En sus planes de venganza iniciales no entraba la chica.
Él no era como los Espinoza, no era como Santiago Espinoza, que había seducido a Victoria, dejándola embarazada y abandonándola después.
Sin embargo, jamás podría haber imaginado que la hermana de su mayor enemigo fuera a abordarlo de esa manera. Ni tampoco, y aquello era aún más intrigante y peligroso, que estuviera sintiéndose tentado de bajar la guardia, que estuviera a punto de resquebrajar el férreo control que tanto se había esforzado por mantener sobre sí mismo. No era contrario a utilizarla para conducir a su familia a la destrucción, pero nunca se habría esperado sentir aquel deseo arrollador hacia ella.
Christopher: Supongo que sí –murmuró.
La expresión desafiante que había en los ojos de Dulce flaqueó. Fue sólo un instante, pero no le pasó desapercibido, y algo dentro de él rugió triunfante. Aquella fría indiferencia suya no era más que una fachada, era evidente.
Alargó la mano y deslizó la palma por detrás de su cuello para tomarla por la nuca. Aquel contacto fue como una descarga eléctrica.
Ella abrió mucho los ojos y apoyó las manos en su pecho.
Uckermann se lo tomó con calma, consciente del interés de los curiosos que los rodeaban. No sabía a qué estaba jugando Dulce Espinoza, pero sí sabía que no tenía ni idea de con quién estaba jugando.
Prácticamente ya había ganado la batalla, y estaba dispuesto a valerse de Dulce para destruir el imperio Espinoza de una vez por todas, igual que ellos habían estado casi a punto de destruirlo a él tiempo atrás.
Sin embargo, en vez de saborear esa victoria que casi podía tocar con la punta de los dedos, centró su atención en los sensuales labios de Dulce, y la atrajo hacia sí.
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Por Amor & Venganza
RandomEl famoso Christopher Uckermann andaba en busca de una nueva amante cuando, de repente, la heredera Dulce Espinoza se ofreció voluntaria. ¿Podían ser tan fáciles de conseguir placer y venganza? Dulce sabía que no debía jugar con fuego, y menos con...