Capítulo 57.

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P.O.V Ana.

Si decían que en las peores peleas te encuentras solo e indefenso no se equivocaban en lo absoluto. No sabía exactamente de donde había salido mi valor para enfrentarme a Elena, no sabía de dónde había salido todo ese valor reunido para hacer esto.

Estar parada frente a la casa de Elena mejor conocido como mi madrastra hace que me den escalofríos horribles y no precisamente por el frío viento que sale por las mañanas. Me fue muy difícil sacarle la respuesta a Ashley cuando le pregunté de dónde había salido corriendo como loca y lo único que ella podía decirme era "No lo sé y ya no me importa" sí, tal vez le habían metido el susto de su vida al ser secuestrada pero seguida teniendo ese estúpido carácter de "Me importan una mierda los demás, solo importo yo", pero... después de tanta insistencia y para nada uso de golpes aquí me encuentro frente a la casa de ella, será un poco estúpido pero jamás me imaginé que aquí sería su lugar de escondite, me imaginaba más cómo una bóveda vieja y abandonada, pero ya veo que no. -Tome una larga respiración- y camine hasta donde se encontraba la puerta, si iba a hacer esto tenía que hacerlo como una persona normal digo no iba a entrar como una excelente espía que parecía tener años de entrenamiento pero ella no lo sabía, digo, por favor soy menor de edad soy más huesos que carne no podría enfrentar y golpearla, salir ilesa y feliz, no, no podía hacer eso. Tocar la puerta puede ser estúpido pero no logré hacerlo.

El arbusto que se encontraba a mi lado derecho comenzó a moverse cosa que me alarmó podría ser un perro y yo de verdad que le temo a los perros. Mi corazón latía desesperadamente en modo de nerviosísimo, claro que estaba nerviosa si algo a un lado de mi se mueve y estoy completamente sola no podían culparme, pronto las preguntas de ¿Qué será? ¿Quién está ahí? ¿Qué es? Desvanecieron al momento de ver a Christian salir con dificultad de ese lugar.

-Joder me has dado un susto de muerte -susurré mientras colocaba mi mano derecha en mi corazón, pero luego recordé algo demasiado importante- ¿Qué coño haces aquí? Alguien te puede ver -le reproché mirando de forma desesperada a nuestro alrededor, aveces su limite de estúpidez era igual al mío.

-Lo mismo me preguntaba ¿Que coño estás haciendo? -aunque Christian susurraba se podía notar el enojo en su voz.

-Algo que podría salvar la vida de mis amigas... ah y Leila -respondí acomodando la mochila que se encontraba recargada en mi espalda.

-¿Estás demente? Ella podría hacerte algo malo -siseó.

¿La demente era yo? ¿De verdad él me lo estaba diciendo?- Que bueno que mencionas lo de estar demente, porque seamos honestos cariño tú me ganarías ¿Cómo siquiera se te ocurrió salir? ¿Quieres que alguien te vea? -Me llamaba demente el chico que se hizo pasar por muerto porque su mamá lo estaba obligando a casarse con alguien a quien no amaba y supuestamente esperaba a un bebé de él, si hablamos de dementes él es el rey, además se suponía que él no saldría hasta que encontráramos una oportunidad para escapar, un momento... ¿Cómo me encontró?- ¿Cómo supiste dónde estaba? ¿Cómo siquiera supiste que haría esto? -pregunté realmente interesada.

Tal vez esté no era un buen lugar donde charlar y reprocharnos nuestras cosas pero tenía curiosidad de ¿Por qué salió? y ¿Cómo me encontró?, de verdad necesitaba una respuesta a eso.

El se rasco la nuca, parecía buscar alguna buena mentira pero como era de esperarse nada pudo salir de esa cabeza.

-Adam me hablo por teléfono, me explico todo lo que le habías contado, sobre tu loco plan -maldito traidor- pero él no me dio la dirección, dijo que eso no le habías dicho y que tampoco lo dejaste venir contigo -estúpido mentiroso hijo de puta- pero me comentó que Ashley podría saber algo así que... -con mi mano le indique que se detuviera, tan pocas palabras me dejaron anonada.

-No lo hiciste -lo mire y sabía que mi mirada reflejaba miedo, mucho miedo.

-No tenía muchas opciones que digamos ¿Verdad? -mis ojos comenzaron a picar, ese extraño picor cuando sabes que estas apunto de llorar y yo quería.

-¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? -seguía susurrando.

-Mi novia que está completamente loca y que no me cuenta nada de lo que está apunto de hacer, está en peligro y aún así ella tiene el descaro de guardárselo para sí misma sin saber que si le pasa algo me derrumbaría tanto como por dentro que como por fuera, así que tome medidas desesperadas y no puedes culparme de ello Ana -él se acercó lentamente hasta mí con claras intensiones de tocarme y se lo permití, sus manos fueron directo a mis caderas acercándome a él, con sus alucinantes ojos grises mirándome directamente- Haría hasta lo imposible por ti, porque tú eres mi todo, si te vas lo pierdo todo y la verdad no quiero quedarme sin nada, no cuando te he recuperado, no cuando me tienes más enamorado que nunca -su cabeza se inclinó, y luego sucedió, sentí sus labios junto a los míos, en un corto pero dulce beso- si haces esto -tomo mi mano y miro al frente donde se encontraba la puerta- yo lo haré contigo.

Él se había arriesgado a ser visto por Ashley, el había salido de su oscuridad para convertir la mía en la luz más hermosa que jamás se ha visto.

Y entonces ahí fue, al mirarlo de perfil con mis ojos llorosos y mi mano izquierda sobre mis labios ahí fue donde supe que siempre hay esperanza en la lucha más difícil, que siempre hay esperanza y que yo amaba tanto a esa esperanza, lo supe, supe que lo amaba con locura. Todo el amor que él me estaba trasmitiendo con sus palabras me volvían dichosa por tenerlo a mi lado, tan embobada que se me olvido por completo decirle que no soy tan estúpida como para venir sola y que un policía estaba en la parte trasera de la casa, tal vez vine sin arma a la guerra, tal vez vine sin mis amigos, pero tenía compañía de alguien mayor.

La puerta no tenía seguro así que entramos sin hacer ruido e inmediatamente recordé la primera vez que había hecho esto. Todo seguía tal y como meses atrás, yo me encontraba igual de nerviosa y el valor que había reunido se había esfumado no entendía el adiós ya que Christian es quien me da las fuerzas para continuar pero aveces la vida es tan rara. Y hablando de ello, no es Ethan quien está a mi lado como la primera vez, ahora era la mano de Christian de quien yo tomaba.

Christian parecía no demostrar ninguna señal de nerviosísimo, enojo, frustración, cualquier cosa que me dijera su estado de ánimo pero sabía con exactitud que él al igual que yo estaba más que nervioso solo que él sabía cómo esconderlo tan bien.

Caminar con lentitud para que nada nos sorprendiera me volvió loca, quería que esto terminará, quería ponerle fin a ésta horrible experiencia, quería decirle adiós y jamás volver a verla. La puerta de la cocina se abrió, sin dudas, completamente decidida y de ella salió una mujer rubia que tanto conocía, con falda de tubo negra y blusa transparente blanca, cabello recogido en una coleta de colegiala, tacones de muerte negros, a pesar de su edad seguía radiante por mucho que odie admitirlo, pero tiene su encanto, su cara seguía siendo la de una plástica, y su sonrisa me decía que ya me esperaba.

-Al fin nos volvemos a encontrar querida Annie -su voz irradiaba sarcasmo.

Mi Vida Junto A Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora