Capítulo 26. Zafiro.

2.4K 118 9
                                    

Jonathan había tenido que viajar a Roma ya que había información valiosa de la joya Revival, sí, así se llamaba. Viajó junto con Will, Brad y Troy, mientras que Wanda, Candice y yo nos quedábamos aquí con la seguridad de la casa. Jonathan nos obligó por ordenes de Will y se que también suyas que nos mudemos a la mansión Romanoff al menos unos días más. Así que la noche antes de irse corrimos hacia nuestro departamento a buscar las cosas necesarias para permanecer esos días allí.

Estábamos sentadas tomando café en el jardín, mientras Wanda charlaba con Amelie dentro en la cocina. Era temprano en la mañana y el día estaba hermoso.

—¡¿Te has besado con él?! —pregunto sorprendida ante la confesión de mi mejor amiga. Candice se puso como roja y comenzó a reír desaforada.— ¿Cómo no me lo has dicho? —goleo su hombro y le arrojo un pedazo de dona.

—¡Lo siento! —ríe mientras se sostiene el vientre de la risa— Sólo sucedió. Fue el día antes de que se fueran a Roma.

—¡Eso fue hace dos días, Bowen!— le grito nuevamente.

—¡Lo sé! —sonríe— Él —muerde su labio—, se acercó y tomó mi rostro con sus manos. —mira a la nada como si estuviera recordando el momento— Me susurró que tendría que haberlo elegido a él y que por eso está muy molesto conmigo.

—¡Lo sabía! —abro mis ojos gigante— ¡Te lo he dicho!

—Eda, a penas os conozco, no iba a elegir entre ninguno de los dos. —rueda los ojos— En fin —suspira—. Él me sonrió y joder, ¡Qué sonrisa tío! —ambas reímos—. Y luego me besó y digamos que no pude resistirme y también lo besé. No me arrepiento realmente.

—Te gusta, lo sabía. —levanto ambas cejas y asiento. Lo sabía.

—¡Ya! —ríe— ¡Me has pillado!

—Conociendo a tíos como él, sabe que gustas de él, por eso hace esas cosas. —digo pensando en Jonathan. Cuando saben que están comibles al nivel de llegar a cometer canibalismo hacen lo posible para torturarte y caer a sus malditos pies.

Un ruido espantoso se oyó desde la cocina, parecían disparos.
Candice y yo nos levantamos y corrimos a ver que sucedía. Los hombres de Jonathan corrían por doquier. Busqué a Wanda con mi mirada pero no la encontré. Uno de los hombres de Will nos encontró y nos tomó a ambas del brazo para llevarnos arriba.

—¿Qué cojones sucede? —pregunto desesperada. Él me mira algo asustado y frustrado y me jala más del brazo.

—Están bombardeando la casa, señorita. —nos conduce por la escalera.

—¿Y Wanda? —pregunto abriendo bien mis ojos.

—Aún no la encontramos, señorita. Lo importante es que usted y su amiga estén a salvo. —jalo de su agarre y me suelto rápidamente. Debo buscar a Wanda, ella puede estar en peligro.

—¡Eda! —escucho el grito de mi mejor amiga pero la ignoro y corro por toda la mansión buscando a Wanda. Llego a la biblioteca y veo que está toda destruida, los libros están todos revueltos y llenos de polvo. No pude evitar toser por el polvo que entró en mis pulmones, un gran agujero iluminaba toda la sala. De un momento a otro oigo a alguien toser. Veo todos los escombros en el piso y noto que algo se mueve débilmente.

—¿Wanda? —pregunto tapando mi boca con una de mis manos y con la otra remuevo todos los escombros en el piso. Veo una mano y me alarmo al ver que en ella hay un anillo. Es Wanda. Reconozco el anillo de bodas— ¿Wanda?— remuevo más los escombros desesperada ya que nos estruendos y los ruidos de balas volar se escuchaban más.

Saco un gran pedazo de madera y veo su cabello moreno y corto. Estaba llena de polvo y un poco inconsciente.

—¡Ayuda!— grito desesperada. Podía levantarla, pero al menos necesito de una persona más. La siento y veo que trata de abrir los ojos mientras tose. Agua, necesito darle agua —¡Ayuda!— grito nuevamente. Pero parece que fue una mala idea. Un hombre que pasa por allí sonríe al verme. No es uno de los hombres de Romanoff. Está vestido con una camisa de Ac/Dc y unos jeans, al parecer no tiene arma por lo que veo, pero me lleva dos cabezas más.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora