Capítulo 30. Cacciatrice.

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Aún no puedo creer que estamos en Italia. Nápoles es hermoso aunque creí que no era buena idea venir, ya que aquí es donde Jonathan conoció a Anastasia. Pero el insistió.

Estaba vestida con una falda de animal print hasta los tobillos con un gran tajo al costado y una camiseta negra con el logo de Nike atada, mis gafas de sol y por supuesto las zapatillas. Cómoda siempre.

Jonathan prometió que en cuanto consigamos la información que necesitamos los chicos y Romanoff se encargarían de todo y él me llevaría a conocer Nápoles como una pareja normal. Le dije que no era necesario, pero ¿Qué más da? Él insistió. También dijo que me llevaría a comer Spaghetti alle vongole, no se qué es, pero suena delicioso y las pastas me encantan. Y estoy muy emocionada por conocer la Catedral de Nápoles y otros lugares turísticos, pero se que no tenemos mucho tiempo así que sólo disfrutaré lo que pueda.

—¿Dónde nos encontraremos con Anthony?— pregunto mientras observo las hermosas calles de Nápoles.

—En su casa, está cerca de aquí. —dice él mirando por la ventana algo nervioso.
Volteo a ver a Candice y ella tenía una mirada de felicidad instalada en ella. En verdad siempre fue nuestro sueño viajar juntas, tal vez no así, pero es casi lo mismo.
Jonathan conducía serio y muy concentrado así que decidí no molestarlo más.

Larry miraba Brad y Candice con cara de asco. Me dio mucha gracia ver su expresión así que no pude evitar mi risa tonta. Jonathan me miró de reojo y pude ver que quería sonreír, pero seguía serio. Simplemente lo dejé estar.

—Llegamos. —anuncia. Miré por la ventana y pude ver una casa algo extraña, cuadrada y con un aire rústico y antiguo. Me gusta.
Bajamos del coche y pudimos ver como Troy, Kevin y dos hombres más estacionaban el coche detrás nuestro. Will estaba en otra parte de la ciudad con Wanda y Simon haciendo otros negocios, nosotros nos encargaríamos del resto.

Gracias al cielo que Zafiro me llamó diciendo que Anthony nos estaba esperando con una taza de té y Sfogliatelles, cosa que no se qué es.

Golpeamos la enorme puerta de madera y unos minutos después una mujer nos atendió. Por lo que Jonathan me explicó es su hermana Isabella De Luca. Muy hermosa y con unos lindos ojos verdes. Al parecer tenía unos cuarenta años, pero se veía bastante bien.

—Mio fratello sta aspettando in giardino.— nos deja entrar a todos y nos dirige por la casa hacia el pequeño jardín que se encontraba en la parte tercera del lugar. Aunque no entendí un carajo lo que quiso decir Jonathan sí y la siguió.

El lugar era verde, exageradamente verde y cubierto de toda clase de flores hermosas y silvestres. Realmente hermoso. Un hombre de aspecto formal y muy anticuado estaba sentado sobre una silla de madera con una almohadilla de color rojo. También había una mesa también de madera al igual que la silla con un centro de cristal muy hermoso y delicado. Sobre ella habían algunas tazas y una linda tetera con diseño floral.

—Eccoli, fratello.— dice la mujer. Pero nuevamente no se lo que dijo. Joder, tengo que aprender Italiano.

—Grazie mio bel fiore.— dice en una voz muy suave mientras volteaba su mirada a ella. Sus ojos eran de un verde prendido al igual que los de su hermana.

—Niente, fratello.— asiente educadamente y nos mira.— Sarò in cucina. Con il permesso.

—Grazie, Isabella.— le dice Jonathan amablemente. Eso si lo entendí. Ni que fuera tan ignorante.

—Benvenuti a casa mia.— sonríe este tal Anthony mientras se levanta para recibirnos.— Disculpen si mi español no es muy, eh, bueno.— dice con una gran sonrisa mostrando sus blancos dientes. Se acerca Jonathan y estrecha su mano.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora