Capítulo 39

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- ¡Estoy agotado!- exclama Tails mientras se avienta a la cama bocabajo.

- Nunca te ví hacer tanto ejercicio- me siento en el borde la cama y sonrio levemente.

- Porque estoy más familiarizado con las computadoras, el enfrentamiento cuerpo a cuerpo no es lo mío- estampa la cabeza contra una almohada.

- Debes saber defenderte amigo, no estaremos todo el tiempo para cuidar tú trasero de lo que sea que vaya a pasar- lo ánimo, él solo me voltea a ver achicando los ojos y sacando la lengua, me levanto de mi lugar y camino al centro de la habitación- ¿Qué te parece un pequeño enfrentamiento?- este voltea a verme incrédulo por mi ofrecimiento.

- ¿Estás loca?- se voltea y queda sentado en la cama- Primero, no quiero problemas con...- se da cuenta que bajo la mirada e inconscientemente me llevo mi mano derecha a mi cuello- Y segundo, es una desventaja muy grande.

- ¿Ves esto?- le muestro mi mano vendada- Esto es una desventaja amigo mío y aun así te estoy retando- me mira un momento analizando mis movimientos y reacciones, suspira y se levanta.

- Bien, pero moderadamente- asiento.

Adapto una pose de pelea, Tails trata de imitar mi pose y no le sale muy bien, me obligo a no reírme. Me abalanzo sobre él y le lanzo un puñetazo con mi mano sana, se queda helado por un momento pero reacciona y logra esquivar el ataque aunque rosé su mejilla izquierda, escucho como sus zapatos rechinan contra el suelo de madera cuando trata de detener su cuerpo, se impulsa y me lanza un ataque, su semblante está serio y a la vez inquieto y preocupado, esquivo su ataque desviando su brazo hacia otra dirección y como mi mano sana está ocupada, tomo la loca decisión de golpearlo con mi mano lastimada, trago grueso y lo golpeo en la boca del estómago sacándole el aire, cae de rodillas y comienza a toser respirando con dificultad, yo reprimo un grito de dolor mordiendo mi labio con fuerza, fue mala idea dejarme llevar por el momento.

- Mala idea...- logra decir Tails levantándose del suelo, yo solo asiento sin soltar mi labio- ¿Me golpeaste con tú mano herida?- siento su mirada sobre mí y yo asiento- Te lo dije... no era buena idea.

- Tranquilo...- suelto mi labio y el aire que estaba reteniendo- Yo estoy bien, el impacto no fue muy fuerte- me quito el vendaje de la mano derecha y observo mi mano- La hinchazón ya ha disminuido y las heridas de mis nudillos se han abierto un poco, debo limpiarlas para evitar alguna infección- cubro mis nudillos- No lo hiciste tan mal- trato de halagarlo para que olvide el golpe.

- Si claro...- dice con sarcasmo- Soy un boxeador profesional- bufa cruzándose de brazos.

- Eso quisieras- me río levemente- Creo que ya me voy a dormir... Así que descansa- me despido y me detengo en seco al escucharlo decir unas palabras.

- ¿Dormirás con él?- me estremezco como si sintiera como una oleada de aire frío chocara contra mi piel desnuda.

- ..... - suspiro y volteo a verlo forjando una pequeña sonrisa- Estaré bien... además... en parte fue mi culpa...- dejo de mirarlo y poso mi vista al frente para seguir mi camino.

Cierro la puerta tras de mí y camino por el silencioso pasillo con dirección a la recámara de Shadow, durante el entrenamiento, logré tranquilizar mis temblores y mis nervios, hice lo mejor que pude cada ejercicio que nos asignaba, noté más de una vez que nos miraba a cada uno minuciosamente, como si quisiera descubrir nuestras debilidades y fortalezas, Tails hizo su mayor esfuerzo y estuvo en una o dos ocasiones de desmayarse por la fatiga y el cansancio, Melphies terminó convenciendo a Shadow para que lo sacara del entrenamiento por el tiempo restante, aceptó a regañadientes y lo dejó descansar, Silver estuvo muy serio, callado y muy concentrado en el entrenamiento, Blaze estuvo algo distante y distraída pero aún así su trabajo fue muy impecable, terminamos de entrenar como a las nueve de la noche, al rededor de unas cuatro a cinco horas metidos en el gimnasio, mi cuerpo ya estaba acostumbrado así que fue algo muy sencillo para mí, mi pobre amigo sufrió estando en ese lugar. Me detengo frente a la puerta y miro el picaporte de la puerta, cierro un momento los ojos y respiro hondo para lograr tranquilizar la reciente ansiedad que he adquirido mientras caminaba por el pasillo, suspiro dejando salir el aire retenido en mis pulmones y abro mis ojos, tomo el picaporte y lo giro sin pensarlo dos veces, empujo la puerta y al obtener visión del interior de la recámara me llevo una gran sorpresa.

Memorias pérdidas y nuevas memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora