[2] Capítulo 02

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IL BLOG
(El Blog)

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-Tú te quedas aquí -ordenó Raffaele, a su mujer-. Si cuando vuelva no está Anneliese...

-Cálmate -susurró Matteo a Annie, al oído-. Les fue bien... Yo creí que iba a matarlos, a ambos -jadeó. Y no la soltó en un buen rato.

Cuando ella finalmente logró zafarse, corrió escaleras abajo, pero Angelo ya no estaba en la casa.

-¿Por qué no hiciste algo? -le reprochó a su madre.

Hanna estaba al pie de las escaleras, con lágrimas destilando por su barbilla; el rímel se le había corrido de las pestañas y el color carmín brillante, de sus labios, se había esfumado a algún sitio, dejando apenas un rastro. Y la miró a los ojos...

-No sé a dónde se lo ha llevado -parecía casi un reproche-. No sé si podré verlo o cuándo volveré a verlo -a Hanna le tembló la voz; su acento alemán se marcó con profundidad.

-¡Claro que va a volver! -explotó Anneliese-. ¡Debiste hacer algo! ¡Debiste impedir que se lo llevara!

-¡¿Y cómo iba a hacer eso?! -también gritó Hanna. Nunca antes se habían gritado una a la otra-. ¡Dime cómo mierda lo hacía!

A la vez, madre e hija sollozaron.

-Dame tu teléfono -Hanna le tendió una mano.

Hasta ese momento, Anneliese no recordaba que lo llevaba en el bolsillo del vestido.

-No -se negó. No sabía qué creía su madre que haría con él (no tenía a nadie a quién llamar para pedirle ayuda... para Angelo), pero si ella creía que tenía una ventaja con él, entonces la tenía-. No.

-Matt -lo llamó su madre, cuando él bajaba por las escaleras-. Dame el celular de Anneliese.

-Entrégaselo, Annie -le suplicó el muchacho-. No lo compliques más.

-No -ella dio un paso atrás y metió su mano al bolsillo, sujetándolo.

Matteo suspiró, fue donde ella y, a pesar de que temblaba entero, se lo quitó con facilidad, dejándola frustrada y colérica... tan trémula como él mismo, pues comprendió, en ése preciso instante, que estaba indefensa y que, sin Angelo, cualquiera haría lo que quisiese con ella.

-Trae el resto de teléfonos -siguió Hanna, cuando su primogénito le entregó el celular de la muchacha-. Todos los de la casa, cocina, sótano, ático, también el del estudio de tu padre -añadió, mientras cambiaba la clave de la alarma.

-¿Vas a dejarme prisionera, aquí? -entendió Annie.

-¡Vas a quedarte aquí hasta que regrese tu padre!

-¡Él no puede hacerme nada! -gritó Annie-. Se lo prometió a Angelo.

Hanna se rió, aún con lágrimas en los ojos. Luego fue hacia la cocina, mientras marcaba un número en su teléfono.

-Uriele -lo llamó ella.

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Aquella fue la peor noche para Anneliese, en toda su vida.

En momentos creía que Raffaele volvería, junto a Angelo -él era su hijo favorito, ¿cómo lo alejaría de casa así sin más?-, pero luego, ya cuando no quedaban más lágrimas, cuando sólo había sollozos e hipo, tenía conciencia plena de lo que ocurría... y las lágrimas volvían.

Se sentía furiosa, sobre todo, y desesperada y, ya cuando aclaraba el día, pero aún no salía el sol, se quedó dormida.

Al despertar un rato más tarde... hubo paz. Por un par de segundos; quizás incluso tres... luego recordó.

Su padre.

Angelo.

... él se había ido.

Y el dolor volvió con mayor fuerza que antes.

** ** **

El primer lunes de mayo, en el Instituto Católico Montecorvino, comenzó igual que el resto de lunes... al menos para algunas personas.

Cuando Jessica Petrelli entró a su salón de clases, ajena a todo lo que había pasado con su prima la noche anterior, cuando dejó su casa, y casi todos sus compañeros se quedaron mirándola, reunidos en pequeños grupos alrededor de algún teléfono celular, supo que algo no andaba bien. Lorenzo y Lorena tuvieron exactamente la misma experiencia y sensación, pero fue Raimondo Fiori quien, finalmente, descubrió lo que ocurría:

-¿Qué están viendo todos? -preguntó a Marcello Buzon.

Y el muchacho, sacándose el teléfono del bolsillo, le dijo, con una sonrisa burlesca:

-¡¿Qué no vimos?! -se mofó.

Entonces él entró al blog del periódico escolar, donde, en un post con el título «Quisiera contarles...», había un video...

Y a Raimondo se le fue la sangre a los pies cuando vio a Anneliese, en el video, en ropa interior, recostada sobre la cama de Angelo, volviendo su rostro hacia la cámara...

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Mi Annie... :'c


Ambrosía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora