Capítulo 39.

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P.O.V Ana.

Colgué lo antes posible mi móvil, necesitaba ir a donde Christian. Se encontraba muy mal cuando hable con él por teléfono y es que me siento como una verdadera estúpida ¿Por qué lo hice sentir de esa manera? Sabiendo que él ya estaba muy mal por la noticia, serás estúpida y más estúpida Ana, la verdad si lo soy no debí de haberle hablado de esa manera, debí dejar que se explicará y aclaráramos las cosas, pero en lugar de eso preferí huir de él y ahora aquí tengo mis consecuencias.

-¿Ana? -me llamo Kate, pero no le hice el más mínimo caso necesitaba cambiarme y salir de este lugar en cuanto antes.

-¿A dónde vas? -preguntó esta vez Adam. Ya era tarde entendía la preocupación que ambos tenían.

Tome mi chaqueta y me dirigí a la puerta hasta que Kate se interpuso en mi camino cosa que me hizo enfurecer no tenía tiempo para sus típicas preguntas molestas y ella lo sabía pero aún así decidió hacerlo.

-Katherine Kavanagh quítate de mi camino ahora -gruñí enfurecida.

Ella me miró directo a los ojos- No hasta que me digas a donde irás -dijo en un tono calmado ignorando el mío totalmente contrario al de ella. ¿Pero quién mierdas se creía que era? No era mi madre para hablarme de aquella forma.

-Katherine Kavanagh te juro por Dios que si no te haces a un lado lo haré yo y no será de forma amable -dije en tono amenazante. Tal vez no me veía muy amenazadora dado a mi cuerpo delgado y pequeña me veía frágil pero todos saben que no era para nada cierto, las apariencias engañan.

-¿Dónde está, Ana? -preguntó dejándome confusa- Christian ¿Dónde está? -se encargó de aclarármelo.

-No es de tu incumbencia Kate.

-Está dirigiéndose a una pelea ¿Cierto? -me dejo aún más impactada de lo que ya estaba. ¿Cómo lo supo?- Las noticias vuelan -dijo como si me leyera la mente.

-Así es, necesito ir a donde está, se encontraba en muy mal estado cuando hablamos por teléfono y no quiero que se haga daño por no pensar claramente.

-Tranquila Ana, llegáremos a tiempo -¿Llegáremos?- iré contigo te guste o no -Kate había tomado una decisión y ya no había marcha atrás pero a su maldito paso no llegaremos a tiempo.

-Si no te quitas de la puta puerta no llegáremos a tiempo.

-Adam vámonos.

Salimos los tres de la casa y fuimos a donde estaba el auto de Kate pero para nuestra maldita suerte esté se descompuso a unas cinco cuadras de donde Christian posiblemente estaría peleando. Me estaba poniendo de los nervios estar aquí y el allá y no saber cómo se encuentra. Kate y Adam estaban marcando a un mecánico para que viniera a ayudarnos pero antes de que él llegará mis impulsos salieron a flote.

Salí del auto y corrí. Corrí como si mi vida dependiera de ello y es que así era.
Corrí aún más rápido ignorando el cansancio que esto provocaba en mis piernas y es que nunca fui buena para deportes.

-¡Ana! -gritaba Kate desde algún lugar de tras de mí pero no me volví, no quería detenerme, no podía, no ahora que ya estaba demasiado de Christian.

-¡ANASTASIA! -volvió a gritar pero su voz se oía demasiado lejos.

Entré a ese horrible lugar dónde se realizaban las estúpidas peleas clandestinas que tanto odiaba y resulte ser la novia de un chico que le gustaba tanto eso.

Como era de esperarse habían demasiadas personas no podría avanzar con facilidad todos eran realmente altos así que tampoco podía ver lo que ocurría.
Adolescentes donde quiera. Ebrios. Todos gritaban cosas que no lograba comprender estaban fascinados con lo que tenían enfrente de sus ojos. Se empujaban uno a otro. Gritaban. Abucheaban. Chiflaban. Hacían porras. Todos y cada uno de los chicos que se encontraban este lugar estaban como locos por lo que sucedía. A cómo podía iba empujando a los chicos para poder abrirme paso y llegar hasta el otro extremó.

Una vez que llegue ahí mi preocupación aumento al verlo golpearse con el otro tipo. El chico lo miraba como un simple contrincante más pero la mirada de Christian no era nada cerca a lo del chico, él lo miraba como si de verdad quisiera matarlo. Habían chicas semi-desnudas posando como toda una maldita diva. Los gritos eran más y más fuertes ¿Cómo les gustaba ver esto? ¿Ver personas haciéndose daño? No lo comprendía y jamás lo haría. Intenté que Christian me viera pero fracase.

-¡Christian! -grité pero mis gritos no eran nada comparado a los de la multitud enloquecida.

El chico rubio estaba acorralado, no tenía salida. Christian estaba encima de él golpeándolo una y otra vez en la cara solo de verlo era simplemente doloroso. Christian estaba siendo cegado por la ira y el odio que no era capaz de notar que lo estaba dañando más de lo que debía.

Quise pasar a donde estaban pero dos tipos me agarraron fuertemente por ambos brazos era imposible salirme de su agarré, los tipos eran fuertes claramente más que yo. Forceje un par de veces más para ver si obtenía algún resultado pero solo obtuve fracaso.

-¡CHRISTIAN! -grité aún con más fuerza y esta vez sí me alcanzó a escuchar, me sentí agradecida al momento en que sus ojos se cruzaron con los míos pero en seguida me arrepentí de haberlo llamado.

El tipo rubio se removió debajo del cuerpo de Christian y logró tumbarlo, aprovechó el momento en que Christian se encontraba débil y lo atacó.
Le dio un puñetazo en la cara haciendo que Christian se perdiera en ese golpe pero en seguida se recompuso. Él se paró y parecía que todo su cuerpo estaba concentrado,  pero su mirada aún seguía perdida. El chico se acercó a Christian con paso decidido y le dio dos golpes en el abdomen, este hizo una mueca de dolor yo no podía ver más, no quería que lastimaran a Christian y ahora por mi culpa lo hacen. Mi amor pelea, pelea por ti pensé. Uno. Dos. Tres. Cuatro golpes seguidos en ambas costillas era difícil de soportar y menos con la firmeza y decisión que el chico tenía en los puños. Christian retrocedió, él ya no podía seguir, no podía continuar, estaba demasiado lastimado. Pero el chico rubio no lo quiso dejar simplemente así. Se acercó aún más a Christian y este me miró.

-Tú puedes amor -susurré pensando que él podría leer mis labios. Dio un pequeño salto en su lugar y enseguida su pierna derecha salió disparada a su objetivo. Y no falló. Le dio. Todos como si se hubieran puesto de acuerdo hicieron absoluto silencio en cuanto vieron la cara de Christian dar media vuelta mientras escupía sangre.

Entonces cayó.

Mi Vida Junto A Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora