Se echó el cabello hacia atrás y se obligó a sonreírle a pesar de sentirse como si estuviera sentada sobre una plancha caliente.
Podía hacerlo, se dijo.
Le ocultaría su debilidad y sólo le dejaría ver lo que quería que viera.
Christopher: Te lo ruego, continúa –le pidió con sorna.
Dulce: Aunque te agradezco que me hayas puesto al corriente de toda esa lista tuya de normas, y te aseguro que haré todo lo posible por seguirlas, creo que el ser una amante es mucho más que seguir órdenes –comenzó Dul, trazando lentamente con la yema del índice la línea de su recia mandíbula–. Una buena amante debe ser capaz de anticiparse a las necesidades del hombre. Debe saber adaptarse a sus estados de ánimo, y saber conducirlo. Es algo así como una compleja danza.
Christopher: No se parece en nada a bailar –replicó–. No si se hace correctamente. Un eufemismo no puede cambiar los hechos, Dulce.
Dulce: Bueno, por supuesto la amante tiene que tener la suficiente habilidad para que el hombre no se dé cuenta de que ella está marcando los pasos –continuó Dul, como si hablara de esa clase de cosas a diario, antes de apartar sus brazos para ponerse de pie–. Pero tengo que confesarte que tengo algo de perfeccionista.
Se alejó de él, y al llegar a la barandilla de la cubierta se volvió hacia él y apoyó la espalda en ella.
Christopher: Háblame de esa tendencia tuya al perfeccionismo –le pidió, echándose hacia atrás en su asiento.
Dulce: El sexo es algo muy limitado.
Ucker enarcó las cejas.
Christopher: Supongo que eso depende de la calidad del sexo –replicó–. Y de con quién se practique.
Dul agitó una mano en gesto desdeñoso, como si fuera una experta en el tema.
Dulce: Tiene mucho más mérito una seducción inteligente y gradual. Al fin y al cabo eso es lo que hace una amante: crea la fantasía y seduce al hombre, que es lo que se espera de ella.
Christopher: Me alegra que estemos de acuerdo en qué es lo que se espera de ella – respondió–. Es la parte más importante de la ecuación. Pero me parece que estamos perdiendo de vista lo más importante. Estoy encantado de que quieras hacer un buen papel como mi amante, pero si crees que va a haber algún debate sobre quién llevará la batuta en esta relación, me temo que debo quitarte esa idea de la cabeza.
No le hacía falta emplear un tono autoritario ni dirigirle una mirada severa al decir esas cosas, y de hecho lo que hizo fue todo lo contrario: se recostó en su asiento y estiró las piernas.
Dulce: Me estás malinterpretando –le dijo con voz suave, conciliadora, como cuando su madre se quejaba desconsolada por lo desgraciada que era.
Cuando Chris sonrió burlón, se dio cuenta de que sabía qué estaba intentando hacer: apaciguarlo, manejarlo.
Christopher: Lo dudo mucho. Claro que yo no tuve la suerte de educarme en colegios caros como tú. Tal vez deberías explicarme las cosas con palabras simples que pueda entender.
Dul pasó por alto aquel ridículo comentario.
La desconcertó el resentimiento que vio reflejado en sus ojos, pero decidió ignorarlo también.
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Por Amor & Venganza
RandomEl famoso Christopher Uckermann andaba en busca de una nueva amante cuando, de repente, la heredera Dulce Espinoza se ofreció voluntaria. ¿Podían ser tan fáciles de conseguir placer y venganza? Dulce sabía que no debía jugar con fuego, y menos con...