Capítulo 45

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Miró a su hermana, que le dirigió una sonrisa vacía, y se alejó entre la gente sin volver la vista atrás.

Cediendo a un impulso que no comprendía muy bien y que no quería admitir, Chris rodeó los hombros desnudos de Dulce con el brazo y la atrajo hacia su pecho.

Ella alzó la vista, y él pudo ver en sus ojos la agitación que sin duda aún sentía por dentro.

Le tendió la copa que había ido a buscar para ella. Iba a pedir una para él también, pero había sido en ese momento cuando había visto a Santiago, y se había dirigido allí de inmediato.

Cuando Dulce tomó la copa vio que le temblaba ligeramente la mano. Era el único signo visible de cómo la había afectado aquel desagradable encuentro.

Christopher: Tu hermano y tú no se llevan muy bien –observó en un tono quedo.

Sabía que decir eso era decir poco, y Dul, que debió de pensar eso mismo, esbozó una leve sonrisa.

Dulce: En nuestra familia las emociones siempre se consideraron algo peligroso. Ay de aquél que mostrara sus emociones, fueran cuales fueran las circunstancias. Nuestro padre esperaba que mi hermano y yo nos comportáramos como pequeños autómatas, que sonriéramos cuando debíamos sonreír, y que le obedeciésemos sin rechistar –le explicó. Se apartó de él, y añadió–: La verdad es que no creo que Santiago se lleve bien con nadie, pero aunque así fuera tampoco lo dejaría entrever –añadió, mirando hacia otro lado antes de tomar un sorbo de su copa.

Chris la había dejado ir de mala gana, y también se resintió cuando Dulce apartó la vista.

Quería que lo mirara, aunque no comprendía por qué. No lograba entender qué le estaba pasando. Todo iba tal y como había planeado, excepto el extraño momento bajo el pórtico de aquella tarde: estaba acompañado por la hermana de su enemigo en una concurrida fiesta y todo el mundo daría por hecho que había algo entre ellos.

Sabía que todos estarían haciendo especulaciones. Lo que había ocurrido entre su familia y los Espinoza era de dominio público.

Cuando llegara el momento de deshacerse de Dulce María, como Santiago Espinoza había hecho con su hermana Victoria hacía años, se aseguraría de que fuera más vergonzante y aún más notorio.

El único problema era que aquella noche no parecía poder concentrarse en otra cosa que no fuera aquel condenado vestido que le había comprado a Dulce.

Abrazaba de un modo delicioso sus curvas, como desafiando a los hombres que pasaban a su lado a mirar a cualquier otra mujer en la fiesta.

Él desde luego no podía apartar sus ojos de ella. Destacaba entre la multitud como una llama que ansiaba tocar a riesgo de quemarse.

No parecía una prostituta barata, como había pretendido, en castigo a su obstinación. Lo cierto era que había estado seguro de que se negaría en redondo a ponérselo. 

Sin embargo, no había sido así, y lo había vencido con sus propias armas.

Aquél vestido era puro sexo, pero ella le daba un aire casi aristocrático. Tal vez fuera por la serena sonrisa que adornaba sus labios, como si nunca se hubiera sentido tan cómoda, y él no podía ocultar el hecho de que preferiría estar a solas con ella, entre sus piernas, en vez de en aquella fiesta.

Estaba seguro de que todo el mundo podía ver ese deseo escrito en su rostro, y no le importaba.

Dulce: Estás mirándome –dijo al cabo de un rato.

Una tremenda tensión sexual vibraba entre ellos, y Chris supo en ese mismo instante que no podía esperar más.

Tenía que hacerla suya.

Christopher: Estás deslumbrante –le respondió en un murmullo–. Pero estoy seguro de que eso ya lo sabías.

Dulce: Eres tú quien compró este vestido –dijo, mirándolo al fin. Sus ojos castaños parecían cremoso chocolate derretido, una tentación que Chris ya no podía resistir más–. Yo sólo lo llevo puesto.

Christopher: Es el modo en que lo llevas –respondió. Estaba a sólo un paso de ella pero no se atrevía a tocarla, como le estaba pidiendo cada célula de su cuerpo. No allí, no en público, donde antes o después tendría que parar–. Y ahora mismo lo que quiero hacer es arrancártelo; con los dientes.

Por Amor & VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora