Yamamoto Takeshi vs Superbi Squalo

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Capítulo XVIII: Yamamoto Takeshi vs Superbi Squalo

El pequeño bebé de Vindice procedió a hablar: — Mañana no reuniremos a las cinco de la tarde en el dojo de la familia Asari —informó el bebé—. Le pedimos permiso al dueño del lugar.

— El dojo, ¿no es el Asarigumi *1? —preguntó Yamamoto.

— Si, obtuvimos el permiso de Yamamoto Tsuyoshi, solo por esta ocasión.

— Ese es el nombre de tu papá, Yamamoto —dijo Tsuna.

— Sí...

— No sabía que tu familia tenía un dojo —dijo Lambo.

— Ahora entiendo las habilidades de tu padre para hacer sushi —Gokudera mencionó al recordar la vez que comieron sushi en el Takesuchi,

— Los Vindice, no retiramos —hablo el que cargaba al bebé.

Los Vindice se perdieron caminando en la oscuridad de la noche.

Shamal se acercó al encuentro de Gokudera.

— Parece que haz crecido algo —dijo el doctor mientras sonreía.

— ¿Eh?

De pronto Shamal le picó la costilla derecha con el codo mientras sonreía.

— Oh, pillín nunca me di cuenta de que ya andabas en edad de tener pretendientes —dijo de forma pícara Shamal.

— ¿De qué carajos hablas? —protesto el menor.

Shamal se llevó su mano derecha hacia su barbilla.

— Nunca espere que tuvieras novio.

— Eh... ¿Cual novio? —dijo confundido el menor.

— Si yo lo escuche claro y fuerte. Cuando Yamamoto te grito que aún no habían salido en una cita.

Gokudera se puso completamente rojo. « Estupido friki del béisbol », maldijo internamente al darse cuenta de palabras que prácticamente había pregonado a todos los presentes.

— Por un momento me preocupe —dijo el mayor—, es bueno que estés interesado en alguien Hayato.

Se acercó Yamamoto a hablar con Gokudera.

— Y tú —dijo el de ojos verdes—. ¡NI TE ATREVAS A PERDER! —le espeto.

Yamamoto sonrió era la primera vez que Gokudera le pedía algo.

Shamal miraba como Gokudera gruñía y se quejaba con el moreno. Si definitivamente se entrometen para asegurarse que ese Yamamoto era de fiar.

— Escuche que le pediste una cita a mi pequeño Hayato —dijo Shamal con tono paternal.

— Si —aseguro Yamamoto.

— Bueno, pongamos las cartas sobre la mesa. Como ya te diste cuenta Hayato no tiene la mejor personalidad del mundo, es grosero y terco. Entonces te pregunto. ¿Qué es lo que te gusta de él?

— Bueno a decir verdad —Yamamoto se llevó la mano derecha a la nuca—. No lo sé.

— ¡Oigan idiotas!, no hablen de mí como si no estuviera aquí —gruño Gokudera.

— Chicos, debemos ir a casa a descansar —dijo Tsuna—. Aunque primero deberíamos ir a curar tus heridas Hayato-kun.

— ¡Juudaime! —dijo Gokudera en total tono de admiración—. No es necesario que se preocupe por mí, estoy perfectamente bien.

— Al contrario, debemos ir a que te revisen esas heridas —aseguró el mayor.

— Es tan noble Juudaime.

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