Luego de darme una larga ducha analicé todo lo que había sucedido y como el destino me llevó a caer en los brazos de Jonathan en el instante en que me mudé a Santa Mónica. Si me pongo a pensar no se si todo fue bueno o malo, después de haber arriesgado mi vida mil veces por él aún así prefirió ir tras ella.
La pena no se me quita, ni siquiera pregunté donde está, pero las miradas apenadas de todo me lo dijeron. Él no volverá.
Entré a la habitación de Gracie luego de ponerme algo cómodo para estar, aunque aún siento el terrible olor de ese asqueroso sótano.
Ella está descansando abrazada a Barry, entonces la observo mientras duerme tranquilamente y me pregunto cómo hubiera sido su vida si la hubiéramos llevado a una casa hogar. No quiero ni imaginarlo.Cerré mis ojos un momento y me tumbe junto a ella mientras acariciaba su cabello castaño.
—Lo siento tanto, cariño. —murmuro para no despertarla.
Luego de un rato apagué la lámpara y salí de su habitación encontrándome con Candice, quien me estaba esperando desde hace un rato.
—¿Todo bien? —le pregunto al ver su rostro. Se ve preocupada.
—Tú ¿Cómo estás? —muerde su labio.
—Estoy... Como puedo. —digo. ¿Para qué mentirle?
—Si. —baja su cabeza.
—Ya, dímelo. —me cruzo de brazos. Se que me quiere decir algo y no sabe cómo, ya la conozco.
—Él no volverá, Eda. —suelta.
Tragué saliva. Lo sabía, o quizás simplemente lo imaginaba. Ahora veo que es duro.
—Lo imaginé. —traté de ocultar que vea como mi corazón se rompe en millones de pedazos.
—Él simplemente se fue de aquí, pero antes de eso habló con los chicos y les pidió que te cuidaran. —veo como sus ojos comienzan a mojarse— Cogió sus cosas y —ella se detuvo cuando yo comencé a asentir.
—¿Al menos se despidió de Gracie? —miro hacia otro lado intentando tragar el gran nudo que se había formado en mi garganta.
—Si, si se despidió. No quiso estar aquí cuando tú llegaras. —se acerca a mi de pronto y me da un fuerte abrazo. Intento no llorar pero casi se me hace imposible.
Ni siquiera quise preguntar por qué. Jonathan ya me dejó muy claro que es un jodido cobarde, pero pensé que al menos se despediria. Al menos.
—Debo ir a-a hablar con Will. —intento sonreirle y salgo de allí antes de que comience a sollozar como una niña.
Bajé a la oficina de Will y al entrar todos se quedaron en silencio. Will, Troy, Kevin, Brad y Simon, me miraron un momento y bajaron la cabeza.
—Eda. —dice Will.
—¿Qué pasa aquí? —pregunto entrando a la oficina.
—Díselo, papá. —le dice Simon a Will.
Este se rasca el cuero cabelludo un momento y entonces pone su mano sobre la pantalla de su Mac y la gira.
Mis pulmones casi se quedan sin aire y mi corazón estaba a punto de salir de mi cuerpo. No se como no me he desmayado.—¿Qué-Qué es esto? —me acerco a la computadora y veo bien la fotografía que me están enseñando— ¿Cómo...?
—Entonces es cierto. —murmura Troy. Lo miro aterrada y sin entender ni mierda de lo qué está pasando.
—¿Qué es cierto? ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué hay una foto de Eric? —mi voz temblaba al igual que mi cuerpo entero y nadie me estaba dando respuestas.— Will, ¿Qué es esto?
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Santa Mónica. - Libro 1.
Storie d'amoreUna joya. Sí, ella era una joya para él, pero no se trataba de eso. Él se enamoró como nunca imaginó, descubrió lo que es sacrificarse por alguien más, alguien a quien amas. Ella creyó en él, sintió y lo amó como nunca había hecho, como nunca había...