Capítulo 34. Metidas de pata.

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-¿Romperás con Justin?- preguntó mi mejor amiga algo preocupada. Estábamos todos en silencio comiendo. Will y Wanda se habían ido a la mansión y dijeron que volverían más tarde. Pobre, necesitan descansar.

Justin se ha ido a hacer los estudios, por suerte. Luego de todo lo que le he dicho creo que lo asuste un poco.

-No, sólo quería asustarlo.- sonrío un poco.

-¿Has visto su rostro? -ríe Kevin- Casi se orina encima, Eda.

Simplemente sonrío. Por supuesto que no voy a dejar a Justin, no es algo que está en mis planes. La única manera de dejarlo sería que yo muera y esa es otra cosa que no esta en mis planes.

-Disculpad... -la voz de una enfermera interrumpió mis pensamientos. Todos volteados a verla- El señor Bieber ha acabado los estudios, creemos que con reposo él pueda salir esta tarde.

Todos jadeamos de alegría. La enfermera nos sonrió.

-Ahora debe descansar por la medicación y ya está siendo alimentado, podéis pasar a verle si quiereis... -me mira a mi. Oh, si. Ella es la víctima de Justin. Pobre enfermera.

-Gracias, enfermera. -le sonrío.

-El doctor pasará a hablar con él en dos horas y le dirá cuando podrá salir. -al decir eso asiente cortésmente y se va.

Troy, Kevin y Simon se levantaron para ir ver como está Justin, nos miraron para ver si los seguíamos. Algo sin ganas me levanté también.
No tengo intenciones de hablar con él ahora, pero quiero y necesito ver como está, si lo trataron bien, algo. Fuimos a la habitación y pasaron todos antes que yo, fui la última en entrar y solamente me quedé cerca de la puerta. Él me mira finamente pero simplemente me cruzo de brazos y lo ignoro.

-¿Cómo estás, bro? -oigo la voz de Simon, entonces levanto la cabeza pero veo que él sigue mirándome.

Justin suspira y mira a su mejor amigo: -Bien. Las pruebas fueron un asco y me dieron unos medicamentos con sabor a mierda, pero estoy... Bien.- contesta.

-Tal vez hoy te den el alta, hermano. -dice Kevin golpeando su hombro.

-Eso me dijo Clary. -esta vez lo miro- La enfermera. -aclara.

La mirada penetrante de Justin aún seguía incomodándome. Los chicos le hablaban pero él simplemente me miraba a mi, yo simplemente trataba de no hacerlo y mirar hacia cualquier parte, pero a veces se me hacia casi imposible.

-Iré al cuarto de baño. -digo para salir de allí. Todo esto me estaba poniendo nerviosa.

-Hay un baño aquí. -dice Justin antes de que pueda voltear e irme.

-Lo sé. -digo eso y salgo de la habitación, pero no voy al jodido baño, si no que me siento en una de las sillas de espera en el pasillo y expulso un gran suspiro.

Al momento sale Candice en busca de mi, pero al verme sentada allí como una tonta suspiró. Caminó hacia mi y se sentó a mi lado sin decir una sola palabra, lo cual agradezco. No estoy a ánimos para los interesantes comentarios de Candice Bowen.

El doctor ya lo había dado de alta por suerte. Justin estaba listo para ir a casa, pero necesita hacer reposo, aunque conociendo a Justin sabemos que no lo hará. Simon lo llevaba en la silla de ruedas, todos los demás íbamos caminando a su lado.

-¡Eda! -gritó una persona. Todos nos quedamos quietos y cuando levanté la cabeza buscando a la persona que me llamó pude ver a Nate corriendo hacia mi.- ¿No te ibas a ir sin despedirte, no?- inesperadamente me dio un fuerte abrazo.

-¿Quién mierda es este? -la voz irritante de Justin cortó nuestro abrazo. Ambos lo miramos y su mirada estaba clavada en Nate.

-Adiós, Nate. -lo abrazo nuevamente ignorando a Justin. O quizás lo hice a propósito.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora