Esta escena sexual ocurre justo antes del último párrafo del capítulo 26. Ahora comprenderán por qué no pueden estar en Wattpad. Por otro lado... ¡Lucas ♡!
BUENOS AIRES II
(BUENOS AIRES II)
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Tenían pocos días en Argentina.
Habían volado por más de dieciocho horas para poder llegar a Buenos Aires; habían hecho primero una escala en Madrid en la que tuvieron más de seis horas que aprovecharon para visitar un buen restaurante y comer paella.
Hanna no había mostrado entusiasmo ni por el país, ni por su comida; ni a Raffaele, ni a Angelo ni a Anneliese, les sorprendía: tal vez ella seguía molesta con su pareja.
Años más tarde, Annie conocería la verdad: Hanna Weiß no estaba molesta con su pareja, ni siquiera un poco... solo estaba avergonzada; además... ella conocía Madrid al derecho y al revés, aunque ninguno lo supiera todavía.
La siguiente escala, había sido en Brasil, aunque no habían demorado ni cuarenta minutos en estar a bordo del avión que, finalmente, los llevaría hasta Buenos Aires.
Tenían apenas un par de días ahí cuando -¡al fin!- Raffaele les comunicaba a sus hijos que estaría fuera, con su mujer, esa noche. En un restaurante cercano al hotel, habría un show que comenzaba después de las diez de la noche y terminaría hasta la madrugada.
Angelo dio gracias a su Dios; aunque había dormido esas dos noches aferrado a su hermana, la verdad es que no había podido tocarla... no, como él quería. Raffaele, como regularmente hacía, había alquilado la suite, la cual tenía tres recámaras, sin embargo... Angelo no conocía esos muros ni qué ruidos podrían escucharse a otras áreas del lugar, desde las recámaras que ocupaban. Por su parte, Annie no escuchó nada de eso; su atención entera la tenía un jardín que no había notado antes por encontrarse cerradas las enormes puertas de cristal que llevaban a él.
Sin decir nada, Annie se levantó de la mesa que compartía junto a su familia y caminó hacia el jardín, que estaba vedado por una valla blanca, discreta, para impedir el paso; la muchacha comprendió por qué al encontrarse con una serie de animales pequeños andando libremente por el lugar; había tortugas y, en el pequeño estante artificial que había al centro, las escamas de algunos peces, de buen tamaño, brillaban al sol.
Se buscó en los bolsillos del vestido su teléfono celular, deseosa de hacer una fotografía a ese jardín tan bonito, pero no lo encontró.
-¿Se te perdió algo? -Escuchó a su lado, de una voz desconocida, en un idioma que, aunque reconocía (español) ella no entendía.
Perdió la sonrisa y buscó de inmediato a quien la llamaba, encontrándose con... Era un muchacho de su edad, posiblemente tan alto como Angelo, de piel blanca, pómulos que, reconoció gracias a las visitas que hacía a la familia de su madre, como «alemanes»: altos, bonitos, y sus rasgos eran todos finos... atractivos, pero, lo que más la impactó, fueron sus ojos. Eran de un color aguamarina que ella jamás había visto, cristalinos. Era como... si él hubiese capturado en sus ojos las aguas cristalinas, turquesas, del Mar Egeo.
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Ambrosía ©
General FictionEn el libro de Anneliese, decía que la palabra «Ambrosía» podía referirse a tres cosas: 1.- Un postre dulce. 2.- Un aroma delicioso. 3.- El alimento de los dioses griegos; el fruto de miel...