Capítulo 36. Desaparecido.

1.7K 102 2
                                    

La noche había llegado. Aún seguía sentada en el pórtico de la mansión de Jonathan. Había sangre exparsida por todos lados, aparte de la de Zafiro los hombres de Amanda mataron a los de Jonathan.

El cielo estaba gris y oscuro, parecía que iba a llover en cualquier momento, la lluvia borrará los rastros de sangre, pero no borrará lo que siento en este momento. Zafiro murió por causa mía y ahora se que tengo una madre que también es la causante de su muerte, el accidente de Jonathan y la causante de todo mi sufrimiento en este momento y en todo momento.

No se cuanto tiempo había pasado, pero sabía que había pasado un buen rato desde que estoy allí sentada. Quise poner mis pensamientos en orden y tratar de analizar todo lo que me está sucediendo, o comenzó a suceder desde que conocí a Jonathan. Amanda es mi madre biológica y después de diecinueve años me entero de que mi madre jamas murió, si no que nos abandonó, la pregunta es: ¿Yo era la única que sabía eso?
Quizás no querían decirme para no herirme, pero ¿Qué caso tenía mentirme?

Jonathan aún no llega y mis preocupaciones aumentan. Necesito tanto de él en estos momentos. Necesito estar entre sus brazos y que me facilite todo esto, se que él tendrá algo bueno para decirme.

Pero no llega.

Entro a la mansión buscando mi móvil por algún lado, solamente espero que él haya llevado el suyo. Debimos comprarle otro ya que Amanda se apoderó del suyo. Busqué entre mis contactos el número de Justin y marqué.

Buzón de voz.

Joder. Marco a Simon, quizás él está allí.

—Eda... —contesta algo extraño.

—¿Jonathan está contigo? —pregunto antes que nada. Veo en el reloj de la pared de la cocina que son las nueve p.m y él aún no vuelve.

No, él no está aquí, ¿Por qué?— aún seguía notandolo extraño. Su tono de voz no era el mismo.

—Pues se ha ido hoy temprano y aún no aparece y aquí han sucedido muchas cosas. —un nudo se formó en mi garganta al recordar a Zafiro. Paso mi mano libre por mi pelo tirandolo hacia atras y me doy cuenta que tengo la mano llena de sangre seca.

¿Secedió algo? ¿Tú estás bien? —ahora sonaba más preocupado. Me apoyo sobre el mesón de la cocina y expulso un cansado suspiro para tratar de reprimir ese nudo.

Zafiro murió. —solté— La cazadora estuvo aquí y lo mató, Simon. —iba a omitir la confesión de Zafiro aún.

¿Zafiro? Joder. —se oían voces desde el otro lado de la linea. Al parecer los demás están con él— Eda. —se oye un pesado suspiro— Creo que debes venir aquí, mandaremos a Bran a que pase por ti.

¿Está todo bien? ¿Jonathan apareció?

—No, él no está aquí eso lo veremos cuando llegues.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora