Capítulo 56. Culo gordo.

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Jonathan se fue, no me dijo a que parte de Italia iría, simplemente se fue. Acepté y decidí no seguir preguntando ya que no quería que lo de hace un rato vuelva a suceder.

Pero no podía evitar tener un mal presentimiento como si algo fuera a ocurrir o en realidad algo malo.

—Hey, ¿Como estás? —Candice acaricia mi espalda. Me había encontrado.

Luego de que Gracie se durmió y Jonathan se fue decidí esconderme en el jardín por un rato a pensar. La noche está hermosa y creí que aquí podía estar tranquila.

—Siempre me encuentras. —sonrío mientras ella se sienta a mi lado en el césped.

—Si, aunque siempre has tenido buen ojo para ocultarte en buenos sitios. —ambas reímos. Entonces recuerdo mi infancia, nuestra infancia, mejor dicho, cuando Candice, Eric y Greg (uno de los mejores amigos de Eric) jugábamos al escondite. Nunca podían hallarme, siempre era la que mejor se ocultaba.

—Eric siempre decía eso. —suspiro recordando a mi hermano.

—Lo sé. —entonces ríe y la miro extraña— ¿Recuerdas ese verano que te hemos buscado por dos horas y resulta que estabas oculta detrás del jardín de la señora Fermiga? —entonces ambas reímos. Si, lo recuerdo perfectamente, esa tarde al salir el perro chihuahua de la señora Fermiga me persiguió hasta mi casa ladrando, aunque parecía una rata.
Candice se quedó en silencio un momento y dijo: —Tengo una idea. Miestras Jonathan está de viaje podríamos irnos a San Francisco, ¿Qué te parece? —me mira muy emocionada— Visitaremos a nuestros padres, y además mamá está muy emocionada por conocer a Gracie y lo sabes, iríamos en mi coche, sólo nosotras tres, ¿Qué dices?

Y no me parece en absoluto mala idea. Ya que al parecer he dejado la Universidad y Jonathan esta fuera del país, me parece más que perfecto visitar a Sussan y Patrick, además de que están ansiosos por conocer a Gracie.

—Creo que es una excelente idea, Can. —le sonrío y ella chilla de emoción.

—¡Yey! Prepararé mis cosas y le diré a Brad, saldremos mañana por la tarde.

Se levantó y corrió de nuevo a la mansión. Y suspiré. Creo que va a ser bueno otro ambiente para Gracie, además eso hará que no piense tanto en Jona, al igual que yo.

Cuando entré a la mansión oí que Candice y Brad estaban discutiendo, entonces ella pasa por mi lado y antes de que entre a la habitación se detiene y me mira.

—¡Es un cabezota! —y cierra de un portazo la puerta. Oigo pasos y veo que Brad sube las escaleras.

—¡Tu mejor amiga es la mujer más terca que conozco! —me grita como si fuera mi culpa. Entonces camina y cuando intenta abrir la puerta de la habitación que comparte con Candice está cerrada. Ella le había cerrado la puerta con traba— ¡Candice Bowen! —grita golpeando la puerta una y otra vez— ¡Abreme, joder!

—¡Ve a dormir con tu abuela, capullo! —le grita ella desde dentro.

Caminé hacia mi habitación para evitar el drama y me encerré allí. Explulso un largo suspiro al darme cuenta que hoy dormiré sola sin Jonathan, sin sus brazos abrigandome ni su aliento rozando mi piel. Es terrible y triste, pero no sería la primera vez. Mis peores noches fueron cuando conocí a Jonathan y luego desapareció por días, recuerdo que no podía dejar de pensar en él. También cuando tuvo ese horrible accidente, o mejor dicho, le peovocaron ese horrible accidente y quedó en coma unos cuantos días, recuerdo que creí que no volvería a oir su voz ni ver esos ojos miel que tanto amo. O peor fue el día en que desapareció por más de dos semanas y no volví a saber más nada de él, en fin, hay más, pero no quiero seguir recordando las horribles noches que pasé lejos de Justin, porque me deprimiré, y nadie quiere volver a tener una Eda deprimida en casa.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora