Capítulo 54. Vendetta.

1.8K 105 17
                                    

Mi corazón comenzó a latir con fuerza, sin parar, como si estuviera corriendo una maratón. Mi respiración estaba entrecortada y trataba de que el oxígeno llegara a mis pulmones porque sentían como si hace días no respiraban.
Tomé una gran bocanada se aire, pero mia ojos aún estaban cerrados y sentía frío, mucho frío. Mis sentidos comenzaban a despertar, mis manos, las sentía frías y húmedas, todo se sentía de esa forma.

Comencé a tratar de abrir mis ojos pero aún no tenía las fuerzas suficientes, pero lograba parpadear aunque aún veía todo oscuro. Sentía un asqueroso olor por todas partes.
Cuando abro mis ojos noto que estoy acostada en un piso frío y que estoy mojada, pero mi ropa está puesta aunque toda empapada. Intenté levantarme pero aún estoy débil y mi cuerpo no se ha despertado del todo, al igual que mi cerebro quien quiere comprender (sin que mis neuronas exploten) qué mierda pasó.

Pasos. Oía pasos por toda la habitación, pero está a oscuras y no veo nada en lo absoluto. Se oye desde lejos, casi como a muchos metros, pero no creo que sea tan lejos. Mis sentidos aún están aturididos, seguro es eso.

La voz de alguien me alarmó. No se quién, como dije mis oídos no perciben bien el sonido, aún.
Pude levantarme al fin, apoyando mis manos sobre el frío suelo. Por más que intentaba observar todo estaba oscuro y era lo único que podía ver, la oscuridad.

—Has despertado. —dice esa voz. Esa voz con un asento raro y que estoy segura que reconozco— El balde de agua fue exagerado pero no lograbamos despertarte.

—¿Quién mierda eres? —logro decir. Algo ronca y débil, pero se entendió.

—Me conoces bien, Eda O'Brien. —ríe. Y de a poco voy escuchando y tratando de reconocer esa voz.— Muy bien.

—¿A-Anthony? —tartamudeo.

Entonces las luces del lugar se encendieron. Cerre mis ojos ya que la luz quemaba luego de estar tanto tiempo alejada de ella.
Gemí por el dolor y mis ojos lagrimearon al instante.

Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz parpadee para poder ver mejor y lo vi, parado frente a mi con un traje azul y una cubeta negra en su mano. Él me había arrojado agua para despertarme.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué haces esto? —lamí mis labios y hablé rápido. Mis nervios estaban a flote y mi corazón bombeaba con rapidez.

Él ríe.

—¿Qué te he hecho? —le grito desde lo más profundo de mi garganta. Este frunce el ceño y se inclina un poco hacia mi.

—No me gustan las mentiras. — masculla— Tu madre mató a mi hermana y ahora tú pagarás las concecuencias.

Mis ojos se abrieron como platos.

—Oh, ¿Sorprendida? —sonríe y se endereza— Lasciateli venire Becker e ragazze! —grita. Mis ojos se abren como platos al escuchar "Becker".

Las gigantes puertas se abrieron y tres hombrez entraron, dos sostenían a Jonathan que intentaba ser liberado y el otro traía a Gracie quien tenía las manos atadas y sus hermosos ojos cubiertos de lágrimas.

—¿Qu-qué—no podía siquiera hablar. Mis ojos fueron directo a Gracie y poder comprobar si está herida pero sólo se ve asustada. La arrojaron a donde estoy tirada y luego a Jonathan.

—¿Estás bien? —junta su frente con la mía, como puede, y cierra sus ojos. Luego ambos miramos a Gracie que está sollozando a pesar de que tiene la boca cubierta con una venda. — Cariño, ¿Estás bien? —ella asiente y Jonathan suspira.

—Liberare le mani! —Grita y uno de sus hombres saca una navaja de su bolsillo, me alarmo al instante cuando se acerca a Jonathan pero entonces veo que solamente corta la soga que sostienen sus manos, al igual que lo hace conmigo y Gracie, quien también le sacan el pañuelo que cubre su boca.
Ella se abalanza a Jonathan y lo abraza, él la sostiene con un brazo y con el otro me abraza por la cintura besando mi frente.—¡Ow! —se oyen unos aplausos.— Que encantadora imagen de la familia feliz, lástima que tenga que acabar pronto.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora