Dino Cavallone

999 113 37
                                    

Capítulo XI: Dino Cavallone

La pequeña ave de color amarillo voló de la mano de Tsuna, posiblemente regresara a buscar a su dueño, cuando los cuatro jóvenes salieron del hospital en compañía del tutor, visualizaron un llamativo auto deportivo de color rojo.

— ¡Es un deportivo! —Grito Lambo emocionado.

— Nunca había visto uno tan cerca, solo en las películas —dijo Yamamoto viéndolo de reojo.

— Ni yo —afirmo Tsuna, mientras le prestaba atención al vehículo.

— Es mío —dijo el hitman— o, ¿acaso pensaban que íbamos a regresar caminando a casa? —dijo sarcástico el adulto.

— HIIIIIIIII, pero ¿Dónde lo tenías escondido? —Reborn le dio un coscorrón a su alumno.

— Dame-Tsuna, deja de sorprenderte y súbete al auto —regaño el tutor— lo mismo va para los demás, dejen de mirar el auto, a no ser que sean capaces de volar, o tele transportarse les sugiero que se suban de una vez y se abrochen lo cinturones.

Ante las palabras del mayor, sin ninguna queja o replica proveniente de los menores se subieron rápidamente al auto, Reborn iba en el sentado en el asiento del piloto, mientras Tsuna era el copiloto y en la parte trasera del vehículo se encontraba sentado en el medio Lambo, a su derecha Gokudera y en la parte izquierda estaba Yamamoto. Reborn sonrío de manera tétrica una vez que todos estaban dentro del auto, y cuando inserto la llave para encender el auto. Lo único que supieron los menores es que el auto salió disparado a toda velocidad.

Eran cerca de la media noche cuando llegaron a la casa de la familia Sawada, afortunadamente y para desgracia de los pasajeros del auto Reborn había conducido como maniático por aproximadamente diez minutos.

— Gracias a Kami, llegamos a casa —dijo Tsuna respirando con alivio.

— Nunca pensé en amar tanto caminar, o el suelo —afirmo Lambo.

— Fue un paseo divertido —aseguro Yamamoto mientras sonreía.

— Reborn-san es un conductor muy diestro —pronunció Gokudera con cierto toque de admiración.

Las últimas palabras pronunciadas por Gokudera, dejaron a Yamamoto, Lambo y Tsuna con una clara expresión de duda en sus rostros.

— Si, Juudaime. Es muy importante saber conducir rápido, con destreza y precisión por si es necesario realizar una persecución.

— En... en serio, Hayato-kun —dijo Tsuna.

— Si, dame-Tsuna. Va a ser divertido cuando te enseñe a conducir —dijo macabramente Reborn— sin embargo aún eres menor de edad —dijo con pesar— además de que no aparentas tener trece años.

— Reborn, insinúas que parezco un niño —reclamo el castaño.

— No lo insinuó lo creo —dijo firmemente el hombre de fedora— por cierto, ya sabes ¿qué es el algodón?

— No, podemos dejarlo para mañana. —Dijo bostezando Tsuna.

— Entremos a casa lo averiguaremos en la mañana —dijo el mayor.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Otro nuevo día, y como siempre la en la casa de la familia Sawada las cosas estaban muy animadas desde temprano, era raro ya que la única que se levantaba temprano en aquella casa eran por lo general Nana y Reborn, sin embargo Tsuna escucho un par de voces provenientes de su cocina, era algo temprano pero él tenía un poco de sed, pensaba visitar el refrigerador, cuando vio a dos personas que se suponía que no vivían en la casa.

KOKUYO SCHOOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora