Lambo Bovino

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Capítulo VIII: Lambo Bovino

Tsuna, no podía creerlo, se sentía como si fuera directo a una guerra en la que sabía que no había ni una pequeña oportunidad de ganar, aún recordaba como Reborn y Mukuro habían hecho una apuesta, de solo recordarlo le daban escalofríos.

— No lo sé, tú decide el premio. —Fue lo que le sugirió Mukuro a Reborn.

— Te unirás a la mafia —aseguró Reborn— ¿entonces qué siguieres que haga mi alumno? —dijo el tutor, mientras una sonrisa sádica se dibujaba en su rostro.

— Fácil, que derrote a Hibari Kyoya.

"Fácil que derrote a Hibari Kyoya", aun recordaba con miedo lo que había pedido Mukuro en qué demonios pensaba ese sujeto, era prácticamente imposible vencer a Hibari-san, en la cuidad de Namimori no había nadie que no conociera o escuchara las típicas frases del chico de cabellera negra "Kamikorosu", "Herbívoros", en definitiva Hibari-san iba a trapear el suelo con él.

Por lo menos tenía una semana más de vida ya que su queridísimo tutor había dicho: — Me parece Mukuro Rokudo, en una semana mí dame-alumno vencerá a Hibari Kyoya.

— Kufufu, es mucho tiempo una semana, y sinceramente no creo que este humano débil sea capaz de darle un solo golpe a Ave-kun.

— Él parecerá débil, pero es un descendiente directo de Vongola... —dijo el mayor mientras sonreía— Tsuna podría ser toda una caja de sorpresas —aseguro el hombre de fedora— después de todo yo soy su tutor.

Tsuna se sostenía los cabellos de la cabeza con ambas manos, era tiempo de regresar a casa, aun no asimilaba la disparatada apuesta que habían realizado Reborn y Mukuro sin si quiera consultárselo.

— Juudaime —reconocía la voz de Gokudera, después de todo era el único que le decía Juudaime a diestra y siniestra.

— ¿Qué ocurre Hayato-kun?

— Esta seguro que se encuentra bien, lo noto algo pálido, después de que hablo con Reborn-san y con el sujeto de la cabeza de piña.

— No te preocupes Hayato-kun, es solo un acuerdo que hicieron Reborn y Mukuro —sonrió tenuemente.

— ¿De qué hablaron? —inquirió rápidamente la fiel mano derecha del joven Vongola.

— Joven Vongola, hace un rato interrumpieron nuestra conversación. Mi nombre es Lambo Bovino y como le mencione, estaré bajo su cuidado. Llegue un poco tarde a clases ya que primero pase a hablar con su señora madre.

— ¿Sobre qué hablaste con mi mamá? —pregunto Tsuna.

— Reborn, me dijo que podía preguntarle a su madre, sobre si podía darme alojo.

— ¿Cómo te atreves a perturbar la casa de Juudaime? —exclamo Gokudera colérico.

— Fue algo que me sugirió Reborn, —menciono Lambo— además, Nana-san, acepto. No veo por qué te estresas tanto Gokudera.

— Mi mamá, te dio permiso vivir con nosotros.

— Si, además solo tengo que usar la bazooka contigo —dijo el pelinegro mientras volvía a apuntarle a Tsuna con aquella arma— no dolerá nada.

— No te atrevas a dispararle a Juudaime, con tu estúpida bazooka, vaca idiota.

— Pero fue sugerencia de Reborn, él dijo que tenía curiosidad en la misteriosa bazooka de la familia Bovino, —Lambo sonrió— ¿No te gustaría ver a Juudaime de diez años en el futuro?

— Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiii —fue el grito que escucharon de Tsuna antes de que saliera corriendo como alma que lleva el diablo.

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