Capítulo 67. La historia acaba.

1.7K 99 10
                                    

No se cuanto tiempo he estado aquí, sólo se que se sienten años. Creo que han pasado dos o tres días, no estoy muy segura. He visto salir el sol y anochecerse por la pequeña ventana, pero no he contado cuantas veces, sólo se que fueron algunas.

Me alimentan con pan y agua, no es nada y el pan siempre está seco, pero eso no importa, cuando hay hambre ese pan es la gloria misma.

Como dije el jodido foco se quemó así que la única luz que veo es la del sol y la luna, o más o menos lo que logra pasar por esa pequeña ventana.

Lloro todas las noches pensando en cuanto tiempo más aguantaré aquí y me lamento no haber perdonado a Jonathan o no haber abrazado lo suficiente a Gracie. Extraño a Candice y recuerdo todas las veces que los chicos me han hecho reír. Recuerdo a Will y Wanda aconcejandome y eso me lleva a recordar a Sussan y Patrick, quienes no saben que su hija adoptiva está encerrada en el sótano de algún lugar esperando morir ya que no le queda otra.
He intentado escapar pero nada funciona, además por el hecho de que no veo nada. La puerta a parte de estar cerrada con llave tiene más cosas detrás. Hay una abertura por la que me pasan comida y agua, pero nada más. Veo la luz que proviene desde afuera y algunos hombres hablando en italiano que cuidan mi puerta, pero es lo único.

El lugar apesta y de vez en cuando escucho el sonido de las ratas caminando por los ductos. La humedad es terrible y comienzo a oler pésimo, hasta mi aliento es pura mierda. Mis ojos ya arden de todo lo que lloro, porque no soporto ni un día más.

A veces me pregunto si Jona me está buscando o piensa siquiera en mi, pero no lo sé, no quiero mentirme a mi misma con cosas así sabiendo que no se si lo volveré a ver.

Estoy apoyada en la sucia pared y nuestra canción comienza a sonar en mi cabeza, y suspiro.

Podría estar despierto sólo para oírte respirar,
mirar tu sonrisa mientras estás dormida,
mientras estás lejos y soñando...

Comienzo a recordar cuando estábamos sentados en el asiento tracero de su coche con una manta cerca de la playa de Santa Mónica y comenzó a sonar en la radio. Él me miró con la más hermosa sonrisa que he visto y me besó los labios, al separarse de mi volvió a sonreír y me dijo que cada vez que oía esa canción pensaba en mi.

...podría gastar mi vida en esta dulce rendición,
podría estar perdido en este momento para siempre,
en dónde cada momento gastado contigo, es un momento que atesoro.

Porque todo era cierto y que al verme a los ojos se daba cuenta de que no podía vivir sin mi, que yo era la mujer de su vida.

No quiero cerrar los ojos,
no quiero caer dormido,
porque te echaría de menos cariño,
y no quiero perderme una sola cosa,
porque incluso cuando sueño contigo,
el sueño más dulce nunca evitaría
que todavía te echara de menos, cariño,
y no quiero perderme una sola cosa.

Sollozo. Recuerdo que le dije con los ojos cubiertos de lágrimas que él era mi vida mientras la voz de Steven Tyler sonaba en los altavoces del coche. Las estrellas estaban sobre nosotros y el clima era perfecto, de hecho, todo lo era.

Luego comenzó a cantarme.

Recostado cerca de ti,
sintiendo los latidos de tu corazón,
y me pregunto qué estarás soñando,
me pregunto si es a mí a quien estás viendo,
entonces beso tus ojos y
doy gracias a Dios porque estamos juntos.
Y solo quiero estar contigo,
en este momento, para siempre, para siempre jamás.

Dijo que esa sería nuestra canción y que cada vez que la oiga piense en él.

Toqué mi collar y lo saqué de mi cuello, comencé a observar su nombre grabado en él y lo toqué con la yema de mis dedos. Me di cuenta de una cosa.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora