Mike, aunque ya han ido saliendo hacia la cafetería de este edificio, puesto que ahí fue donde Matt está esperándonos junto a los empleados.

Mike se lanzó a los brazos de Joshua, el castaño lo tomó en el aire por inercia y reflejo; frunció el ceño al ver a Mike entre sus brazos, en la típica pose nupcial. Mike estaba rodeando el cuello de Jay con sus brazos y le estaba dando una sonrisa exagerada. Jay soltó el agarre y Mike cayó.

Se levantó de nuevo y esta vez solo lo abrazó, Jay correspondió el abrazo y asentía, por lo que supuse que Mike estaba diciéndole algo lo suficientemente bajo para que los demás no escucháramos, pero no era nada fuera de lo normal, puesto que Joshua no lo había regañado.

Vi una mano tomar mi brazo y tirar de él, en el segundo siguiente me vi envuelta entre mis dos mejores amigos. Por obvias razones, soy lo suficientemente baja como para quedar a la altura del pecho de ambos, pasé mis brazos por la cintura de los dos.

– Veintiséis años, hermano... – Vi a Jay asentir.

– Y contando... – le respondió con su sonrisa ladeada.