Capitulo 48. Loco y estúpido amor.

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Comencé a caminar hacia el campus de la U. No sabía para donde correr, estoy tan desorientada y ya realmente no se qué mierda pensar en estos momentos, quiero decir, ¡Que puta locura! Todo lo que está sucediendo es una completa locura.

Simon-el mejor amigo de mi ex o no tan ex novio quien me rompió horriblemente el corazón pero luego de alguna forma lo reparé a mi manera ya que entendí sus razones pero sigo estando dolida y resentida por haberse casi acostado con mi media hermana (aún tengo que saber esa historia) y que también se haya follado a la perra de Charlotte, pero a pesar de todo no puedo evitar amarlo locamente. -, esta enamorado de mi e hizo tonterías perjudicando a su mejor amigo y a mi. Luego está Nicolas o mejor dicho Carter-mi medio hermano quien creí todo este tiempo que era mi amigo y resultó ser hijo de Giovanni, mi padre.-, confesó que está enamorado de mi. Y no olvidemos a Jonathan que después de todo lo que ha sucedido y después de estas cuatro semanas que hemos estado separado el ha vuelto por mi. Días atrás comencé a pensar que él no volvería ni yo tampoco, pero luego me di cuenta que tenia mas cosas en que pensar.

—Eda, espera. —me tomaron del brazo. Ya con ese tono de voz autoritario y ese jalón de brazo me di cuenta automáticamente de quien se trataba— Por favor. —suplicó.

—Te dije que no me siguieras, Jonathan. —murmuro. Me di media vuelta y él me estaba mirando con esos ojos de súplica y tristeza. ¿Cómo resistirme?— ¿Qué quieres? —pregunto sin ganas.

—Recuperarte, creí que era obvio. —dijo gruñón— Escucha, se que soy un idiota.

—Lo eres. —me cruzo de brazos entonces él sonríe.

—Pero sabes que mi intención no es hacerte daño, te amo y sólo quiero protegerte. —otra vez ese tono de voz. Joder.

—Lo sé.

¿Por qué me puede tanto este hombre?

—¿Has pensado? —baja sus brazos y comienza a jugar con un cigarillo que saca de su bolsillo.

—¿Desde cuando fumas? —frunzo el ceño mirando el cigarro en su mano.

—Siempre he fumado, pero últimamente he fumado más que de costumbre. Me saca la ansiedad y el estrés de no tenerte. —ruedo los ojos y él vuelve a sonreír.

—Excusas, Jonathan. —el se encoge de hombros y guarda el cigarro— Si, he pensado muchísimo. ¿Tú has pensado?

—Si, he pensado mucho. Y lo único que me distraía de pensar más y más era hacer mi jodido trabajo. —pasa una de sus manos por su nuca— No necesito pensar para entender que te amo, Eda, y que no importa lo que pase, ni lo que tu decidas, no volveré a perderte. —sonríe tomando una de mis manos— Sé que estoy jodido y que soy un idiota celoso, pero me vuelves loco, Eda.

No quería sonreír como una idiota feliz, porque a pesar de que tomarnos un tiempo fue mi decisión este mes se ha hecho eterno sin él. Cada día que pasaba lo extrañaba más y más y el enojo se iba disminuyendo a medida que notaba cuando más lo amaba y extrañaba. Al parecer no puedo estar sin él. Aunque eso no sea una novedad.
Jonathan ne hace feliz y eso es lo que cuenta, como también se que me ama a pesar de que a veces pede ser muy idiota y toma malas decisiones también lo amo.

Pero creo que sería divertido jugar con él un poco. Se lo merece, ¿No?

Saco mi mano de su agarre y me alejo sólo un poquito para asustarlo. Mi rostro cambia al instante y pasa a ser serio.

—También he pensado. —mi mirada es lamentable. Mi diosa interior ríe.— He pensado en todo lo que ha pasado y no se si pueda seguir con esto. —estoy haciendo un gran esfuerzo para no reírme como tonta. Su cara se puso pálida y blanca como la leche.— Eres un idiota y no puedo seguir con una persona como tú. —creo que estoy siendo demasiado dura. Pero su cara es realmente terrible que me lo quiero comer a besos.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora