Ataque

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Capítulo XXXIX: Ataque


Ciudad de Kokuyo, 10 años en el futuro.

Tsuna, estaba inquieto había recibido el informe de los estragos ocurridos en la base de italiana.

Eliminar a Byakuran Gesso, sería sumamente difícil, sobretodo porque ese sujeto casi nunca se mostraba. Suspiro mientras analizaba los detalles de los daños, y sobretodo su corazón se encogió al leer "pérdidas humanas".

"Cacería Vongola", ese maldito de Byakuran había denominado así al supuesto juego que consiste en eliminar a los aliados de Vongola. Su respiración era errática, como se atrevía ese maldito a creer que la vida de las personas era un juego.

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Ciudad de Kokuyo, tiempo presente...

Tsuna observaba el cielo, cuando un fuerte estallido se escuchó en el salón de segundo año.

Sin saber el porqué se dirigió de inmediato al lugar, pensando en que era otra de las peleas de Mukuro y Xanxus. Pero no al llegar al lugar se encontró con un hombre vestido de negro.

— ¿Eres muy estupido para venir a atacar en plena clase? —gruño Xanxus, que a pesar de que se consideraba un maldito nunca había causado un disturbio en vía pública.

— Solo queremos el anillo Vongola de este salón.

— Me temo que eso es imposible —aseguró Mukuro mientras observaba al sujeto de forma desafiante—. ¿Quién demonios eres?

El sujeto no respondió nada.

— Bueno, solo tengo que matarte.

De pronto el individuo sacó una caja, de sus bolsillos y el anillo que portaba se iluminó con la llama de la niebla, insertar el anillo en la caja y empezó a surgir una legión de babosas.

Mukuro sacó su tridente, en un principio creyó que eran ilusiones al ver al sujeto utilizar la llama de la niebla.

— Vongola no tiene ni una sola oportunidad.

Ken y Chikusa estaban a un lado de Mukuro desviando los ataques.

Xanxus sacó sus pistolas.

— Escúchenme bien escorias —dijo Xanxus mientras observaba a sus alumnos—, van a salir de y tocar la alarma de incendios, si pregunta el director díganle que tienen que abandonar la escuela.

Los alumnos salieron, y un par de minutos después se escuchó sonar la alarma de incendios.

Tsuna, sacó sus guantes...

— Vaya, tenemos aquí al joven líder de Vongola —dijo el individuo con voz calmada.

— No te dejaré hacer lo que te plazca —gruño Tsuna.

— Intentalo si puedes.

El enemigo golpeó en un instante a Tsuna en el estómago, ni siquiera lo vio cuando lo golpeo. De pronto un disparo amarillo detuvo al atacante.

— Puedo saber que significa esto —gruño sumamente enojado Reborn.

— Oh, es el arcobaleno del sol.

— No puede ser, tu perteneces a Giglio Nero.

— Me reconociste Reborn.

— Exijo una explicación, Genkishi. Aria nunca iniciaría una pelea entre mafias.

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