Jonathan me lanza a Gracie sin previo aviso y ella grita con desesperación por miedo, mirando hacia abajo, pero la atrapo, por suerte. Ambas caemos al piso muy seco y con una fuerza inmensa.
-¿Estás bien? -le pregunto dándole un fuerte abrazo. Ella asiente rapidamente pero no dice nada ya que aún está en shock.
Los disparos comenzaron cuando Jonathan saltó. Gracie y yo nos corrimos y el aterrizó de la misma manera, pero en vez de quedar atontado como yo se levantó rápidamente levantado a Gracie y tomando mi mano comenzamos a correr lejos de las balas que cada vez chocaban más cerca nuestro. Jonathan abrió la puerta de la azotea de una patada y esta se abrió, comenzamos a correr y correr bajando las escaleras de servicio del edificio. Pero estabamos en una encrucijada y no teníamos más opciones. Él se detuvo con Gracie en brazos y sin soltar mi mano a pensar.
-Vamos. -me jaló y comenzamos a correr por uno de los pasillos que por lo que veo va a la puerta de emergencia del edificio.- Saldremos por aquí.- golpeó la puerta que teníamos en frente y nos dio camino al estacionamiento del edificio.
-¡Oh, Dios mío! -cubro mi boca al ver el brazo de Jonathan. Al parecer una bala había rozado su brazo y parece que está muy mal. Su brazo izquierdo está repleto de sangre. -Jona tu brazo.
-Estoy bien, no es nada nuevo. -mira su brazo herido. Entonces tomo el borde de mi vestido y lo arranco para poder envolver su brazo y hacerle un torniquete.- Gracias, nena. -besa mi cabeza.- ¿Ustedes están bien? -nos inspecciona y mira mis rodillas raspadas, mis brazos marcados y mi vestido un poco destrozado por la caída. Niega rápidamente con la cabeza. Gracie está bien ya que cayó sobre mi.
-Estamos bien. -le sonrío sinceramente. Aunque me duela todo el cuerpo y mi labio sangre. Además estoy segura que tendré grandes moratones.
-Intenta abrir alguno, saben que estamos aquí y no tenemos mucho tiempo. -me dice apuntando a los coches.
Asiento rápidamente y corro en busca de algún coche que podamos usar cuando veo desde lejos un descapotable rojo.
-¡Jonathan! -grito y este rápidamente aparece con Gracie aún en sus brazos.
-Perfecto, sube. -me dice y le hago caso. El deja a Gracie atrás mientras el sube intentando encender el coche con los cables que cortó.
La puerta de emergencia se abrió de golpe y dos hombres armados aparecieron. Jonathan nos indicó que bajemos la cabeza, aún no nos habían visto. Estos comenzaron a hablar algo en italiano mientras que Jonathan seguía sin tener éxito con el coche hasta que de pronto el motor se oyó y los hombres se alarmaron, pero antes de que puedan hacer algo Jona salió a toda velocidad saliendo del estacionamiento.
-Tenemos que perderos, seguramente van a seguirnos.- dice muy agitado mirando por el espejo retrovisor. Era de noche y muy tarde, pero las vocinas y las sirenas de la policía eran lo único que se oía. San Francisco está descierto y no se nos hará fácil despistarlos sin tráfico.
-¿Oiste lo que decían? -le pregunto ya que Jonathan sabe muy bien Italiano.
-No llegué a oír. -contestó sin mirarme. Con recelo asentí y voltee para ver a Gracie que estaba apretando mi mano con fuerza.
-Todo estará bien, cariño. -trato de calmarla y aunque ella asiente se que está aterrada y que sólo lo hace para tranquilizarme a mi.
-Tendremos que seguir a pie, Eda. -me dice estacionando el coche en un callejón oscuro- Necesitamos llamar a los chicos.
Simplemente asiento mientras ambos salimos del coche, tomo a Gracie en mis brazos y ambos corrimos por el oscuro callejón. Gracie estaba pegada a mi y no se soltaba por nada en el mundo, aún sigue muy asustada.
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Santa Mónica. - Libro 1.
RomanceUna joya. Sí, ella era una joya para él, pero no se trataba de eso. Él se enamoró como nunca imaginó, descubrió lo que es sacrificarse por alguien más, alguien a quien amas. Ella creyó en él, sintió y lo amó como nunca había hecho, como nunca había...